Extremadura

Eugenio Fuentes: «Me arriesgué escribiendo sobre la pandemia»

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Eugenio Fuentes (Montehermoso, 1958) se muestra confiado. El covid y sus latigazos siguen muy vivos, pero el escritor no solo ve señales claras que indican el fin de la pandemia, sino que ha llegado a la conclusión de que vivimos en un país donde las cosas funcionan y donde «los 90 y muchos La gente es fantástica». Es tan optimista que responde a la pregunta de si cree que hemos salido mejor de esta crisis, como se decía en el momento del encarcelamiento y los aplausos. «Hemos superado el kilómetro 30 de la maratón, ese muro que si lo superas piensas en tener que llegar, aunque estemos psicológicamente agotados».

El título de su última novela, la duodécima, ‘Perros mirando el cielo’ (Tusquets), alude a este optimismo: «Si en aquellos tristes días (los perros) aprendieron a levantar la cabeza para mirar cada vez más alto, ¿por qué no tomamos ¿nosotros mismos?”, reza el último trabajo de Fuentes. El nuevo episodio del detective Ricardo Cupido se desarrolla en plena pandemia. Y no es solo un trasfondo, sino que condiciona profundamente las decisiones y la trama de La España vacía también es parte de la nueva obra, en contraste con las prisas de un mundo que no para de acelerar, recibida por la crítica como la mejor novela del escritor cacereño.

– ¿’Perros…’ es un retrato de estos días de pandemia?

– No es una historia circunstancial, es el corazón emocional de la novela, influye en la elección de la víctima; el personaje principal viene a retirarse de la gran ciudad a un lugar donde no tiene que respirar con una máscara. La pandemia influye en la forma de matar, en el descubrimiento del culpable, en la lección del testigo que sirve para esclarecer el desenlace. Es otro personaje de la novela. Este libro es también un homenaje a los trabajadores de la salud, detrás está el muy prestigioso médico Alberto Tejedor, que murió contagiado de covid en esa primera ola para cuidar a los enfermos, al igual que lo hicieron después los maestros.

– ¿Cuándo sintió que tenía que escribir sobre la pandemia?

-Empecé la novela en la reclusión, en ese devastador mes de marzo, cuando estábamos todos encerrados y todo estaba en silencio en las calles. Pero en ese momento no era el tema principal, nunca diseño una novela. El origen es el daño colateral de la España vacía. Los animales están invadiendo donde la población humana está desapareciendo, mi novela se basa en eso: una pareja en un auto, la niña está embarazada, tienen un accidente con una vaca que se ha cruzado en el camino, ella muere y le piden a Cupido que investigue quién es. tiene la responsabilidad de esa vaca. Esta es una vía de la novela, la otra es la pandemia, y por esas dos vías avanza. Y a medida que fue evolucionando la pandemia, surgieron cuestiones éticas y trascendentes, que es lo que siempre he tratado de hacer en mis novelas, más allá de excusas divertidas o ejercicios. He aquí un dilema ético al que se han enfrentado muchos médicos. Solo había un respirador y muchos médicos tuvieron que decidir entre quién vive y quién no puede salvar la vida. Aquí ya estamos hablando no sólo de misterios y enigmas, sino de decisiones de profundo significado ético.

–¿Se tarda aún más en saber cómo nos ha afectado la pandemia?

– Me sorprende la poca ficción que hay sobre ella. Sabía el riesgo que corría al hablar de la pandemia en la pandemia, pensé en Tolstoi, que necesitó 60 años para contar la invasión de Rusia por parte de Napoleón en «Guerra y Paz», o en Juan Benet, que necesitó 40 años para hablar de la guerra civil en ‘Lanzas oxidadas’. En marzo de 2020 no sabíamos qué iba a pasar, pero yo estaba tan fuerte emocionalmente que no podía dejar de escribir sobre eso aún sabiendo que me estaba arriesgando, pero acepté la posibilidad de estar equivocado.

–Insiste en que no le gusta engañar al lector con artimañas, sino que intenta ir más allá.

-Eso es lo que sentí, dejar de lado los temas de la novela oscura, la coartada y la investigación sin preguntar por la víctima y que los personajes después de resolver una muerte fueran a una fiesta. Uno se preguntaba cómo era posible si todavía había un cadáver caliente. Traté de que el dolor de la víctima estuviera siempre presente en mis novelas.

fuente moderna

-En la novela, también abordas la velocidad de este mundo a través de Elena y su trabajo como repartidora.

– Es un personaje típico de la modernidad: trabajo precario, velocidad, jinete, estrés. Que en contraste con el ambiente de la España vacía da un juego literario. Para mí Elena es el mejor personaje, el más moderno y el más actual, el que más me subyugó, de hecho los capítulos que le hubiera dedicado se han convertido en dos.

-Hay personajes muy definidos. ¿Cómo los dibujas, dónde recoges sus características?

– Vienen de la fantasía, no hay referencias reales. Yo creo que sin grandes personajes no hay grandes novelas, me gusta que haya personajes y un tratamiento estético y literario de la escritura. Creo que una novela es una democracia donde un personaje secundario tiene la misma dignidad que un protagonista. Un personaje secundario no puede ser un mueble o algo funcional, debe ser único y no intercambiable.

– Ricardo Cupido, su detective, tampoco es típico.

-Cupido nació diferente, no quería al típico sabelotodo ni al alcohólico solitario y mujeriego. Es un investigador biográfico. La novela policiaca carecía de cierta calidad literaria y es un género ideal para hacer preguntas, y de eso se trata la literatura: de suscitar dudas, incertidumbres y dejar que el lector encuentre la respuesta.

¿Cómo reciben los lectores tu novela?

-Tengo pocos lectores, pero son de una fidelidad fantástica. No tengo redes sociales y esto me permite estar un poco aislado. Me siento muy afortunada porque tengo el apoyo de Tusquets, sé que el libro estará en todas las librerías de España.

–Ha sido columnista de HOY durante años. ¿Qué te ofrece este contacto quincenal con la prensa?

-El periodismo es fantástico, cada vez me gusta más, porque puedo hacerlo incluso con tiempo. La novela es un gran latifundio, hablo del amor, de una pandemia, de una España vacía y sin embargo un artículo son pequeños latifundios donde solo se toca una cosa.


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