El estreno de España en la Eurocopa dejó varias conclusiones: que La Roja jugó relativamente bien, que el problema del gol es un dolor de muelas y que Luis Enrique Koke salvó a Resurrección tras dos años de ausencia por la causa.
Desde Las Rozas hablan los milagros del futbolista del Atlético que lleva 51 tardes en rojo tras el lunes. «Es normalidad, discreción y orientación a través de la apariencia de calma que transmite», dicen desde la cabina. «Con el prestigio que tiene, y después de dos años sin venir, está con la misma ilusión, con un talento impresionante, sabe cuándo hablar. Es un ejemplo de serenidad y liderazgo del que se puede aprender, uno de cada diez compañeros.
Sin carácter para tratar con un capitán, Koke habla entre ellos y es especialmente cuidadoso con los más jóvenes del grupo. En La Cartuja fue capitán sin brazalete, decidido a levantar el ánimo a su amigo Morata cuando el delantero falló estrepitosamente y el primero en exigir que el equipo saludara a los más de 12.000 aficionados que acudieron a animar o al menos, que la intención era meterse en las Olimpiadas.
Comments