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Si se tiene en cuenta que más de dos millones de españoles consumen ansiolíticos todos los días, ¿qué unas 10 personas en nuestro país se suicidan cada día y 200 lo intentan sin éxitoque más de la mitad de la población española admite sentirse «cansada o sin energía» desde el inicio de la pandemia y que según el Ministerio de Sanidad a cada diez personas se les ha diagnosticado un problema mental puede que no necesitemos escuchar la historia de Mirando a Simone Biles para ver que ella es uno de los grandes problemas que enfrenta nuestra sociedad.
Pero lejos de ser el centro de la agenda sanitaria, El acceso a psicólogos y psiquiatras en el sistema sanitario público español sigue abierto. El Congreso de los diputados ha visto desde hace algún tiempo comentarios como el de Íñigo Errejón diciéndole que acuda a un médico mientras habla sobre salud mental en el podio en un intento de romper el tabú al que está condenado este tipo. de enfermedades que históricamente han estigmatizado a los afectados.
La renuncia de Biles a la competencia por supuestos problemas de salud mental ayudó a poner este tipo de enfermedad en el centro de atención de los medios internacionales durante al menos unos días, a pesar del ruido habitual en las redes sociales donde algunos insisten en hacer algo minimizado tan importante. Han surgido testimonios veraces que nos emocionó, como los de la docente y divulgadora de cine de Ceuta, Rafael Morata.
El hilo sobre su depresión
Morata quiso compartir con sus seguidores de Twitter su propia experiencia de depresión, que le diagnosticaron hace unos cuatro años mientras era director de estudios en la escuela en la que trabajaba. Su historia comienza con un hombre en decadencia que no sabe a quién a quién su médico tuvo que obligarlo a informar que estaba enfermo:
A principios de octubre habían pasado cuatro años desde que caí en un cuadro severo de depresión y ansiedad. El puesto de director de estudios envenenados del nuevo equipo, que había aceptado en mi escuela, donde había sido feliz desde que me incorporé en 1999, me hizo reacio a frenar el puesto de director del estudio envenenado.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Los compañeros y acompañantes notaron que me iba cayendo día a día. Las visitas a la oficina que me preocupaban eran continuas. Me preguntaron con mucho cuidado, sabiendo que no era yo y que en cualquier momento podría romper.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
A principios de octubre, después de una reunión del consejo escolar que pensé que me iba a desmayar, decidí ver a mi médico de cabecera. Pasaba las noches vestido de blanco. Su rostro estaba contorsionado: quería ayuda, algo sobre lo que dormir. Mi médico me dijo que me desconectara.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Con su diagnóstico de «renuente» se despidió, inició un proceso de aceptación y tuvo que aguantar Malentendido en la reacción de algunas personas, como director:
En esta consulta no hice más que resistir. “Rafael, no te irás de aquí sin una baja por enfermedad. Viste tu cara Él puede darte algo en cualquier momento. De mala gana y sin darme cuenta de lo que me estaba pasando, acepté.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
En mis veinte años como maestra, nunca he visto un revés. Cuando terminaba el ciclo, los padres siempre preguntaban si «Don Rafael» tomaría la clase avanzando desde Infantil. Ahora ni siquiera podía llegar al aula durante las lecciones que tenía como directora de estudios.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Nunca estaré lo suficientemente agradecido por la determinación de mi médico de cabecera, pero no olvidaré las palabras de la directora cuando la telefoneé, dolorosa y débilmente, diciéndole que me habían dado de alta y que dimitiría: «Qué decepción», se deslizó entre silencio y palabras huecas.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Lejos de derrumbarse, Rafael se puso en manos de profesionales -algunos de ellos le hacían más mal que bien, pero no se rindió- y él mismo marcó otra parte de la terapia haciendo cosas que le gustaban:
Han pasado cuatro años desde entonces y todavía estoy tomando medicamentos. Tuve cuatro psiquiatras, el primero de los cuales fue dañino; el segundo logró estabilizarme; Con el tercero, casi me caigo del borde el año pasado, con el actual, estoy en la fase incompleta de dejar de tomar mi medicación.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
¿Qué sentí en los primeros meses? Tengo mucho miedo de recordarlo: una nada, un vacío, una pared negra, estar solo y querer arruinarme, tener miedo de lastimarme o hacerlo, no puedo dormir, de alguna manera no puedo ser, sentir que mi vida me dejó. o me explotó el pecho.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Todo estaba oscuro y no tenía sentido. Tenía miedo de que alguien me detuviera en la calle, que me hablaran. Hasta que el tratamiento comenzó a funcionar muy lentamente, después de dos meses, mi memoria era un verdadero desastre.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Con la ayuda de mi médico de cabecera, cambié de psiquiatra en Algeciras a los cuatro meses. Cuando comencé a ver algo de luz, me propuse metas: leer todos los días varios cuentos de la integral de «13, Rue del Percebe»; Ver un capítulo de «El Pícaro» de Fernán Gómez todos los días.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Siempre he hecho ciclos personales de Kaurismäki, Kieslowski, Berlanga, Fassbinder. Poco a poco, en un proceso sin fin, me fui recuperando día a día. Me obligué a desayunar afuera: estuve una hora y media leyendo en la cafetería Terminus.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Allí también retomé Twitter, pero me mantuve constante y fiel a mí mismo, sin el engaño previo de ser considerado Progarzón, por miedo al rechazo y aludiendo a mis auténticas creencias socialdemócratas, aunque también fui consciente de la imprevisibilidad del PSOE.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
El duro trato del psiquiatra, los cómics, las películas, los periódicos digitales, los libros, el desayuno en mi cafetería habitual y Twitter fueron fundamentales para mi recuperación. Con altibajos, estable en el último año gracias a mi psiquiatra actual, ya puedo ver el final
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
De ahí que con su experiencia Morata quiso advertir de algunas señales que cualquiera puede notar que podrían ser la punta del iceberg algo más profundo que conviene abordar con la ayuda de profesionales:
Tan pronto como note un vacío incómodo, una sensación de dolor, ausencia y malestar constante; Tiene problemas para dormir; Incapacidad para concentrarse; Deseo de ser dejado; Llora amargamente y sin motivo real … no dejes de intentar buscar una solución y acude al especialista.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Depresión, con o sin miedo, ni siquiera deseo a mi peor enemigo. Y no, no te vuelvas invisible: acepta que tienes un problema de salud mental porque es obvio que está ahí y es parte de una solución a largo plazo. Y si un psiquiatra no es bueno para usted, pruebe con otro.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Es importante no retroceder ni pisar una mina durante el proceso. Debes saber que eres lo mejor que tienes y tienes que buscarlo. gracias por venir.
– Rafa Morata (@rafa_morata) 29 de julio de 2021
Poco a poco, gracias a testimonios como este, las visitas al médico son menos tabú en caso de problemas de salud mental y, de hecho, desde el inicio de la pandemia, las visitas por trastornos depresivos o de ansiedad se han incrementado.
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