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Los ex directores están evitando devolver los acuerdos que Divalterra ha reclamado

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Su pago de indemnización se calculó malrefiriéndose a una regulación obsoleta. La empresa, dependiente de la Diputación de València -hoy en extinción- ofreció a ex altos cargos la posibilidad de devolver las cantidades sobrantes en tres cuotas mensuales entre enero y marzo de 2021 transfiriéndolas a una cuenta en la institución provincial. Sin embargo, después de que este período de pago voluntario haya expirado Aún no ha llegado el euro a las arcas de la empresa.

La respuesta de estas personas a la solicitud fue inconsistente. Sin dar más información, la sociedad provincial manifestó que definitivamente sí Tener entrevistas con los abogados de los ex directores para tratar de recuperar el dinero.teniendo en cuenta que su situación procesal dicta cualquier operación.

Desde el principio, los técnicos y Funcionarios de Divalterra abogaron por probar suerte con procesos extrajudiciales para reclamar los montos a pesar de que esta opción tenía pocas posibilidades de éxito, ya que bajo la normativa vigente el plazo para la devolución de los fondos caduca al año de pago.

Por lo tanto, el 23 de diciembre La empresa remitió al caso Alquería las cartas de pago que había enviado y una carta en la que se indicaba el cálculo del «error».Espero que el dinero sea devuelto cuando finalice el proceso.

En la orden de finales de febrero que puso en el banco a los exdirectores por su presunta contratación irregular, el juez les fijó una serie de fianzas equivalentes a la suma de los sueldos percibidos en los contratos del ejecutivo más la Indemnización por su cese pactada en 2018 para cubrir la responsabilidad civil que enfrentan si son declarados culpables. Esta podría ser la forma de devolver el dinero al erario público, ya que Divalterra descartó desde un principio acudir al juzgado social.

Fue el auditor del ayuntamiento quien constató a finales de 2020 que ninguno de los contratos de gestión firmados en Divalterra desde julio de 2015 en relación con el cálculo de la indemnización por despido se había adaptado a la ley estatal de medidas urgentes para la reforma empresarial del mercado laboral aprobado por el Gobierno en 2012 promovido por Levante-EMV. Esta regla establece una indemnización por despido de un máximo de siete días por año de servicio para los ex altos funcionarios despedidos. En cambio, Divalterra y sus ex directores aplicaron una regla anterior que aumentó el cálculo de la indemnización por despido a 20 días hábiles por año.

Los seis imputados por Alquería recibieron una media de 16.000 euros brutos más de lo exigido por la ley. No obstante, se solicita a la ex cogenadora Agustina Brines que devuelva la totalidad del acuerdo por importe de 26.000 euros. Dado que terminó en la empresa como empleado de otro cargo público en licencia, no debería haber recibido ninguna compensación económica por su salida.

Solicitud de rendición de cuentas

Ni la empresa que asesora a Divalterra en materia laboral, ni el auditor externo ni el jefe legal, advirtieron que los contratos de los empleados ejecutivos eran incompatibles con la ley en cuanto a la cláusula de indemnización, lo que provocó un profundo malestar entre los consultores de la empresa. quien pidió aclaración de responsabilidades. La «mala conducta» en el cálculo de los asentamientos podría haberse extendido a otros órganos dependientes del Consejo durante años, como se está investigando actualmente.

El director legal de Divalterra, José Luis Vera, atribuyó los pagos irregulares a una «cadena de errores» y, en un informe remitido a la junta directiva, confió la recuperación del dinero al juzgado, que investiga la vigencia del Contratos. de modo que «dependiendo del resultado final» de la audiencia pública «podría hipotéticamente recuperar las cantidades abonadas indebidamente». Un nuevo lío con un desenlace incierto a las puertas del fin de Divalterra.

La Agencia Antifraude ha archivado la investigación que ha mantenido abierta contra Divalterra por la contratación de una empresa externa que, al inicio de la pasada legislatura, tenía la tarea de auditar las cuentas de la ex Imelsa durante la fase de gestión del «dinero drogadicto».

En ese momento, la empresa pública, dependiente de la Diputación de Valencia, estuvo en el ojo del huracán tras el estallido del caso Taula, que puso de manifiesto los años de falta de controles internos y externos. Con el cambio de gobierno en la sociedad provincial, los nuevos gerentes decidieron acusar a Grant Thornton de dos exámenes forenses (uno para 2014 y otro entre 2009 y 2013) para arrojar luz sobre la situación real de la empresa y todas esas irregularidades identificar quién podría ayuda en el proceso legal en curso.

Sin embargo, la adjudicación de dos contratos por valor de 150.000 euros sin concurso público y en poco tiempo a la citada sociedad auditora levantó sospechas de una posible escisión y fue objeto de una denuncia ante Antifraud, que fue interpuesta en septiembre de 2018 unos meses después. Operación Alquería.

Cargo procesal

Después de examinar todos los documentos relacionados con los archivos con lupa, la agencia no encontró evidencia o indicios de «fraude o corrupción» en el proceso.

Sí, en las conclusiones de su investigación, el panel que preside Joan Llinares confirma que existieron «deficiencias en el debido cumplimiento del ordenamiento jurídico administrativo y sus principios generales de contratación pública». Hubo «irregularidades o deficiencias» por falta de competencia en la selección del contratista, pero estas no fueron lo suficientemente graves como para invalidar o abortar todo el proceso.

Anti-Fraud sostiene que el precio de los contratos debe ser licitado públicamente, pero reconoce que las instrucciones internas de Divalterra permitieron que una operación se adjudicara directamente «independientemente de su tamaño». El gerente legal de la agencia comercial justificó el trámite en base a la urgencia de los contratos y la necesaria confidencialidad.


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