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Porque en cuanto a las autoridades marroquíes se les ocurre algo imaginativo (como decir que ambas ciudades son una puerta de entrada a España y Europa y no solo una fuente de discordia entre estados), resulta que acaban por echarse atrás. No está claro si es por la lógica reticencia diplomática de nuestro país. O quizás porque Rabat no lo ha visto muy claro, por las peligrosas implicaciones semánticas que podría tener para su discurso oficial sobre las dos ciudades.
Hilera de personas que entraron ilegalmente en Ceuta durante la última crisis provocada por Rabat.
Y sí, como suelen proclamar de vez en cuando Mohamed VI y su Majzen, Ceuta y Melilla son ciudades marroquíes, y admitir que hay puertas entre ellas y Marruecos es quizás mucho más contrario a la historia oficial que reconocer una frontera (aunque sí refleja los deseos de los marroquíes residentes en Castillejos o Nador, mucho más cerca ).
Si tengo una puerta en mi casa y mis vecinos no la cruzan sin mi permiso, es precisamente porque soy soberano en mi casa, cuyo espacio es limitado y merece respeto. Aunque me comunico con mis vecinos a través de esta apertura al exterior, y aunque no siempre esté abierta a todo el mundo.
Porque en cuanto a las entradas de mi casa, yo soy el que tiene la llave.
Al enfatizar la existencia de puertas fronterizas, Ceuta y Melilla quizás no solo fueron reconocidas como realidades diferentes a Marruecos, sino también indirectamente. lo beneficiosa que puede ser para los marroquíes la relación con España y Europa a través de estas ciudades. Una relación en la que incluso podría ser que lo mejor (en términos de riqueza) esté por venir. No solo para Ceuta y Melilla, sino para toda la región fronteriza.
Por supuesto, es necesario que estas puertas permanezcan en su lugar. Lo cual sería metafísicamente imposible si Ceuta y Melilla no mantuvieran su estatus actual y Marruecos y sus altas autoridades no lo dieran por descontado. Aunque esto podría desdibujar la historia irredentista que ofrecen sus temas desde hace décadas.
“Que nadie crea que cediendo ante el Sáhara Occidental y dejando que España renuncie a sus responsabilidades, no se conseguirá una garantía creíble”.
Pero da la impresión de que poco de esto se quiere entender en Rabat, por más gestos amistosos que se les acumulen por parte del gobierno español. Y al igual que en el Sáhara Occidental, Marruecos lleva mucho tiempo empeñado en cerrar todas las puertas al derecho internacional (sin entender que si alguna vez quieren ejercer allí su soberanía, deben respetar el derecho de autodeterminación de los saharauis: el Sáhara no es Cataluña ), También en Ceuta y Melilla llevan tiempo determinando el cierre físico de puertas y despachos aduaneros. Aunque en mayo pasado les dio la oportunidad de explotar políticamente a miles de niños en una maniobra de guerra híbrida.
Que nadie crea que cediendo al Sáhara Occidental y renunciando a las responsabilidades de España se conseguirá algún tipo de garantía creíble en relación con Ceuta y Melilla. Esta es la trampa en la que el Makhzen quiere que caigamos con sus amenazas contra ambas ciudades.
El día en que la comunidad internacional y España acepten los hechos consumados en el Sáhara marcará la primera piedra del fin de Ceuta y Melilla tal y como las conocemos.
*** Federico Echanove es periodista.
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