Los padres de una menor que padece anorexia demandan a los especialistas por no utilizar el protocolo antisuicidio ante las señales de alarma de su hija
Rafael y María Dolores perdieron a su hija hace cinco meses, dos días antes de que cumpliera 17 años. Se suicidó después de luchar contra la anorexia durante dos años. Creen que podría haberse evitado si hubiera recibido la atención que merecía, especialmente en los últimos meses cuando comenzó a mostrar conductas suicidas.
Por eso demandaron a la psicóloga y psiquiatra del servicio de salud mental del Hospital de Requena. A los dos los acusan de homicidio culposo por «falta de intervención profesional en el trato de Isabel» y de «negligencia y temeridad absolutas» al tener conocimiento de las intenciones suicidas de los menores.
La denuncia fue interpuesta el pasado 19 de julio cuando tuvieron acceso a la historia clínica de su hija y no la han hecho pública hasta el momento y están a la espera de que la administración, hospital y Ministerio de Salud respondan a la denuncia o al menos abran una investigación. También presentaron denuncia ante el Cuartel de la Guardia Civil, de la que desconocen.
“Es escandaloso que estas dos personas sigan con su labor cuando en el psiquiátrico de Requena se han producido dos suicidios en un mes, el de mi hija y el de otro paciente. Parece que son intocables”, lamenta el padre Rafael Martínez.
La denuncia contiene los informes, firmados por los propios especialistas, que, según los querellantes, demuestran que «las señales de alarma verbales y no verbales eran tan claras y constantes que era imprescindible tomar medidas preventivas y de cuidado», según consta en incluso el plan de prevención del suicidio de la Conselleria.
De hecho, la propia Isabel le confesó al psiquiatra tres días antes de su suicidio que había contemplado suicidarse saltando desde un balcón del segundo piso de su casa, lo que finalmente hizo.
La menor informó al psiquiatra de su plan suicida tres días antes de que llegara a buen puerto
Según la denuncia, el 25 de mayo de 2022, en la conversación que tuvo la paciente con la psiquiatra, la paciente le dijo que “desde hace dos semanas está de peor humor, con muchos pensamientos de muerte y deseos de desaparecer, con pistas elaboran un plan de suicidio concreto».
Manejo de pastillas y autolesiones
Entonces él le dice que consideró tomar medicamentos, lo cual hizo, pero que no logró su objetivo y que fue una experiencia incómoda. Tomó 11 antidepresivos. También que pensó en tirarse por el balcón, pero como vive en un segundo, «sabe que puede hacer mucho daño y no debo morir en el intento». También le dice que se cortó el antebrazo, que le dijeron «cómo morir correctamente, pero que de momento no se atrevía».
La madre expresa el gran peligro de no poder supervisarlos las 24 horas del día y muestra su miedo «por la impulsividad del menor y los deseos de muerte expresados y reiterados» sin hacer nada.
En cuanto a la otra especialista, la psicóloga, también le dijeron que Isabel había comenzado a autolesionarse con laceraciones en los brazos, pero ella «se mostró indiferente a no utilizar los protocolos ante esa señal de riesgo».
Asimismo, tras su alta en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UCTA) del Hospital La Fe de Valencia, donde Isabel permaneció 11 días, Isabel fue derivada a la Unidad de Salud Mental del Hospital de Requena para seguimiento, argumenta la psicóloga «esto no se le pudo exigir tratamiento dado que Isabel ya estaba en tratamiento de seguimiento en La Fe”.
Además, esta médica especialista les dijo a los padres que “desconocía por completo las recomendaciones, la capacitación y la información brindada por la UTCA” e incluso atribuyó la enfermedad de Isabel “al mal ambiente en el ámbito familiar, entre otras cosas” y que “ Isabel solo quería llamar la atención».
recogida de firmas
Los padres cuentan con el apoyo del Síndic de Greuges y del Defensor del Paciente y han lanzado una campaña paralela a la causa judicial para exigir más recursos. A través de la plataforma change.org están recogiendo firmas, tienen más de 71.000, para exigir a la Generalitat que ponga en marcha una unidad especial para pacientes con anorexia. “No me van a devolver a mi hija, pero esta es la única manera de evitar que vuelva a suceder”, dice el padre.
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