Castilla y León

El “leonesismo”, una cosa transversal que está llevando al límite al PP y al PSOE

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PSOE y PP tropiezan con León, que parece convertirse en una piedra en el zapato para los dos grandes partidos. La moción aprobada la semana pasada en la Diputación leonesa pidiendo su autonomía ha devuelto a primera línea una causa que late en la región desde hace más de cuarenta años, y con la que populares y socialistas lidian de manera desigual. Romper con Castilla es una reivindicación extendida en la provincia, y un carrusel al que PP y PSOE se han subido o bajado en distintos momentos, en función de las circunstancias y sus intereses. El reconocimiento a esta identidad combina con su discurso estatal, que en ningún caso recoge la segregación de una región ni la creación de la comunidad autónoma número 18. Una situación que tensa y fricciona a las formaciones, que hacen equilibrios para defender el interés nacional sin comprometer sus apoyos en León.

El mayor test de estrés lo ha vivido estos días el Partido Socialista, después de que sus dirigentes apoyaran la polémica moción, presentada por la Unión del Pueblo Leonés, que volvió a poner de actualidad la causa autonomista, una posición que después rechazó la ejecutiva federal desde Ferraz.

Pero no sólo el PSOE. Porque entre quienes rechazaron la petición de una autonomía propia para León había tres diputados del PP que sí habían apoyado esta misma reivindicación en sus respectivos ayuntamientos de Valdelugueros, Valderrueda y Valverde de la Virgen, dentro de la oleada de más de 60 mociones que han aprobado estas iniciativas. Entre ellos el propio portavoz popular en la Diputación de León, David Fernández, alcalde de que en esta ocasión justificó su voto en contra a que la iniciativa no daba garantía legal de que sus aspiraciones pudieran materializarse.

Después de este mensaje, comenzaron los equilibrios por parte del PP, que salió rápidamente al paso y redujo su postura a una opinión personal. La encargada de hacerlo fue Ester Muñoz, que combina las dos facetas, leonesa y nacional, como líder del PP de León y como vicesecretaria del PP, peso pesado en la cúpula de Alberto Núñez Feijóo. La dirigente se cuidó de no criminalizar las posiciones, aunque cerró la puerta al debate.

«El PSOE juega con los sentimientos»

Ya los años 80, Alianza Popular, el que germen político del PP, llevó al Tribunal Constitucional -sin éxito- la constitución de Castilla y León como autonomía, en su reivindicación de que León debía constituirse como una propia comunidad. Las posturas son distintas a día de hoy. La presidenta del PP leonés, en declaraciones a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo editor de este medio, Prensa Ibérica, admite la existencia de una fuerte «identidad provincial» en la región y defiende el «respeto» a un sentimiento leonesista, pero defiende que «el PP no lleva en su programa» esta cuestión y considera que no es prioritario, al considerar que «hay problemas más importantes».

Además, niega que la depresión económica y demográfica de León respondan al «marco autonómico» de una comunidad autónoma presidida en estos momentos por Alfonso Fernández Mañueco (PP), y lo atribuye a «problemas más profundos» como la despoblación, que en León ha llevado a perder un 10% de su población en las últimas dos décadas, pero que también afecta a otras provincias del noroeste, que debería abordarse con un «plan integral contra la despoblación» por parte del Gobierno de España, al que acusa de haber reducido la inversión a la provincia de León «un 11% en los últimos presupuestos, y un 30% en los últimos cinco años». Muñoz advierte además del efecto contrario que podría conllevar ciertos discursos leonesistas, con la amenaza de afectar negativamente a «la imagen de León».

La dirigente del PP atribuye la polémica a «las peleas internas» de los socialistas en León y acusa al PSOE de «jugar con los sentimientos de la gente». «No se puede trasladar una falsa sensación de una cosa que no se puede hacer», denuncia Ester Muñoz, que pone el acento en las diferencias entre la formación a nivel regional, que «apoyó la moción porque tiene un pacto con la Unión del Pueblo Leonés» y la reacción después de la ejecutiva federal.

Disonancias en el PSOE

Lo cierto es que más allá de las contradicciones que arrastra el PP, en los últimos días ha sido el PSOE quien ha sido objeto de polémica por las disonancias en sus propias filas. Inmediatamente después de apoyar la moción que pedía la ruptura de León, el PSOE de León daba un paso atrás y defendía que el movimiento en un acto «simbólico», para mostrar su rechazo a las políticas de la Junta de Castilla y León, según su secretario general provincial, Javier Alfonso Cendón. Poco después, la portavoz nacional del PSOE en Ferraz zanjaba de raíz este debate. «León no va a ninguna parte», decretó la portavoz del PSOE, Esther Peña, de origen burgalés.

En declaraciones a este medio, Cendón resta importancia a la polémica, advirtiendo de que «era un gesto con nuestros socios«, Unión del Pueblo Leonés (UPL), con quien gobiernan en coalición en la Diputación de León. «Lo que estamos defendiendo es que necesita un cambio después de 37 años gobernados por el mismo partido».

El dirigente culpa a la gestión de la Junta del popular Mañueco de los principales problemas de la región. «Hay un sentimiento generalizado de que las políticas de la Junta no funcionan y particularmente en León no hay políticas para hacer frente al problema demográfico, y una parte de ese descontento se canaliza en esa moción»; argumenta el socialista, que cree que la polémica se debe a que «esta vez el PP lo ha intentado usar para desprestigiar al Gobierno central».

El alcalde del PSOE: «Un despropósito»

Pero el apoyo del PSOE a la moción y su posterior desautorización llevaron a un desconcierto total durante unas horas. Así lo vivió también el alcalde de León, José Antonio Diez, del PSOE, que admite la «gran sorpresa» que supuso la votación. El regidor ha sido siempre defensor de la causa leonesista para constituirse como una comunidad autónoma uniprovincial y en diciembre de 2019 aprobó en su Ayuntamiento una moción en el mismo sentido, a sabiendas de que estaba «contraviniendo las directrices» del PSOE.

El alcalde de León, José Antonio Diez.

El alcalde de León, José Antonio Diez. / A.C.D.

«Eso me llevó a tener serios problemas con mi partido y sufrir la persecución de la ejecutiva federal. Sufrí muchas presiones. Para una parte del PSOE yo pasé a ser un apestado que si era posible, había que eliminar», admite, en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica. El PSOE de León le remitió entonces cartas a sus cargos municipales pidiendo rechazar la oleada de mociones que se han votado en decenas de ayuntamientos de la provincia. El PSOE consideraba que las pretensiones eran “claramente inconstitucionales y contrarios al modelo territorial” del partido y zanjaba en la misiva que «esta moción no se puede apoyar».

Diez relata también su desengaño tras aprobarse la moción la semana pasada, cuando el PSOE de León redujo el gesto a algo «simbólico». «Ha sido uno de los mayores despropósitos del PSOE en la provincia de León, porque han jugado con las expectativas y sentimientos del pueblo de León», censura el alcalde de León. «Lo que PSOE ha hecho en esta provincia es un error de primera magnitud», continúa Diez, que ordena con claridad el orden de prioridades: «Primero los leoneses y después mi partido».

Las represalias por la reivindicación leonesista del alcalde llevó también a un choque con Koldo García, el asesor del exministro Ábalos a día de hoy investigado, que llegó a amenazar al edil de León. «Tengo tres años para joderte», le espetó, en un episodio que él mismo denunció después. «Me han intentado eliminar multitud de veces ya aquí sigo, mientras siga con el apoyo de los leoneses y la militancia».

UPL pide «atreverse»

En Unión del Pueblo Leonés, su presidente Carlos J. Salgado, considera que la cuestión leonesa es una «reivindicación transversal» y apunta a su partido como «es el único que lo canaliza porque es quien tiene el mensaje más claro». El dirigente certifica la existencia de votantes y cargos de PP y PSOE que reivindican su autonomía, cuyas posiciones se hacen más o menos visibles en función «de si de sus direcciones aprietan o no las tuercas».

«Si el PP hubiese dado libertad de voto a los suyos la semana pasada, la mayoría hubiera votado a favor», abunda el dirigente de UPL, formación leonesa, sin ideología marcadamente de derechas o de izquierdas, que en las últimas elecciones autonómicas superó por primera vez el umbral del 20% en la provincia leonesa. Salgado acusa a las dos grandes fuerzas de «torpedear la posibilidad de la autonomía leonesa», puesto que son quienes «pueden hacerlo posible» mediante un acuerdo. Un acuerdo que, sin embargo, tendría en contra la parte castellana de la autonomía. «Es una papeleta complicada para ellos, porque no tienen sólo una estructura regional, entran otros intereses y también lo tienes que explicar en Valladolid».

Para Salgado, la solución pasa por fortalecer la organización política regional. «Necesitamos que la UPL y el leonesismo tenga cuanta más fuerza mejor para tener capacidad de presión y que los partidos se atrevan a dar ese paso«. Sobre la fórmula jurídica, Unión del Pueblo Leonés considera que la creación de una nueva autonomía cabe dentro de la Constitución, y se realizaría mediante la reforma de la Ley Orgánica del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, tanto en las Cortes autonómicas como en las Cortes Generales. «Nos gustaría que pudiese haber un debate en nuestra sociedad más allá de las declaraciones gruesas, que pudiésemos debatir con sosiego y tranquilidad sobre los datos actuales y las alternativas que podrían darse sin tener miedo a tomar decisiones».

A los 47 años, soy una puma orgullosa, pero me niego a salir con alguien que tenga la mitad de mi edad: los hombres de 40 años son una total molestia.

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