Extremadura

«Les digo a los nuevos policías que tengan un montón de siniestros»

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Juan Francisco Cruz Polo, en el homenaje del pasado viernes. / JM ROMERO

Juan Francisco Cruz recibió la medalla en el Día de la Policía Local de Mérida tras cuarenta años de servicio

A. GILGADO MERIDA.

Juan Francisco Cruz Polo siempre ha querido hacer carrera militar. Pero aprobó la Guardia Civil, aunque no consiguió trabajo y se decantó por la Policía Local de Mérida. Estaba a punto de regresar al ejército cuando se convirtió en profesional, pero ya habían pasado algunos años y descubrió su vocación mientras prestaba servicio. «Aprendes a amar tu profesión practicándola». En julio se jubiló y el viernes recibió el homenaje de sus compañeros con motivo de la Jornada de la Policía Local en Mérida. Treinta y siete años y dos meses en uniforme hacen mucho.

– ¿Cómo definiría su carrera como policía?

– Bueno, muy satisfactorio. Con tantas alegrías, pero también con dificultades y momentos complicados. Servir a la gente de Mérida lo mejor que pude fue lo mejor que hice.

CAMBIOS DE FRASES «En los años ochenta, cuando íbamos a los barrios, la gente se asombraba de vernos allí»

– ¿Lo que queda?

– Los últimos años han sido muy gratificantes. Fui al departamento de educación vial hace siete y pude enseñar a niños de primaria y secundaria. Se da cuenta de la responsabilidad que tiene al educar a los niños que serán conductores y peatones responsables en el futuro. Ahora que me he jubilado me quedo como monitor voluntario, porque es un trabajo del que no quiero desvincularme.

– ¿Notas más preocupación en llevar la educación en seguridad vial a las aulas de la escuela secundaria?

–Aunque sea algo transversal, a veces no se enseña. Algunas escuelas no fueron receptivas, pero ahora cada vez más profesores nos piden que vayamos. En la década de 1980, cuando comencé, las invasiones de automóviles en las aceras estaban casi normalizadas. La gente aparcaba donde quería y no se respetaban los semáforos. El coche es un arma arrojadiza. Vemos esto a diario con datos de accidentes en las carreteras. La gente se preocupa más y nos llama para que se lo expliquemos a los niños.

«¿Recibiste el mensaje?»

-Sí, solo hay que ver lo que nos sobra. No se trata solo de respetar las normas de tráfico, sino de respetar a los demás. Los que aparcan en la acera cortan el camino para los que van en silla de ruedas o con cochecito. A los adolescentes no solo les hablo de esto, sino también de otros problemas que vendrán. Qué sucede con la venta minorista de drogas, el abuso o la violencia de género.

– ¿Ha notado también un cambio en la percepción de la Policía Local?

“En el año ochenta y cuatro, durante mis primeros servicios, cuando ibas a los barrios, la gente estaba asombrada. Te miraron con sospecha. Incluso nos preguntaron qué íbamos a hacer. Nos veían más como agentes represivos. Que en mi opinión ya no es tan pronunciado. Los vecinos saben que estamos aquí para ayudar y no para reprimir.

«Esto te ayuda a prepararte mejor ahora, ¿no?»

– También por la demanda de servicios. Antes eran cuatro o cinco carreras. Ahora hay días en los que no paras y puedes tener distintas actuaciones en un mismo servicio. Por eso es muy importante dotar de medios a la policía local. La Policía Local será lo que quieran los políticos locales. Si está bien equipado, dará un buen servicio.

– ¿Qué recomendaría a los que están comenzando?

-Mano izquierda. Cuando entras aterrizas con mucho impulso, como si estuvieras a punto de comerte el mundo. Pero hay que pensar con calma en todo momento. El rendimiento se complica en un segundo. Vaya a un servicio que parezca simple y no funcione correctamente. A veces intentaron burlarse de mí, pero gracias a mi formación como judoka he tenido éxito. Una noche nos avisaron porque había tres chicos que se habían arrojado sobre unos restos arqueológicos en la calle Cabo Verde. Pensamos que serían tres adolescentes haciendo una broma. Pero en realidad fue una pandilla que intentó irrumpir en un supermercado para entrar por la noche y tomar la caja fuerte.

-¿Y los que se preparan para la oposición?

-Paciencia. Cuando llegué, había mucho paro en España. Y salimos muy mal pagados. Entonces, un asistente administrativo que trabajaba de lunes a viernes por la mañana ganaba casi el doble de dinero que yo en las noches y los días festivos. Si tienen vocación, intenten ejercerla y no se desanimen.


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