Extremadura

“Me han arruinado económica, social y en mi familia; nunca te recuperas de esto «

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Blas Raimundo, con el libro que publicó sobre San Gil y parte de su vida política. / D. PALMA

El ex alcalde de San Gil y ex alcalde de Plasencia, Blas Raimundo, publica un libro cuando falta menos de un año para terminar su condena

Ana B. Hernández

Tiene la fecha en la cabeza. «La prohibición de siete años expirará el 14 de abril de 2022», dijo Blas Raimundo, ex alcalde de San Gil y ex concejal de la ciudad. Se refiere al impuesto por el juez para el llamado ‘caso Plasencia’, por el que también fueron condenados la exalcaldesa socialista Elia María Blanco y otros asesores de su equipo de gobierno.

Pero aunque en 2011, cuando el PSOE perdió las elecciones tras dos legislaturas consecutivas, todavía no se había dictado esa sentencia, Blas Raimundo ya había decidido no estar más en política. «No me sentí bien para continuar», dice.

En ese momento también fue uno de los socialistas que lideró la llamada ‘tercera vía’, «con el objetivo de renovar el partido y acabar con los enfrentamientos que existían». Pero ese intento terminó con su expulsión del partido, o su no admisión. Por eso, cuando se pronunció la sentencia del ‘caso Plasencia’, Raimundo ya no estaba en la política ni en el PSOE.

«No me arrepiento de nada, estoy orgulloso de la política que hice en Plasencia»

Tras muchos años de silencio, el exconsejero recuerda aquellas vivencias con motivo del libro que acaba de publicar, ‘Nacimiento y desarrollo de la municipalidad menor de San Gil’.

“Quería escribirlo con motivo del 50 aniversario de la entidad menor, para que las generaciones futuras sepan cómo se concibió, qué hicimos por ella, el trabajo que hicimos”, explica, porque es el protagonista indiscutible de esa creación.

Blas Raimundo nació hace 65 años en Aldea del Obispo, pero creció en Navalmoral. «Me llevaron allí cuando tenía seis meses y me quedé hasta 1983». Exactamente hasta que lo despidieron de la central nuclear de Almaraz, donde trabajaba, «por mi labor sindical», que ejerció antes de entrar de lleno en la política.

Ese año, en 1983, se mudó a San Gil «por mi novia, luego mi esposa y la madre de mis dos hijos». Y comenzó a trabajar para la ciudad, como muchos otros vecinos, y comenzó el proceso de convertir San Gil, entonces el barrio de Plasencia, en una entidad local más pequeña. «Se incorporó en 1996, cuando fue aprobado por el Ayuntamiento» y se convirtió en su primer alcalde. «Nadie quería asumir el cargo», dice. Primero de forma simbólica y luego, a partir de 1999, con las primeras elecciones, de forma oficial. Había sido militante socialista durante nueve años. «Me incorporé cuando conocí a Cándido Cabrera». De hecho, ese año lo llevó en su lista al Ayuntamiento de Plasencia, aunque en el número 12 y no salió. Pero siguió siendo alcalde de San Gil, de hecho lo fue hasta 2011, cuando decidió no reaparecer, con mayoría absoluta en cada convocatoria electoral.

Pero luego se incorporó, «gracias a él», aclara, en la empresa Placentina y se incorporó al despacho de alcalde y concejal de 2003 a 2011. «Le pedí a Elia que fuera con ella en la lista en 2003 y me dijo que no». . Pero se echó atrás y aceptó porque de lo contrario no tendría los 27 votos del grupo de San Gil.

“No estuve en la primera reunión que hicieron, después de ganar las elecciones, para el reparto de consejos; Eso es con lo que me encontré. Sin embargo, fue alcalde en esa legislatura y se repitió en la segunda y última de Elia María Blanco, hasta 2011, cuando el PP de Fernando Pizarro llegó a la alcaldía.

“Me quedé porque me gané mi apoyo, porque tuve mucha suerte de que la gente me quisiera; Creo que soy el concejal que más premios ha recibido de todas las asociaciones ”, dice.“ Y por eso seguí siendo concejal, me lo gané, no le debo nada ni al PSOE ni a Elia María Blanco ”.

Por eso «cuando llegó la sentencia nadie me ayudó». Pero hoy, dice, «me alegro de haber podido arreglármelas sin esa ayuda, porque todavía soy libre de decir lo que quiero decir». Sin embargo, también admite, que con esa sentencia judicial “me arruinaron económica, social y en la familia y de ésta nunca se cura”. Aun así, «no me arrepiento de nada, estoy orgulloso de la política que he hecho».

Hoy vive de la jubilación y no descarta volver a la política. “Siempre he tenido inquietudes y estas permanecen y, además, la gente no me ha echado de la política, sino el juez”, asegura que fue testigo directo de unos años convulsos tanto en el PSOE de Placentia como en la política municipal. Algunas de ellas, hasta 2011, están recogidas en el libro que acaba de publicar «y que ha tenido una acogida excepcional», agradece Raimundo. Lo que sucedió después de ese año podría centrar el contenido de un segundo libro, «que todavía tengo que pensar y decidir, porque no me fue fácil escribir este primero», concluye.


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