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López Penide

Horas después del choque que se cobró la vida de dos de sus compañeros, Javier González Filgueira, superviviente del accidente de Vilaboa, recuerda lo sucedido. Los cuatro se sentaron alrededor de una mesa. vara o cerdoseparados del exterior por una lona cuando el coche dejó de jugar. Cuando descubrí que el auto estaba sobre nosotros y todos estábamos tirados allí, polo chan, nada salió de nosotros., dice. Él y otro de los hombres sentados a la mesa, Emilio, recibieron palizas, pero el peor golpe, se dice, fue la muerte de sus dos compañeros, Luis y Antonio.

Con ellos jugaban el partido en el mismo escenario casi todos los días: Jugábamos casi todos los días. Sin embargo, los mejores no siempre son iguales jugamos juegos de domingo porque nos encantaba xogarao domin. Todos los días había un juego. dice que no puede contener sus emociones. no les hablamosSe queja con lágrimas en los ojos.

El conductor del coche, dice Javier, iba a menudo al bar donde ocurrió el accidente. Eu non o coeca moito, pero via aquí cunha vecia nosa. Parecía una persona seria.Parece, dice, que el conductor quería retroceder, pero Deberías empezar en primeira e cómo él o la nariz estaba unida a ns, xa colleu us.

Antonio, una de las víctimas, se levantó tras el accidente e incluso habló con Javier: Él dijo: »Mira lo apretado que estoy». Pero dal a pouquio xa empezó a leer moi brancoRecuerde a este sobreviviente recordando ese momento cuando sus manos temblaban tratando de remover su café.

En su caso, el impacto del auto lo envió contra un alféizar detrás de su asiento, por lo que se lastimó un poco la espalda y el muslo. pero nadaExplicar.

Emilio Rodríguez es otro sobreviviente del accidente Apenas tiene secuelas físicas, dice. Solo un dolor en la pierna que está tomando medicamentos para soportar. Pero el verdadero dolor es diferente. Fuimos amigos por moitos anos. Recuerdo a Luis desde que tenía 25 años, nos encontramos muchas veces en la obra.recuerda a ese electricista jubilado. hola triste cierra

Tanto Emilio como Javier se sentaron uno frente al otro en un lado de la mesa. Del otro lado, también enfrentados, estaban Luis y Antonio. El auto los golpeó directamente y ellos se llevaron la peor parte. Ambos perdieron la vida en este interrumpido juego de dominó.

Luis Ríos y Antonio Del Río, las dos víctimas mortales del atropello

Luis Ros Kalvar Dio su vida a poco más de un kilómetro de su casa en el barrio oh mu en la parroquia de Santa Cristina de Cobres. era un marinero jubilado que durante años había compaginado el trabajo en el mar con el de albañil. Personas que lo conocieron y que todavía están por aquí. choque Según lo ocurrido, dicen que la pesca de almejas era un trabajo estacional en su día, de octubre a febrero, y que había que complementar con otros ingresos.

Ahora estaba disfrutando de su retiro. Era una persona respetuosa con mucho amor por su trabajo. Cuando estaba activo, siempre usaba mis increíbles amigosrecuerda un vecino, también Luis moi bo vecio. Estaba casado y tenía dos hijos. Los vecinos de St. Christina dicen que todavía quedan rastros de vida en el pueblo del pasado y que hay muchos lazos de vecindad y comunidad. No hubo reportes de cuerpos de agua por parte de la comisión de fiestas y Luis era uno de sus vecinos. Luis de Estrella, como le llamaban, era un gran jugador de dominó. Dejó el Bar Hiplito, donde compartió muchos juegos, por O Chancho. Era un hombre tranquilo, de pocas palabras, que no se metía con nadie, recuerda un amigo, quien señala que aunque tenía 79 años, lo extrañaban porque era delgado.

antonio del ro También era vecino de Santa Cristina de Cobres, pero de la localidad de A Ra. Casi todos en esta comunidad de Vilaboa tienen una relación con el mar. Antonio tenía una sobrina que criaba mejillones, aunque se dedicaba al sector del transporte con una pequeña empresa de camiones. No llevaba mucho tiempo retirado. Incluso casado y con hijos, hablan de él como un hombre sencillo e moi traballadora. Al igual que Luis, Antonio era un buen jugador de dominó, pero a diferencia de su compañero berraba moito. Su cuerpo se encuentra custodiado en el tanatorio de San Marcos de Pontevedra.