PAMPLONA, 2 de enero (EUROPA PRESS) –
Con “Pamplona no se construyó en un día”, la ciudad ha sacado a relucir una nueva obra de arte urbano que pretende recordar la “vocación educativa” de la ciudad en los espacios públicos. Se trata de un mural de 50 m² y fue realizado por una cincuentena de miembros del colegio secundario del IES Navarra Villoslada y del colegio Nuestra Señora del Huerto. Se encuentra en una zona pasante entre el distrito de Lezkairu y la UPNA: la zona peatonal debajo de la rotonda donde la Calle Tajonar se encuentra con la Avenida de Cataluña.
Los artistas Peio Iglesias y Leire Urbelz dirigieron y coordinaron esta colaboración artística, que se concretó en el muro el 30 de noviembre con motivo del Día de las Ciudades Educadoras 2021 y cuyo proceso creativo se trabajó previamente en sus propios talleres de los Centros Educativos y del Arte Municipal. Escuela Catalina de Oscáriz.
Su contenido, basado en la técnica del collage y plasmado mediante la alternancia de imágenes figurativas en blanco y negro y motivos pop contemporáneos en color, «plantea una reflexión a nivel histórico-artístico sobre la conexión entre el pasado, presente y futuro de la ciudad (arquitectura ), sino también sobre la relación entre paisaje, arquitectura y personas ”, ha declarado el Ayuntamiento de Pamplona en un comunicado.
Además de un aporte para conmemorar el “Día de la Educación Ciudad 2021” y el aporte de una nueva pieza artística para la ciudad, esta iniciativa acercó los procesos e ideas del arte urbano a la comunidad educativa y los incorporó a la creación directa; ha fomentado la convivencia entre alumnos de diferentes centros educativos y redes (públicas / concertadas) y ha incidido en las potencialidades del trabajo colectivo para satisfacer necesidades individuales, como la adquisición de conocimientos a través de debates sobre la historia y la arquitectura de Pamplona.
Pamplona forma parte de la Red de Ciudades Educadoras, ciudades que «promueven una visión integral de la educación a lo largo de la vida, para crear oportunidades educativas entre sus residentes que permitan desarrollar el potencial de todos». Se trata de hacer de la ciudad «un motor de bienestar, convivencia, prosperidad, cohesión social y compromiso».
Según el preámbulo de la Carta de las Ciudades de la Educación, documento con más de dos décadas de historia, “la ciudad de la educación vive en un proceso permanente orientado a construir comunidad y una ciudadanía libre, responsable y solidaria que sea capaz de vivir en la alteridad para vivir juntos «. para resolver pacíficamente sus conflictos y trabajar por el bien común; una ciudadanía consciente de los desafíos que enfrenta la humanidad actualmente y con los conocimientos y habilidades que le permitan asumir la responsabilidad de buscar las soluciones, que el momento histórico que vivimos requiere. . «
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