Castilla y León

Polémica en 9 ciudades de León por obligar a ganaderos a recoger estiércol: “Los dueños de perros lo hacen”

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En los nueve pueblos de Boca de Huérgano, en la comarca leonesa de Riaño, hay cerca de 15 ganaderías. Es habitual cruzar las carreteras de este bello paraje pegado a Cantabria y observar a las vacas comiendo en las verdes praderas de las montañas. O transitando por las carreteras comarcales. Un paisaje idílico para los turistas que vienen de fuera, pero no tanto para los locales, que están cansados de salir de casa y encontrarse al poco con una boñiga de vaca.

Por eso el Ayuntamiento de Boca, que engloba a ocho pueblos más, Besande, Villafrea de la Reina, Los Espejos de la Reina, Barniedo de la Reina, Siero de la Reina, Valverde de la Reina, Portilla de la Reina y Llanavés de la Reina, aprobó en pleno el pasado 25 de abril una ordenanza que regula “el cuidado de los animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio”.

La nueva normativa, que salió a información pública el pasado 3 de mayo, ha molestado (y mucho) a los ganaderos de la zona, ya que obliga a los propietarios del ganado a “retirar los excrementos de los animales cuando transiten por vía o espacios públicos”. Es decir, cuando se caguen en pleno casco urbano.

Convivencia

“Es que tenemos que convivir todos, no es agradable salir a la calle y encontrarte con ellas”, señala una de los muchos empresarios de la zona, que tiene unos 430 vecinos censados y suma cerca de una veintena de albergues, hoteles, casas rurales, bares y restaurantes, ya que es una zona que absorbe mucho turismo. “Se trata de que las calles no estén hechas un asco. Es un tema que a los ganaderos les escuece”, razona sobre una normativa que afecta tanto a las vacas -la mayoría de explotaciones so de vacuno- como a las ovejas y caballos, que también las hay.  

Tras aprobarse la nueva regulación, la organización agraria Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) de León ha puesto el grito en el cielo y ha pedido al delegado de la Junta de Castilla y León en la provincia que impugne la ordenanza ya que “invade competencias de otras administraciones públicas, en particular de la Junta de Castilla y León, administración que tiene sobradamente legislado sobre la materia y que está ejerciendo los controles oportunos para su complimiento”. Hace unos años la Junta prohibió el tránsito de ganado por los pueblos, pero la medida ha tenido una moratoria.

Infracciones

“En su osadía, el Ayuntamiento llega incluso a tipificar las infracciones, aunque se abstiene de fijar los importes económicos que corresponderían a cada una de ellas”, lanzan en Asaja, donde denuncian también que el ayuntamiento “no tiene medios humanos ni materiales para ejercer los controles en la materia en la que pretende legislar”.

Asaja se pregunta si el alcalde “no tiene mejor cosa” que hacer que dedicar a esto los “escasos recursos” del Ayuntamiento y pide “respeto y consideración” para el sector primario, que sigue siendo “fundamental para el desarrollo socioeconómico del municipio y de la comarca, y fundamental para el cuidado de medio ambiente en el que se sustenta el turismo de montaña”.

Falta de «empatía»

“Cuando el sector se queja de la excesiva carga burocrática y de las exigencias en materia de medio ambiente y bienestar animal que llegan desde Europa, y que castigan sobre todo al sector ganadero, resulta chocante que sea una administración local la que, lejos de mostrar empatía con la problemática de los vecinos, trate de quitarles su medio de vida”, concluye Asaja en un comunicado.

Los vecinos y empresarios del sector turístico de la zona lo ven de otra manera. “Lo que se ha aprobado es como con los perros. En cualquier sitio de España vas con tu bolsa si tienes un perro y recoges los excrementos. Los dueños de los perros conviven con el resto de personas, ¿no? En este caso es igual», razona otra emprendedora del sector, que afirma que tiene suerte ya que el ganadero que tiene explotación cerca de sus negocios sí recoge las boñigas.

Gallos que cantan «temprano»

“Aquí cabemos todo”, prosigue la hostelera, que recuerda que la normativa que prohíbe el ganado en casco urbano se aprobó hace tiempo, pero hay “una moratoria”. “La gente quiere hacer turismo, y quiere ver las vacas, pero si te encuentras tres boñigas…además, aquí generalmente el ganado no suele estar estabulado”.

La ordenanza coincide en el tiempo con la noticia de otro pueblo que considera virtudes todas las ‘molestias’ del campo. Se trata de Duruelo, en Segovia, que ha colocado un cartel a la entrada del pueblo donde, después de quejas recibidas por los visistantes, advierte que “aquí los campanarios suenan regularmente”, “los rebaños viven cerca” y los “gallos cantan muy temprano”.

3 de junio de 2024

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