Extremadura

Extremadura atrae al turismo de lujo

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Algo se está cocinando en el turismo regional, y más concretamente en la condición de Extremadura como destino para bolsillos holgados. El mes pasado, la empresa sevillana Media Interactiva abrió en plena dehesa de Monesterio el hotel Desconecta2, el quinto cinco estrellas de la comunidad autónoma (los otros son el Ilunion Mérida Palace, el NH Gran Casino en Badajoz y los cacereños Hospes Palacio de Arenales y Atrio Relais&Chateaux). La lista crecerá este año con el Casa Paredes-Saavedra, al que las cinco estrellas se le quedarán cortas. Tendrá servicio de mayordomo y lo promueven los dueños de Atrio, que como es sabido, antes que hotel fue y sigue siendo el restaurante más famoso de la comunidad, con sus dos estrellas Michelin. Seis millones de euros han invertido Toño Pérez y José Polo para rehabilitar un palacio de la ciudad monumental cacereña ubicado a cinco minutos andando de otro que también tendrá uso hotelero, el de Godoy, donde la cadena Hilton abrirá otro cinco estrellas, con 72 habitaciones. El grupo empresarial peruano Scipion se gastará en él trece millones de euros. Desconecta2, Casa Paredes-Saavedra y Palacio de Godoy. Son tres nombres, pero hay más. Entre los recién inaugurados, los que están en obras y los proyectados suman una docena de iniciativas, que dan la pista sobre el auge del turismo de lujo en la región.

«¡Hay tal cantidad de proyectos de alojamientos turísticos que no somos conscientes!», dijo el presidente de la Junta el pasado 30 de diciembre, durante el discurso en el que hizo balance del año 2021. «Hay algunos ya inaugurados, otros en ejecución, otros a punto de terminar y algunos que empezarán a construirse muy pronto», amplió Guillermo Fernández Vara, que añadió una doble apostilla: «Son proyectos –dijo– de muchísimo nivel. Pero de muchísimo nivel». Y no se paró ahí. «Las tres o cuatro empresas punteras en España en el sector de los hoteles con encanto están buscando sitios en Extremadura, porque nos los están pidiendo a nosotros», continúo el presidente, que añadió que «algunos ya los tienen localizados y comprados, para desarrollar sus iniciativas». «Vamos a ser –zanjó– no solo un referente en turismo rural, sino también en el de alto standing, que genera mucha mano de obra».

Y dinero, apunta José Polo, que junto a Toño Pérez rige los destinos de Atrio, la principal marca extremeña del lujo hostelero. La casa palacio Paredes-Saavedra, que así se llamará su segundo hotel, «estará un punto por encima del hotel Atrio», situó Polo hace dos años, cuando se conoció la nueva iniciativa de los empresarios cacereños. Para hacerse una idea: dormir una noche en una habitación doble de Atrio cuesta a partir de 390 euros, y en una suite desde 670. Amanecer en el hotel con servicio de mayordomo no costará menos de 700 euros.

«Se necesita mucho personal»

«Hay mucha gente que viaja a los sitios para conocer la gran hostelería», apunta Polo, que prefiere hablar de calidad más que de lujo, aunque admite que esta última palabra sí se le podrá aplicar al nuevo hotel. «Porque el lujo no debe asociarse al precio, sino al trato humano que se recibe, a la atención, por eso la gran hostelería es tan cara, porque requiere mucho personal», reflexiona el empresario, partidario de «atraer a menos turistas pero que gasten más».

«Casa Paredes será un sitio único en España», adelanta Polo, que detalla que ya han comprado casi todo el mobiliario y que la obra está centrada ahora en la carpintería, «que será muy especial». Si todo va bien, inaugurarán el próximo verano.


El testimonio

«El hotel que estamos construyendo en la casa palacio Paredes-Saavedra de Cáceres va a ser algo único en España»

josé polo

Copropietario del restaurante y hotel Atrio

Para entonces cumplirá un año abierto Hábitat cigüeña negra, la aventura extremeña de la familia Roselló, que subió la persiana el pasado agosto. La cuarta generación de esta saga de carniceros ibicencos sondeó media España en busca de un lugar para desarrollar un proyecto ganadero que les permitiera ofrecer a sus clientes una carne diferencial. Y tras mucho mirar, lo encontraron en el pueblo cacereño de Valverde del Fresno, junto a la frontera con Portugal). Eso fue hace 15 años, recuerda Lourdes Blanco, la directora de este hotel rural de cuatro estrellas «recomendado para adultos», con asador y tienda gourmet y ubicado en medio de una finca de 220 hectáreas de dehesa, 40 de ellas de olivar.

«Compraron un toro wagyu, que cruzaron con las vacas de la raza retinta que había aquí, y así crearon el retwagyu, que se puede degustar en nuestro restaurante», detalla Blanco, que explica que la primera idea de sus promotores fue reformar la casa de los guardeses y las naves de aperos para disponer de una segunda residencia para pasar las vacaciones y alquilar el resto del año. Pero los Roselló decidieron darle un giro a ese guión inicial, al entender que a la Sierra de Gata le faltaba un hotel como el que han construido. Tiene doce habitaciones dobles a base de madera, hierro y fibras naturales, y a las que han bautizado apelando a la esencia de Extremadura: encina, alcornoque, roble, acebuche, fresno, castaño, pino, jara, lavanda, tomillo, madroño y quejigo.

Hotel rural Aqua et Oleum, que promueve en Villamiel (Sierra de Gata) el empresario Joseph Sortell, de Dallas. Abrirá en primavera. /

HOY

La oferta de alojamientos en esta comarca cacereña de bosques y agua, probablemente la más cosmopolita de la región junto a La Vera, aumentará cuando abra Aqua et Oleum. Es el proyecto de Joseph Sortell, empresario de Texas (Estados Unidos) dedicado a la venta de obras de arte con galería en Dallas y que de joven se hartó de cargar cajas de fruta trabajando como temporero en las vegas del Guadiana, adonde aterrizó más que nada para aprender castellano.

De Dallas a la Sierra de Gata

Esa aventura española le permitió conocer Extremadura gracias a sus viajes por la Ruta de la Plata, para ir desde Salamanca, donde estudiaba, a Sevilla, a visitar a su novia. Esos recuerdos ayudan a explicar por qué alguien con recursos para emprender en cualquier lugar del mundo –ha vivido en Estados Unidos, España, México, Francia y Grecia– elige el paisaje de «montañas onduladas y olivares para cosechar y experimentar la tierra en Sierra de Gata, en una región de España llamada Extremadura, que conecta con Portugal».

Este mensaje en la web de Aqua et Oleum deja claro que el negocio ha puesto sus ojos en el mercado internacional. Más en concreto: la idea es recibir a grupos de entre 15 y 20 norteamericanos que en su excursión extremeña verán monumentos y pájaros y cerdos en la dehesa, comerán jamón ibérico y mojarán pan en buen aceite de oliva. El hotel está ya construido, y ahora afronta la última fase de equipamiento. Tendrá ocho habitaciones tipo suite, un restaurante y un bar. Y sus pasillos albergarán obras de arte. Los menús los diseñará la chef mexicana Vanessa Domínguez, que fusionará productos extremeños con recetas de la época de los conquistadores y los indígenas.

En diciembre abrió en Monesterio el quinto hotel de cinco estrellas de la región, y en verano lo hará en Cáceres el sexto

En este ámbito rural, el catálogo de proyectos hoteleros de apertura reciente o próxima es largo. El año pasado reabrió un icono: el Hotel Monasterio Rocamador, el que fuera proyecto de vida de Lucía Bosé y Carlos Tristancho en Almendral. Tras ocho años cerrado, lo ha resucitado la empresa bodeguera extremeña Pago de las Encomiendas, propiedad de la familia Carrillo García, de Villafranca de los Barros. El establecimiento tiene 3.777 metros cuadrados construidas en una finca de dos hectáreas, y ocupa un convento franciscano del año 1512.

Consciente del potencial de la región como destino asociado al lujo, la Dirección General de Turismo ha diseñado un nuevo club de producto: el Extremadura Convention Bureau, en el que ya han expresado su deseo de participar 134 empresas, asegura la Junta. «Se trata –explica la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte– de una apuesta público-privada por agrupar a la oferta turística de alto ‘standing’ de la región y así captar viajeros con alta capacidad de gasto, ya que el segmento ‘luxury’ o ‘lifestyle’ gasta tres veces más que el resto de turistas». Para lograr atraerles, «se realizarán acciones para posicionar a nuestra comunidad como destino en este segmento». Entre ellas, varias presentaciones y tres guías profesionales en español e inglés.

El sitio del emérito o Lady Di

La llamada a visitar Extremadura se sustenta en cuatro pilares: tranquilidad, patrimonio, gastronomía y riqueza medioambiental. Y en este último punto merecen una mención especial los planes que Víctor Madera, presidente de Quirónsalud, tiene para Valero, la finca que le compró hace tres años a Fernando Falcó, marqués de Cubas. Ya entonces, Madera, fortuna número 55 de España según la revista Forbes, le presentó a Fernández Vara el proyecto de alojamientos turísticos de lujo en Valero, que es la finca más grande del parque nacional extremeño. Tiene 4.350 hectáreas, y en ella ha cazado venados el rey emérito Juan Carlos I y Lady Di pasó unos días de vacaciones en el verano de 1992, el año de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. Desde el entorno de Madera confirman que tienen sobre la mesa varias propuestas de negocios hoteleros y están estudiando cuál desarrollar, si bien la elegida estará definida «por su calidad y el respeto al entorno», anticipan.

Obras en la casa palacio Paredes-Saavedra, en Cáceres, donde Atrio abrirá un hotel con servicio de mayordomo. «Será único en España», adelanta José Polo. /

HOY

No es el único proyecto extremeño de Víctor Madera, que también posee el castillo de Azagala, una fortaleza del siglo XIII a veinte kilómetros de Alburquerque, cuyo arruinado ayuntamiento podrá recuperar algo de resuello gracias a los ingresos vía impuestos que le reportará el establecimiento. Será «un hotel especial», anticipa el entorno del empresario y filántropo, que tiene una fundación que ayuda a mejorar la atención a la salud en África.

Aqua et oleum, Rocamador, Azagala, Valero, Desconecta2, Hábitat cigüeña negra… La nota común es que todos están en el campo. Pero también hay iniciativas urbanas, más allá del Hilton del Palacio de Godoy. Sin salir de Cáceres, los dueños del hotel Albarragena ya han anunciado que harán obras en el establecimiento para que tenga cuatro estrellas en vez de las tres actuales. Y han anticipado que reformarán para dar uso turístico el palacio de los duques de Abrantes –otra vez un palacio–, cerrado desde el año 2017 tras tres décadas albergando la residencia universitaria femenina de las Hijas de Cristo Rey. Y otro proyecto más en Cáceres: los dueños del hotel don Carlos (calle Donoso Cortés) reformarán un espacio cercano para abrir «un establecimiento hostelero de alta gama», según han adelantado.

Más a largo plazo, Casar de Cáceres tiene abierto un concurso público para adjudicar un terreno en el que ha de construirse «un hotel de altas prestaciones». Y luego está Plasencia, que de mayo a noviembre albergará la exposición ‘Las edades del hombre’, que garantiza un aumento de visitantes. Por lo que pueda deparar el futuro cercano, el ayuntamiento acaba de modificar su plan de urbanismo para que los edificios históricos de propiedad municipal puedan tener un uso hotelero privado, consciente del potencial de palacios, antiguos conventos y monasterios o casas señoriales en esta apuesta extremeña por el turismo de lujo.

«El museo Helga de Alvear está cambiando el perfil del viajero»

«La apertura del museo Helga de Alvear ha hecho que esté cambiando el perfil del viajero que llega a Cáceres», afirma José Polo, dueño junto a Toño Pérez de Atrio, el restaurante con dos estrellas Michelín y el hotel de la cadena Relais&Chateaux, ambos en la ciudad monumental. «El Helga es antes que nada un museo para la ciudad, pero está atrayendo a gente de fuera», analiza el empresario. «El viajero –apunta Polo–, busca cada vez más vivir experiencia, porque la covid nos ha hecho ver que somos frágiles, que la vida nos cambia en un momento, y esto explica que 2021 haya sido un año muy bueno para el hotel Atrio». «El 70% de nuestros clientes –detalla– son españoles, la mayoría de Madrid, aunque han aumentado los andaluces y los extremeños de las dos provincias, y esto último nos hace muy felices».


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