Continúan las obras del último elemento fortificado de Pamplona, que aún falta por restaurar y que será financiado por el Estado
PAMPLONA, 23 de febrero (EUROPA PRESS) –
Las obras de rehabilitación en el Baluarte de Parma y en su batería inferior avanzan al ritmo previsto. Este miércoles, los miembros de la comisión y el departamento de urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona, junto con el alcalde Enrique Maya, han visitado el elemento fortificado para conocer el estado de ejecución y recibir explicaciones sobre la obra de los dos técnicos municipales que han llevado a cabo realizó el seguimiento así como el equipo que diseñó el proyecto y dirigió las obras, los arquitectos Marta y Miguel Monreal Vidal, y los responsables de las obras, Construcciones Leache.
En el transcurso de los trabajos se hizo un hallazgo que completa aún más el plano original de la fortaleza de Pamplona: en el foso entre el baluarte bajo y el muro que lo enfrenta, emergió un arco de ladrillo que representaría el tramo final de la fortaleza” Puente durmiente» (estructura sólida que se levanta sobre el foso y se cimenta en el suelo) que habría dado acceso al puente levadizo del Portal de Rochapea, informa el Consistorio en una nota.
Esta remodelación comenzó en septiembre y marca el final de los trabajos de restauración en el conjunto fortificado de la ciudad y completa un ciclo de varias décadas de trabajo de restauración en el conjunto histórico de la ciudadela y las murallas de la ciudad. El recinto amurallado y el casco antiguo están catalogados como “conjunto histórico-artístico” desde abril de 1968, y las murallas en particular son Bien de Interés Cultural del Consistorio con la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) según el plan urbanístico.
Estas obras tienen un presupuesto de 904.225 euros, pero el Ministerio de Transportes, Movilidad y Urbanismo sufragará 646.375 euros (el 65% del total) a través del programa de ayudas “1,5% Cultura”. La intervención, cuya fecha de finalización está prevista para finales de junio de este año, se enmarca dentro de los objetivos del Plan Estratégico de Ciudad (Estrategia 2030), ya que además de restaurar y conservar el patrimonio cultural de la ciudad, se centrará en la mejora del paisaje urbano y en particular del casco antiguo y del parque fluvial, así como del posicionamiento turístico de la ciudad, con el correspondiente impacto en el crecimiento del empleo en el sector.
EL «PUENTE DORMIR»
Durante los trabajos de la batería inferior, particularmente a nivel de la zanja, se hizo un descubrimiento: la aparición de un arco de ladrillo que, según los estudios, podría ser el último arco del «puente durmiente», que a modo de nexo pasarela, con el tablero del puente levadizo, que cerraba la parte más exterior del portal de Rochapea. Este hallazgo ya ha sido comprobado in situ por técnicos de la Institución Príncipe de Viana.
Un puente durmiente es un larguero construido a través del foso y sobre el que descansa el tablero del puente levadizo, que permite el acceso a una puerta. El puente, formado por arcos de mampostería y cimentado en el suelo, sería la parte fija de la pasarela que permite el acceso a la puerta, al igual que ocurre con el acceso a la ciudadela por el puente de la Puerta del Socorro.
El Portal de Rochapea, eliminado a principios del siglo XX (1915) debido a las protestas ciudadanas contra la accesibilidad del centro por parte de automóviles y vehículos a motor en la ladera ahora denominada Bajada del Portal Nuevo, era una de las puertas que protegían el recinto traspasado .fortificó y permitió también su cierre y el cobro de los «portazgos» (impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad). Según los estudios, esta puerta habría tenido una «configuración gemela» al Portal de France, con dos puertas consecutivas en ángulo, y también habría estado provista de los engranajes necesarios para realizar la «maniobra Derché». El Escudo de Armas de Carlos V, originalmente en esta puerta, fue luego reubicado y ahora se puede ver en el Portal Nuevo que construyó Víctor Eusa en 1950.
El arco aparecido se encuentra en el cruce entre la calle Cuesta de Santo Domingo y la calle Bajada del Portal Nuevo, y su descubrimiento requirió trabajos de excavación.
RECONSTRUCCIÓN DE CINCO CAÑONERAS
A estas alturas, los bordes de los 5 cañones, así como los parapetos y aspilleras, cuyos restos se encontraron tras la retirada de la considerable vegetación que oscurecía el baluarte, ya estaban «reconstruidos con técnicas modernas, aunque respetando la construcción original». . bajos (corralillos). Las fábricas de mampostería de estos elementos se remataron con piedra tipo Ezcaba (calcarenita) con acabado martillado similar al existente y en el interior con sardinas de mampostería antigua.
La fábrica de piedra se rejuntó con la misma mezcla utilizada para todo el recinto fortificado: agua, cal, arena negra lavada de río de Puente la Reina de Jaca y arena ocre de Andosilla. Colocar la lámina de geotextil y rellenarla con una capa de tierra vegetal sigue siendo un área verde sostenible para plantar un prado natural en este momento debido a sus bajos requisitos de mantenimiento.
Además, se llevó a cabo la consolidación de los elementos estructurales en la base de este elemento fortificado para apuntalar el muro y dar material a la reconstrucción parcial de la esquina, y se reposicionaron en este espacio los sillares extraídos de las raíces de los árboles. La presencia de vegetación había distorsionado tanto el perfil del elemento que en algunos lugares ya no se veía la configuración original.
OBRAS EN LA ZONA ALTA DE BALUARTE
Por el momento, las obras siguen en curso, centrándose especialmente en la parte superior del elemento fortificado, estrictamente hablando, el Baluarte de Parma. Construido en el siglo XVI, se encuentra entre el Archivo Real y el Archivo General de Navarra y el final del Paseo de Ronda en la fachada amurallada de Rochapea frente a la Casa de Gobierno de Navarra.
Ya se ha retirado la vegetación de los terraplenes de baluarte (zona de lonas de baluarte que dan al exterior del elemento), se trabaja en la reconstrucción de las siete cañoneras de este espacio siguiendo el mismo procedimiento, técnicas y acabados que en batería baja
Al igual que en la restauración de las fortificaciones de Pamplona, la intervención incluye el desbroce, corte de juntas y el desmantelamiento y consolidación de las zonas afectadas, así como la reposición de material, si fuera necesario, para terminar con la limpieza de todos los muros y la colocación de la iluminación.
Comments