Extremadura

La Rioja contaba con un total de 123 profesores de letra inicial en el 59% de sus parroquias en el siglo XVIII

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LOGROÑO, 4 de abril. (PRENSA DE EUROPA) –

Las parroquias de La Rioja contaban con 123 profesores de letra inicial en el siglo XVIII, por lo que su docencia cubría el 59% del territorio y «estaban en una situación muy favorable». y su estado de servicio público necesario «fue aceptado en todas las ciudades», según el cual Catastro encargado en 1749 por el ilustrado riojano Zenón de Somodevilla, Marqués de La Ensenada.

El Catastro de Ensenada es la encuesta más completa disponible de las 15.000 parroquias que formaban parte de la Corona de Castilla en los Estados Unidos. XVIII. Las respuestas a las 40 preguntas planteadas para recaudar un único impuesto directo y proporcional sobre la renta de cada persona son una fuente enciclopédica de conocimiento de la época.

José Luis Gómez Urdáñez, Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de La Rioja (UR), Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia y experto en la figura del estadista ilustrado, realiza una investigación con sus alumnos de la asignatura metodología a través de cada curso de Historia de Licenciatura en Geografía e Historia.

En el curso 2017-2018 se centraron en los «maestros de las primeras letras», es decir, la prehistoria de la educación primaria actual, y publicaron los resultados del trabajo, que fue orientado por Micaela Pérez, directora de la Histórica Provincial. Archivos, artículo de la revista Brocar firmado también por Nuria Pascual, Jonathan Álvarez, Julen Bermúdez, David Frías, Mikel García, Juan Pedro Pedroarena, Pablo Pérez de Felipe, Mario Sáenz, Unai Salinas y Javier Zúñiga.

Los maestros de las primeras letras «gozaron de prestigio» mientras ejercían otras profesiones «como organista, sacristán o incluso notario «y en general» tenían una buena situación económica. «

La renta media del docente «estaba entre 900 y 1.000 reales, lo que no es un mal ingreso teniendo en cuenta los muchos jornaleros que ni siquiera ganaban la mitad» o que en Cantabria la ciudad con mayor salario es sólo de los 460 reales alcanzados y en Madrid la media fue de 600 a 700 reales.

«El maestro ya estaba en el grupo de los excelentes: los que no se dedicaban al trabajo agrícola ni al atroz oficio». Definitivamente, «Ya eran personas respetables y eran contratos de Don. Muchos eran también nobles y exigían limpieza de sangre, orden en su vida y en su credo religioso ”, como Pedro de Uruñuela, que fue elegido para practicar en Santurde.

La Rioja tenía profesores en «más de la mitad de sus ciudades y altos índices de alfabetización» en el siglo XVIII, con un profesor por cada 958 habitantes, «muy por encima de la media española en ese momento»; Este es, 123 docentes para una población estimada de 117.892 habitantes y una cobertura del 59,4% de ciudades hasta el 53% de Madrid o el 33% de Cantabria.

Estos maestros enseñaron «leer y escribir y cuatro normas seleccionadas del catecismo» y complementaron sus ingresos con profesiones como «organista o locutor» o, en el caso de los profesores, «costureras». El sueldo lo pagaban el ayuntamiento y las familias o, como en el caso de Alesón o Leza, «alguna obra piadosa».

En algunos casos lo que tenían que pagar las familias superaba el sueldo de las parroquias, y sólo en Pradillo ganaba el maestro, por lo que completaba los 350 reales de sueldo con otros 1.550 como cirujano y ventilador. En Jalón de Cameros, las familias pagaron una fanega de trigo por el niño que aprendió a leer y escribir y una y media solo para leer.

Algunos, como Diego Pisón, maestro de Los Molinos de Ocón, notario y sacristán, estaban realmente «mal pagados» con un ingreso anual de sólo 500 reales. «Sin embargo, el interés de larga data que tienen las ciudades en la educación de los niños se refleja en los altos salarios que se pagan a los maestros y también en el interés que muestran cuando los contratan».

No solo eso, también ha habido denuncias por «maltrato a los niños» o por «profesores que no han cumplido con su trabajo», retrasos en el cobro de sueldos, denuncias por absentismo escolar, intervenciones laborales, etc.

En Cenicero, Pedro Blanco Ruiz fue denunciado y procesado porque tenía «más afición por la pesca y la caza que por la docencia en su escuela» y estuvo sin sueldo durante tres años. En Huércanos se acusa al maestro de «renunciar por completo a su ministerio, desviado a profesiones extrañas» entre 1842 y 1843 y de castigar corporalmente a menores que «dejaron a uno inmóvil durante mucho tiempo a causa de un gran palo que le sacudió» el cuello «y a otro «extraordinariamente dañado y abusado. «

EL DESASTRE DE ENSENADA

El Marqués de la Ensenada nació en Hervías (La Rioja) en 1702 y sirvió en representación de Felipe V, Fernando VI y Carlos III. En 1749 encargó la realización del catastro con el fin de agilizar el sistema tributario de la época y recaudar un impuesto único que sea directo y proporcional a los ingresos de cada persona.

El catastro de Ensenada consta de 40 preguntas que todas las ciudades respondieron en detalle al registrar la riqueza de cada vecino de acuerdo con las indicaciones en su memoria, que en ese momento representaba su cuenta de pérdidas y ganancias, que los peritos catastrales compararon «in situ» «como viajaron a todas las ciudades.

Aunque las circunstancias impidieron la consecución del objetivo principal e impusieron la denominada aportación singular, la culminación con éxito del catastro es hoy una fuente enciclopédica de conocimiento sobre la Castilla del s.


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