MADRID, 30 de julio (PRENSA EUROPA) –
El Tribunal Supremo (TS) ha declarado que grabar en secreto una conversación no es un acto ilegal ni una falta de respeto a la otra persona, y ha retirado una sanción de la Guardia Civil confirmada por el Tribunal Militar Central contra un sargento del Benemérito por grabar una reunión con un superior en el cuartel de Beriáin, aunque los jueces no estiman qué pasaría si se hubiera hecho público el contenido grabado.
Así consta en una sentencia de 6 de julio de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, que estima el recurso de la Guardia Civil y anula la suspensión de cinco días del servicio porque «la grabación de una conversación por uno de los intervinientes en ella no puede ser por sí misma considerado un acto ilícito.” “.
En la sentencia recogida por Europa Press, los jueces del TS explican que si uno de los presentes decide grabar una conversación, «esto no puede ser considerado una falta de respeto, ya que se puede respetar al interlocutor y a pesar de ello, grabar la conversación». razón, también, se le permite menos o no ser cortés con el interlocutor», añaden.
Sin embargo, el Supremo aclara que «otra cuestión» sería la difusión de la conversación grabada, algo que la Sala no analiza en este caso concreto porque «ese hecho no es el que aquí surge».
ESCONDIÓ LA GRABADORA EN EL BOLSILLO DE LA CAMISA
Los hechos se remontan al 7 de febrero de 2020, sobre las 9 de la mañana, durante una reunión entre el sargento y un capitán de la Compañía de Pamplona en el cuartel de Beriain, a quien se unió un teniente para aclarar una incidencia de servicio.
El sargento grabó este encuentro «sin permiso ni conocimiento» de «ninguno» de los presentes con un dispositivo que guardaba en un bolsillo de su camisa. La conversación «fue todo sobre cuestiones de servicio», explica la oración.
Pero mientras hablaban, un «extraño ruido mecánico» alertó a sus interlocutores, quienes comenzaron a «desconcertarse» de dónde provenía. El sargento respondió sacando la grabadora y admitiendo «nerviosamente» que estaba grabando porque no se sentía bien en el trabajo.
El capitán lo puso feo y le advirtió que lo que había hecho era irrespetuoso y desleal, a lo que el sargento respondió pidiéndole perdón a él y al teniente. Luego les dijo que su comportamiento se debió a que había «seguido un mal consejo».
El sargento sancionado recurrió ante el Tribunal Supremo argumentando que no había grabado nada, que nadie había oído la supuesta grabación y que el ruido se hacía al pulsar el botón de grabación.
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