“Solo se salva la viña. El resto un desastre»

“La viña es lo único que tiene perspectiva. El resto un desastre. Pablo Boullosa es agricultor en Chiva y no tiene problema en definir la primavera para el sector: «Desfavorable, imposible». la mayoría de los efectos negativos suelen ocurrir a finales de verano o principios de otoño, con fuertes lluvias o granizo y en invierno cuando el termómetro ya está bajo cero.

Para este agricultor, que también es delegado de la Unión Valenciana de Agricultores en la ciudad, la lista de perjuicios no es corta debido a la gran cantidad de productos que cultiva.

Las lluvias caídas esta semana fueron “y nunca mejor dicho, lluvia sobre mojado” para poner la peor guinda a toda una ristra de desgracias que se iniciaron en los sorprendentes meses de marzo y abril: “Al campo ya le habían llegado unas condiciones nefastas. . Afectó a todas las floraciones”, explica Boullosa.

Después de un mes y medio, durante el cual la lluvia ocupó la mayor parte de los días, “llegó la helada del 3 de abril”, que significó todo un repunte para la cosecha.

El almendro es uno de los productos más vistos en la zona. Sin embargo, Boullosa se atreve a pronosticar “que no se cosecharán ni diez kilos en todo el trimestre, salvo en una zona donde hay un microclima especial y se ha podido salvar”. Cuando llueve, «simplemente no hay fertilización disponible».

Hablando de otro producto, quedan muchas naranjas en el árbol. Aunque este ganadero está a la espera de visitar una tienda para comprarlos, los ejemplares van cayendo poco a poco cada día que pasa: “El exceso de humedad sigue haciendo daño”.

El cerezo tampoco producirá cantidades significativas. Boullosa tiene 6.300 árboles ofreciendo este apetecible fruto «y apenas pensamos que tenemos para comer» cuando la previsión habitual es «entre 55.000 y 60.000 kilos».

Olvidarse del mal tiempo y pensar en el dinero que obtiene por su producto tampoco ayuda mucho. La previsión de cobrar «entre 9 y 12 céntimos de euro el kilo» es difícil que suene de prisa en un contexto que ya de por sí es complicado para quienes se dedican a este oficio.

Preguntado por las indemnizaciones que recibiría por el mal tiempo que ha afectado a sus campos, ha señalado que estas serán «mínimas» por las condiciones firmadas en el seguro, con penalizaciones y excepciones que no las permiten, lejos de recuperar lo que ha invertido en meses de esfuerzo.

“La única planta que tiene perspectiva es la uva”, dijo, buscando una línea dorada entre las nubes reales y ficticias que afectan al sector. La viña que ahora empieza a brotar se salva, pero dada la mala suerte en 2022, este agricultor cruza los dedos para que no vuelva a haber otra anomalía meteorológica antes del mes de octubre, cuando se vendimia. Sus compañeros de lugares como la Font de la Figuera o Fontanars dels Alforins así lo pueden confirmar.