Galicia

el medico no es dios

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Pide un papel más activo por parte de su grupo, pero lamenta que el negocio no sea tan boyante como antes.

20 de enero de 2023 . Actualizado a las 05:00.

No es fácil encontrar tiempo para hablar con María José García (Ourense, 1963), farmacéutica de vocación y líder visible de sus compañeros por curiosidad y compromiso. Hay más firmeza que pasión en su discurso, pero transmite esa confianza de farmacéutico que uno agradece cuando va a la farmacia con su preocupación.

— Hace unos años te quejabas de que a las farmacias les iba mal. ¿Sigues pensando lo mismo?

—Todavía nos afecta la regulación que nos impuso Ana Pastor en el año 2000, obligando a las farmacias a contribuir al gasto sanitario. Se suponía que era una medida temporal, pero se quedó para siempre. Los precios de los medicamentos han caído considerablemente, pero la farmacia no ha subido. En este momento algunos están mejor y otros peor, pero lo que nunca ha pasado es que hay instalaciones que no son viables y se mantienen funcionando con ayuda del gobierno.

—Farmacias rurales, supongo.

—Sí, pero también algunos urbanos. En Galicia hay 12, pero en España hay unos cuantos más. En las farmacias han bajado los márgenes y los precios y tenemos cuellos de botella. Y los hospitales dan medicinas que antes se daban en las farmacias.


«Así que no es el negocio que solía ser».

– Hubo años mejores, sí.

—¿Qué pasa con el problema de la escasez?

-Apariencia. hoy [por ayer] Un colega me dijo que de las seis páginas de la orden, faltan dos. Hay un factor muy importante: los precios de los medicamentos en España. Son tan bajos que es más rentable para los laboratorios venderlos a otros países. Hay medicinas que cuestan 60 centavos. Dime qué tienda vende un producto que cuesta 60 centavos. Tenemos a la venta chicles que cuestan diez veces lo que cuestan algunos medicamentos.


— La goma de mascar es muy cara.

«Así es, ja, ja». Pero el hecho es que todo es muy caro.

– Ves a un cliente entrar por la puerta y ya sabes un poco sobre su estado de salud.

-S. Los clientes de farmacia son clientes habituales y, a menudo, conocemos su historial y problemas. No todo el que pide cita médica la consigue, así que hay quienes acuden a la farmacia a pedir consejo.


—¿Se necesita un talento especial para ir a la farmacia?

«En cuanto a todo lo demás». Es algo inherente que no te enseñan en la carrera. La sensibilidad es necesaria para saber hasta dónde se puede y no se puede llegar. Pero esto es necesario en la vida en general.

—¿Alguna vez cuestionaste una receta que trae el usuario?

—Como profesionales, es nuestro deber intervenir. A veces hemos detectado errores o problemas que el médico que no es Dios pasó por alto. Si descubrimos una intolerancia o que el medicamento no es adecuado, estamos obligados a comunicarlo.


—¿Estamos tomando demasiados medicamentos en general?

– No se puede generalizar, pero yo diría que no. Además, por el contrario, existe falta de cumplimiento de los tratamientos; A la gente que va al médico le recetan cosas y no las toma. Porque hay patologías que no tienen síntomas y como no duele, toman el primer envase y no siguen. Y luego vienen los problemas.

—¿Hemos tomado demasiados psicotrópicos?

Es importante tener una buena salud mental. A veces, la falta de terapia o de un psicólogo se reemplaza con medicamentos. Si hay un problema de ansiedad, insomnio, una pastilla lo resolverá en lugar de llegar a la raíz. La terapia con medicamentos debe ser apoyada por terapia psicológica con menos efectos secundarios.


—¿Están infrautilizados los farmacéuticos?

—La farmacia podría dar muchos más servicios. Pero hay interferencia de otros grupos que piensan que estamos en su terreno. En Portugal, ofrecen muchos servicios: desde vacunas hasta detección de enfermedades. Y mucha medicina preventiva.

—Hace años, las farmacias eran atacadas por delincuentes. Eso se ha ido, ¿no?

-Felizmente. He tenido algunos episodios como este. Incluso me pusieron una pistola en la cabeza dos días antes de que naciera mi hija. De vez en cuando hay episodios, pero hay menos.

—Usted también es vicepresidente de la federación española, ¿por qué se metió en esta fila?

– Bueno, como casi todo lo que me pasó en la vida porque me lo sugirieron. También tengo curiosidad y creo que se pueden hacer cosas desde dentro. Es emocionante porque estás defendiendo tu profesión.

—No falta nada en el botiquín de primeros auxilios de casa.

-No me parece. Como los tengo tan a mano, prefiero que no caduquen.

-¿Celta o Dépor?

-Ni idea. A nivel futbolístico, sólo me interesa de forma limitada la selección española. Ni siquiera sé a qué categoría pertenecen. Me gusta el deporte, pero hacer ejercicio.

– ¿Y qué práctica?

«Mis huesos ya no son lo que eran, así que lo que más me gusta hacer es caminar».

—¿Qué le recetaría a Pedro Sánchez?

«Un poco más de sinceridad».

– ¿Y Alfonso Rueda?

– Que se preocupa más por el medio rural que se está muriendo.

– Defínete en pocas palabras.

– Soy vital, con capacidad de emocionarme. Y sé cómo hacer las cosas al cien por cien.

— ¿Qué te gusta hacer además de caminar?

-Bailar. Me encanta la música latina. Pop latino más que salsa.

«Entonces dime una canción».

Vivir mi vida, de Marc Anthony, este es el mejor. Tuve un problema serio y esta canción me ayudó a mirar hacia adelante.

«¿Lo más importante en la vida?»

-Salud. Sin duda.





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