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Comunidad: El gobierno pone en exhibición pública el proyecto de extracción de sedimentos para su disposición en una treintena de bancos de arena | Solo la creación de arrecifes artificiales puede garantizar el éxito de la regeneración de las playas valencianas

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Imagen de la playa de El Saler donde el objetivo es restaurar la costa de 1965 / Damián Torres

El gobierno exhibe públicamente el proyecto de extracción de sedimentos para verter en una treintena de bancos de arena en la costa de la comunidad

Más de diez años después de planificar el proyecto, el Ministerio de Transición Ecológica del Gobierno de España ha dado el empujón definitivo al proyecto de extracción de arena para llevar a cabo la regeneración de una treintena de playas del litoral valenciano. Una operación que contempla la extracción de sedimentos de una zona a diez kilómetros de la costa de Cullera y que requerirá una inversión de casi 1.250 millones de euros en un plazo de diez años.

La Consejería de Teresa Ribera desbloquea así un plan aprobado en 2010, aunque solo tres años después recibió la Declaración de Impacto Ambiental, documento que caducaría seis años después, ya que en ese momento estaban los lugares donde se llevarían a cabo las obras específicas de regeneración. determinado.

Ahora el Gobierno ha hecho público el proyecto, pero la realidad de la costa, sobre todo por los efectos cada vez más claros del cambio climático -que se incrementará en el futuro -coinciden todos los expertos-, suscitaba grandes dudas sobre la idoneidad de las medidas previstas. otras no se realizan simultáneamente, lo que garantiza que los aportes de sedimentos realizados en los bancos de arena favorecidos puedan resistir los embates de las tormentas oceánicas.

Así lo explica el catedrático de costas de la Universidad Politécnica de Valencia, José Sierra, quien explica que “en el caso de la playa del Saler, se pretende tirar mucha arena para restaurar la costa al año 1965, que yo dudo que sea posible con la cantidad de arena a aportar”.

Sierra, que asegura que sus afirmaciones sobre el arenal del Saler “con las características de cada playa” pueden extenderse al resto de puntos del litoral escogidos para la regeneración. En este sentido, el profesor asegura que “hay un problema muy claro: las tormentas siempre tienen más energía, con lo que hay más capacidad para mover la arena”. Según el experto, esto tiene el efecto de que “la arena a verter es arrastrada suavemente por el flujo de transporte. Así que hoy podemos tener la costa del año 65 y la semana que viene tendremos de nuevo la del 2022”.

Por todas estas razones, Sierra siente que es imperativo «agregar algo que permita que la arena permanezca en la playa por mucho más tiempo y se prepare para el aumento del nivel del mar, que es algo que está ahí». La tarea es compleja. “Hay muchas cosas que se pueden hacer. En El Saler estamos al lado de un parque natural y eso significa que no se debe abusar de escolleras, escolleras y demás; pero puedes ir a algo que he señalado durante bastante tiempo que podría ser una solución, como arrecifes artificiales a poca profundidad que reducirían la energía de las olas y garantizarían que la arena agregada permanecería en la playa por mucho más tiempo. Es algo que se ha puesto sobre la mesa, pero está acorralado.

Asimismo, este tipo de medidas tienen impactos significativos en el ecosistema costero. Una de las grandes preocupaciones de los ecologistas siempre es el posible impacto sobre la posidonia, pero Sierra lamenta que «sería genial poder decir que la alimentación artificial pondrá en peligro la pradera de posidonia de la playa del Saler, pero es que no hay casi ninguna». Solo quedan piezas pequeñas. Por supuesto, si existiera esta pradera, un aporte artificial podría taparla y hacer que entrara en recesión, pero lamentablemente no es así en nuestra costa”.

En cualquier caso, insiste en que resolver los arrecifes artificiales a poca profundidad no solo ayudaría a fijar la arena en su sitio, sino que también “permitiría la recuperación del ecosistema submarino”. No la posidonia, que es muy complicada porque se han hecho muchas pruebas y no hay forma de que se regenere de forma natural, sino el resto de la flora y fauna submarina, algo muy importante porque ayuda a consumir CO2”.

Gran parte de la costa se ve afectada

Un poco más al sur, en la comarca de la Ribera, la zona más afectada por este proyecto es Cullera en su tramo sur. La construcción de los espigones de la desembocadura del Júcar, que fueron ampliados hace años, ya ha provocado pérdidas de arena en varios tramos de costa, donde el mar ataca algunos edificios e incluso inunda los campos en los temporales más fuertes.

Todo ello hace que la arena desaparezca y queden solo unos metros para los bañistas, además de las continuas protestas de los propietarios.

En La Safor, Tavernes es la playa más afectada, donde los recientes temporales en el tramo de La Goleta ya han dejado a raya a las villas en primera línea. En este tramo de costa, las lluvias recientes han destruido los muros de las casas e incluso las puertas de concreto de un lago.

Pero los daños también han llegado a la parte urbana, donde incluso algunos edificios han resultado dañados por la embestida del mar, destrozando zonas comunes y obligando al cierre de piscinas.

La falta de arena en Tavernes ha dejado un escalón de dos metros y algunos edificios han tenido que apuntalarse por miedo a derrumbarse.

En Piles, también, sufren desde hace años la falta de arena. Las tormentas, por pequeñas que sean, se llevan todo el árido y exponen los cimientos del malecón y accesos, donde debido a los baches se requiere un cuidado especial para llegar a la arena.

Por su parte, el Ayuntamiento de Canet d’en Berenguer califica esta medida de «medida correctora» al considerar que «no es una solución definitiva» a la recuperación de su playa, donde se ven afectados entre 300 y 400 metros y donde reina la piedra sobre la arena.

“En cuatro años hemos perdido 34 metros de litoral”, apuntan fuentes municipales, y añaden que “entendemos que es algo temporal y aunque lo necesitamos, creemos que no es una inversión sostenible por el alto coste por resultados”. que no son definitivos”.

«Lo que necesitamos, y esto es lo que hemos presentado en nuestras alegaciones, es un proyecto de ingeniería verde que evite la pérdida de arena y que la arena que se recupera no se vuelva a perder», explican desde un consistorio en el que ya están están trabajando codo con codo con la Universitat Politècnica de València “para saber cuál es la mejor alternativa” y, como ya ha explicado Sierra, apuntar también a la formación de estos arrecifes submarinos.


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