Ocurrió hace casi veinte años, cuando la crisis anterior, de la que la memoria popular sólo recuerda el episodio de la isla de Perejil. Aunque pocos sabían verlo la verdadera razón también fue el Sáhara Occidental.
Ahora viene el estímulo para majzen para el reconocimiento de Donald Trump (pocos días después de salir de la Casa Blanca) una soberanía que la ONU dice que no existe desde hace 45 años.
En esta ocasión (2002) fueron algunas concesiones petroleras a Francia y Estados Unidos y el apoyo de ambas potencias a un plan de autonomía bajo soberanía marroquí (sin posibilidad de independencia) lo que dio lugar a la reflexión. Mohammed VI que el asunto está resuelto.
Pero José María Aznar se mudó a la ONU para evitarlo. E incluso respondió con concesiones propias de hidrocarburos cerca de Canarias. Como entonces, la delimitación de sus aguas vuelve a estar en el ojo del huracán. Luz Deja Vu.
En otoño de 2001, el embajador de Marruecos, Abdesalam Baraka, fue convocada para consultas por Rabat. Pero pasaron las semanas y no volvió. Josep martilladoEl canciller en ese momento siguió respondiendo a los periodistas que le preguntaban: «Cuando regrese, lo recibiremos con los brazos abiertos».
Pocas personas recuerdan hoy que cuando ocurrió el incidente de Perejil en julio de 2002, hacía más de un semestre desde que nos dejó el embajador en Rabat. No regresó hasta 2003.
Zapatero viajó a Rabat para reunirse con el monarca marroquí, a pesar de contar con el expreso rechazo de Aznar. tendría
Tampoco se recuerda, aunque ahora ha sido criticado Pablo Casado por reunirse con los líderes marroquíes, el líder de la oposición en ese momento José Luis Rodríguez ZapateroHoy el PSOE recuerda su supuesta lealtad durante esta crisis, viajó a Rabat para reunirse con el monarca marroquí. Y eso a pesar del expreso rechazo de Aznar.
O que ese mismo verano en El Escorial, el líder socialista se distanció de la posición oficial española a favor de la autodeterminación en el Sahara (lo mismo que tenía tradicionalmente el PSOE hasta entonces) para apoyar el plan de autonomía auspiciado por Francia y Estados Unidos.
Pero la España de Aznar no ha cambiado de posición, y James BakerEl exsecretario de Estado estadounidense y enviado especial para el Sáhara Occidental tuvo que idear un nuevo plan que, aunque orientado hacia la autonomía, cumple con el derecho internacional y al menos considera la independencia como una posibilidad.
El Frente Polisario aceptó este plan y el Consejo de Seguridad lo aprobó por unanimidad en 2003 como la mejor solución a la disputa. Pero no contó con el apoyo del Marruecos de Mohammed VI. Y que, aunque su antecesor, Hassan II, acordó la autodeterminación pura y dura en 1991 cuando acordó una tregua con el Polisario que duraría tres décadas y no se rompería hasta el 14 de noviembre.
Cuando al año siguiente, 2004, se produjo la masacre del 11-M y Zapatero llegó al gobierno, demostrando que la cooperación antiterrorista con el vecino del sur no había funcionado nada bien, España dejó de apoyar el plan, Marruecos se molestó mucho, y Baker dio un paso atrás.
Desde entonces, la disputa en el Sáhara Occidental se ha estancado, aunque conocía otros intentos de arbitraje. y con España, que entre otras cosas está influenciada por el recuerdo del 11-M. Pero también para temas como la inmigración o la situación en Ceuta y Melilla.
Pero lo que realmente ha sido importante para Marruecos desde 1975 es el Sahara y cómo legitimar su presencia irregular allí. Y por eso amenaza de vez en cuando a Ceuta y Melilla, nunca abrirá otro frente en el Mediterráneo hasta que se cierre el del Atlántico.
Las complicadas relaciones entre España y Marruecos son un grave problema de Estado. Pero es precisamente por eso que no tiene sentido ocultar la realidad.
Pero en el momento en que esto último ocurra, dada la naturaleza irredimida del régimen y mientras no dé pasos hacia la democracia, los próximos pasos en la construcción del Gran Marruecos podrían ir a ciudades del norte de África. Y luego a las Islas Canarias.
Las complicadas relaciones entre España y Marruecos son un grave problema de Estado. Pero es precisamente por eso que no tiene sentido ocultar la realidad. Y teniendo en cuenta que no se trata solo de una cuestión de principios, sino de intereses geoestratégicos a largo plazo, España tiene que recordar que Cualquier cesión que viole el derecho internacional jugará en nuestra contra en el futuro..
Es evidente que el apaciguamiento con Marruecos nunca produjo resultados y que la famosa teoría del colchón de tipos de interés económico, en uso desde los tiempos de Felipe González, jugó contra nosotros al final y nos puso en desventaja. Porque el crecimiento económico no ha dado lugar a los cambios deseados en la estructura de poder del régimen marroquí.
Por ello, el gobierno de Pedro Sánchez, con el apoyo del resto de fuerzas políticas españolas debería tomar la iniciativa en la UE. No solo para hacer entender a Marruecos que no estamos solos (y que no hay lugar para el chantaje). Pero para que la ayuda económica a Rabat desde Bruselas esté ligada al respeto de los derechos humanos y a una auténtica política de vecindad en la que no haya episodios como en Ceuta.
Con eso, también, el apoyo ciego que Francia casi siempre dio a las tesis marroquíes Están cediendo posiciones en las que la UE puede empezar a ser parte de la solución al problema en la disputa por el Sáhara Occidental.
*** Federico Echanove es periodista.
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