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Un cuarto de siglo como guardianes del alfabeto en Bétera

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Desfile de Alfabegues en Bétera. / lp

Ramón Asensi recuerda la importancia de trabajar durante el invierno para que la planta sorprenda con su majestuosidad cada 15 de agosto

Es la fiesta más famosa de Bétera, lo que la convierte en protagonista cada 15 de agosto. Un desfile con un olor particular, el de la alfabega, la albahaca. Meses de trabajo se dedican a continuar una tradición centenaria en pleno verano.

Sin embargo, para que este particular viaje se lleve a cabo en plena ola de calor, no se puede menospreciar el trabajo silencioso, tedioso pero necesario que se está realizando ahora, a mediados de enero, con temperaturas sensiblemente más bajas.

Y hablar del abecedario en Bétera es inseparable del hombre que mima cada detalle en el lugar donde crecerá desde la primavera hasta el ansiado mes de agosto.

Ramón Asensi, junto a una de las plantas. /

lp

Ramón Asensi lleva literalmente más de la mitad de su vida cultivando albahaca y respirando su aroma toda su vida. A sus 47 años, en 2023 cumple un cuarto de siglo como responsable de que todo funcione bien y que las plantas impresionen con su imponente presencia año tras año.

Bétera bate el récord con una alfàbega de 3,24 metros

En la memoria de Ramón está la presencia de sus generaciones anteriores: “En mi casa siempre hubo un abecedario. Mi abuela y bisabuela lo cultivaban y mi madre era trabajadora. Cuando era pequeño, mi madre me decía: ‘Sal al patio a regar la Alfabega’”. Y así se inyectó este inofensivo virus que asegura Asensi.

¿Y por qué es importante el invierno para una planta que tarda unos meses en empezar a crecer? Ahora es el momento de recolectar y guardar la semilla. De esta forma, cuando la planta se seca, Ramón suelta la semilla y la congela para que conserve todo su poder germinativo.

Todavía quedan dos meses para que este proceso centenario pueda comenzar. En marzo se limpiará por completo el edificio donde vivirán durante varios meses y se prepararán tanto las nuevas macetas como la nueva tierra. El material del año anterior no se reutiliza por motivos sanitarios, por lo que no se pueden transmitir restos de un posible hongo oculto. Asensi aún recuerda las recientes epidemias que arrasaron la planta.

Este melómano, que no en vano toca tanto la flauta traversa como la dolçaina, sigue el camino de otro vecino importante para la Alfabega de Bétera: «El tío Manolo ‘el morquero’ empezó esta revolución a finales de los años 60 por la planta a dar el paso y alcanzó las medidas actuales de más de dos metros. Era una referencia para todos». ¿tu secreto? Entre otras cosas, un misterioso producto que quería mantener en secreto y que respondía al nombre de «Pomada de Canonet». El «tío Manolo» no dejaba de asombrarse ante los avances actuales, con la posibilidad de correr los riesgos con un teléfono móvil.

“Es un trabajo muy chulo, es una planta que ves crecer, pero a la vez tienes mucha responsabilidad porque tienes miedo de que los hongos la ataquen”, explica Asensi, que ya sueña con la subida de las temperaturas. Encontrar el momento adecuado requerirá que el pronóstico del tiempo indique varios días soleados consecutivos para iniciar otro año durante un cuarto de siglo el proceso dejado atrás por las generaciones anteriores.


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