Emprendedores acorralados por la subida de precios

Un pastelero que vive de hornos aumenta su factura de la luz, el precio de la resina con la que hace trepar presas a otro, el ganadero el pienso con el que alimenta a sus vacas de repente cuesta mucho más, y el ganadero también paga más el gasoil de el tractor, por el rollo de cinta de goteo con el que riegas y por la bolsa de abono.

Estos son solo cuatro ejemplos, a través de cuatro empresarios extremeños de diferentes sectores, de cómo la subida de precios está empezando a apretar a estos autónomos cuyos presupuestos empezaron a deslizarse hace apenas tres meses y temen que la situación pueda empeorar, como pronosticaban no solo el indicadores, sino sus proveedores.

El aumento del costo de vida es generalizado, no escapa parcialmente a ninguna actividad. Los precios subieron un 5,5% en octubre respecto al año pasado, una subida tan fuerte que no se produce desde 1992. Esta tendencia alcista se detectó en marzo y está a punto de hundir a España en una inflación que no todos podrán soportar. Tiene que ver con los altos precios de la electricidad y los combustibles, la recuperación del consumo debido a la pandemia que aún no ha terminado, y los problemas en las cadenas de suministro, que van desde el transporte por carretera hasta el mar, donde se producen bloqueos en los puertos. Los tiempos de entrega son impredecibles y esto desestabiliza todo el proceso. Esta no es una situación exclusiva en España. Alemania, por ejemplo, experimentó un aumento interanual del 4,6% en sus precios.

Por todo ello, la repostera de Mérida, la diseñadora de la presa de Badajoz, la que siembra maíz en Novelda del Guadiana y el agricultor de El Batán que vive de sus terneros se quejan de que sus costes han subido, pero nadie les paga más. ellos producen. Aquí presentan sus historias y sus reflexiones sobre la situación por la que atraviesan.

Santiago Moreno es conocido en Mérida como Santi, pero sobre todo por la Dulceria San José, donde venden sus mercancías a granel. Vienen de Calamonte, pero en Mérida tiene dos comercios donde venden dulces caseros, tartas finas, bollería, canapés, roscón en reyes, tostadas en Semana Santa … todo proviene de dos hornos que se encienden desde las seis de la mañana hasta las seis de la mañana. prácticamente a las dos de la tarde, ocho horas. “Hace un año – especifica – recibimos una factura de luz que era de casi 700 euros, ahora la última era de 1.400 euros, y por ahora no podemos subir el precio con la situación competitiva que se vive con las grandes superficies. Verás el saldo al final del año, pero ya te dije que las ventas han bajado. No hay la misma alegría que antes de la compra. ¡Se acabó lo de darme una libra de pasteles! Ahora te dicen, dame tres o dame cuatro, y los parto por la mitad ”, describe este trabajador de 49 años.

Y el azúcar, la harina, …

Y no es solo su factura de electricidad lo que hará que su cuenta pierda el saldo. Todas las materias primas que utiliza han subido de precio. “La mantequilla ha aumentado un 30% y la harina, el azúcar y los huevos alrededor del 20%. Los proveedores te dicen que es por problemas de diesel y de transporte. Lo malo es que al hablar con ellos todos te dicen. empeora porque se acabó la Erte ”, dice.

En su caso, son cinco trabajadores repartidos entre los dos comercios que tiene en Mérida. «Durante la pandemia ya tuvimos que despedir a una niña y ahora, como están las cosas, tuve que contratar a otra persona a tiempo parcial».

Juan Francisco González Ramos es uno de esos ganaderos que fue a la escuela después de ordeñar cuando era niño. Proviene de El Batán, localidad cercana a Coria y cuenta con 112 vacas domesticadas cruzadas entre limusinas y charolé. Lo que comen tus animales es cada vez más caro y ya estás decidido a reducir tu rebaño.

“El aumento de precio nos tomó a todos por sorpresa, no era lo esperado”, dice luego de un duro día de limpieza.

Tus cuentas son las siguientes. Cuando no hay césped en el césped, que va desde otoño hasta marzo, sus vacas comen el pienso y en septiembre cada saco de 40 kg cuesta 9,50 euros y de repente se pusieron en 12 euros. Tiene que gastar alrededor de seis bolsas por día, y si solo hay vacas pariendo, cómprele un alimento de mejor calidad. Esto significa que hoy se gastan casi 20 € más al día que hace tres meses. “Todo ha subido mucho, pero lo malo es que el precio de los terneros no ha subido nada”, comenta este ganadero extremeño.

Encogerá tu cabaña

En su caso, los terneros suelen ser sacrificados a los 14 meses en el matadero de Almaraz o Madrid. Cuando llega, explica que alimentarlos ahora es más caro, pero se lo compran al mismo precio. “No tenemos espacio para comerciar o llevarlo a otra parte para ver si te pagan más, no funciona de esa manera. Y cuando les toca el turno, hay que matar al animal, porque llegan a una edad en la que comen más que el peso que engordan, así que ahora mismo mi plan es conseguirme unas 18 o 20 vacas a los precios que existen. «él se queja.

Isaac tiene su propio barco donde diseña presas trepadoras en Gévora (Badajoz) /

JV Arnelas

Isaac es un pequeño empresario autónomo afincado en Gévora, una pedanía de Badajoz, donde tiene un almacén de 300 metros cuadrados que sustituyó al garaje de su casa cuando decidió hacer crecer su negocio, a saber, la escalada de presas. Es escalador y ha decidido ganarse la vida en algo directamente relacionado con este deporte en auge. Se encarga del diseño y la fabricación, y un distribuidor hace el resto del trabajo. Exporta a decenas de países de todo el mundo y prácticamente en todos los continentes hay alguna presa procedente de Extremadura e instalada en un rocódromo, una instalación deportiva de la que cada vez hay más en España.

Su marca se llama ‘Saito Climbing Holds’, nació en 2012 y no paró de crecer hasta que se reconsideró su continuidad este verano debido a la brusca subida de precios, concretamente la de la resina, que forma parte de su materia prima y que viene del petróleo, y también porque no entregaron los materiales y esa escasez no sabía cuánto tiempo iba a durar.

Por ahora lo está ahorrando porque ha optado por una fórmula ‘orgánica’ en la que combina esa resina que se elabora con aceite de países árabes y cuyo precio se ha disparado con otra resina que se obtiene a partir del maíz, el cáñamo y el lino. , que procede de Turquía y países de Europa del Este y cuya subida de precios ha sido mucho más contenida.

“El miedo se ha generado por la falta de material y las grandes empresas han comprado mucho para no quedarse sin oferta, lo que provoca desabastecimientos si hay un exceso de demanda y un aumento de precios”, dice.

Resina 30% más cara

En su caso, la resina que compra en Alemania ha subido de precio, dice, entre un 20% y un 30%, pero como dos tercios de la resina de sus madres tiene los componentes biodegradables antes mencionados, le afecta un poco menos que al resto. .competencia, que de repente cuesta tres veces más producir cada agarre de escalada, calcula.

“Producir presas ‘biológicas’ ya era más caro, aunque lo hiciera por convicción y porque había clientes que las solicitaban. Entonces ahora lo que ha pasado es que todo se ha nivelado un poco ».

Los otros factores que le están afectando son la escasez de materiales que complementen su producto, como tornillos o cartón. También el aumento de las tarifas de flete, por lo que recibe menos pedidos de América. Por todo ello, su reflexión es que “debemos ser cada vez más autónomos y buscar alternativas para no tener que depender de China u otros países”.

José Delgado es agricultor en Novelda del Guadiana /

HOY DIA

José Delgado es agricultor de la comarca badajoana de Novelda del Guadiana. Ha dejado el brócoli y ahora se dedica al tomate, el maíz, algo de girasol y cereales. La última temporada no ha ido mal, pero los precios a su alrededor siguen subiendo y no sabe si la factura lo arreglará en futuras cosechas. “El combustible diesel ha aumentado un 20% desde el verano, pero los fertilizantes, los productos fitosanitarios y los herbicidas también han aumentado de repente. Lo malo es que los precios de venta de nuestras cosechas se mantienen estables, bajándolas ”, se queja.

Según los detalles, una tonelada de fertilizante de urea que usa para maíz o cereales valía 300 € en mayo y ya vale 518 €. Lo comprarás, preguntarás por qué es tan caro y te lo dicen por el famoso gas, el petróleo y otras excusas que los agricultores no encajan ‘.

Pero los problemas no terminan ahí. Aquellos que cultivan brócoli como solían enfrentarse a otro subidón. «La cinta de goteo ha aumentado en 15 euros por rollo, dicen por el aceite. 3.000 metros son suficientes y se necesitan 9.000 metros por hectárea, así que cada hectárea de repente tiene un coste adicional de 45 euros y que este cultivo ya tiene un muy buen precio. margen justo. ”, explica esta extremeña que gestiona 220 hectáreas de regadío y de lluvias.

Renegociar arrendamientos

Pero José continúa enumerando los aumentos de costos que se han producido en los últimos meses, como los productos fitosanitarios o la mano de obra. «Entre mijina y mijina al final es mucho. No conozco a ningún agricultor que se enriquezca, y en este momento solo podemos adaptarnos teniendo cada vez más hectáreas, pero significa tomar riesgos y contratos, que suelen ser de cinco años, ya estamos hablando de renegociarlos. Al final, todos perdemos.

Sin embargo, lo peor está por llegar. “La campaña terminó en octubre y se detuvo el riego, pero cuando empecemos a comprar y mover terrenos con tractores pidiendo diesel a principios de año, veremos todos los incrementos”, dice.