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COMO | «Me sentí humillado porque no me dejaron subir al avión»

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José Bañón recibe a LAS PROVINCIAS en su casa de Torrent. / txema rodríguez

El sobrepeso de diez kilos de la silla de ruedas fue el motivo de dejarla en tierra, aunque la aerolínea reconoce el error y te indemnizará

Cuando José Bañón llegó al aeropuerto de A Coruña para regresar a Valencia el domingo por la mañana, no podía imaginar el desafortunado suceso que le esperaba. Con los billetes comprados antes del verano, se acercó al mostrador de Air Europa a sacar las tarjetas de embarque. Pero no se los dieron. Esto se debe a que la silla de ruedas que lleva, sobre todo porque está adaptada para un paciente de ELA, como es su caso, pesa 160 kilos, diez más de lo que la aerolínea asegura que podría llevar el avión.

“No lo podía creer. No me dijeron cuando pedí ayuda, guardé el correo y era el 2 de junio, les dije que tenía una discapacidad, les dije cuáles son las características de la silla, cuando Hablé con el servicio de atención al cliente de la empresa les informé de todo y no me dieron ningún problema pero ahora me dijeron que no, el valenciano viajaba con su mujer y dos amigos, y todos se quedaron en tierra con él para buscar una solución a volviendo a casa.

José Bañón tuvo que pagar 1.200 euros por diferentes billetes, más taxis y AVE para poder volver el domingo desde A Coruña

Varios empleados de la aerolínea le negaron rotundamente la entrada sin darle otra alternativa. “Les conté mi enfermedad y mi problema y no lo tomaron en cuenta, no les importó”, dice. “Me sentí impotente, humillado, abandonado porque pasaban las horas y no me dejaban subir al avión, todo el aeropuerto se dio cuenta de lo que estaba pasando”, lamenta José al recordar ese momento.

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«La única alternativa que tenía era pagar cuatro billetes en Iberia, fuera del precio que fuera, que salía para Madrid a las 13.30, luego cogía un tren pero tenía que esperar otras tres horas en Atocha». Una odisea con la que “llegó a Valencia pasadas las once de la noche en lugar de las cuatro de la tarde cuando debería haber llegado”.

cuatro pasajes

Los cuatro nuevos billetes le costaron 1.200 euros, más taxis, AVE e incluso cena en Atocha. Todo esto está siendo reembolsado por Air Europa ya que la compañía llamó a José este lunes por la tarde para decirle que admitió su error y asumiría el costo adicional.

No hay perjuicio económico, sino psicológico. «No puedo valorar el daño moral que me ha hecho, aunque lo más importante es que esto no le vuelva a pasar a nadie en España, así que me siento recompensado de que estén arreglando las cosas para que no vuelva a pasar». , dice el valenciano. También actúa en representación de personas en su situación ya que es Tesorero de la Asociación de Enfermos de ELA en la Comunidad, que cuenta con 240 socios. Incluso su silla, a pesar de pesar 160 kilos, es de las más ligeras para una persona de sus proporciones. “No tengo ventilación mecánica, pero hay otras sillas que sí pesan alrededor de 450 libras”.

«No puedo apreciar el daño moral que me causaron, todo el aeropuerto lo reconoció», dice el valenciano de 55 años

Este era el primer vuelo que tomaba desde que le diagnosticaron ELA hace cinco años, y por una razón especial. «Había quedado con unos amigos porque estábamos celebrando el 37 aniversario de nuestro inicio de labores en Renfe y nos quedamos en A Coruña para conocernos y vernos». El viaje a Galicia del viernes se pudo hacer sin problemas con la compañía Volotea, pero a la vuelta se encontró con este desagradable problema.

Los pacientes con ELA exigen más ayuda y recursos

“Todavía no entiendo cómo pueden pasar estas cosas hoy, la impotencia de que no pueden ponerse en tu lugar a pesar de que hicieron lo que tenían que hacer es genial. Pagué las entradas en el día, informé de mi situación y mis necesidades y al final me negaron la entrada insistiendo en que tenía sobrepeso, que era imposible, me dijeron que era problema de combustible, y no lo hice. entender nada», dice Bañón, que denunció la situación y presentó una denuncia ante Aena y ante la Agencia Estatal de Seguridad del Área.

Debido a su enfermedad, José es completamente dependiente y, como él mismo dice, solo puede parpadear. «Tengo que darme de comer, tengo que ir al baño, soy 100% dependiente», y por eso sus dos compañeros, además de su mujer, no dudaron en quedarse con él en A Coruña para volver todos juntos .

Si tiene la oportunidad de viajar nuevamente, elegirá en adelante el ferrocarril del que también es ex empleado. “No me arriesgaré a volar con esta ni con ninguna otra compañía, ya no confío en ellos después de eso, así que a la vuelta preferí ir de Barajas a Atocha, sabiendo que volvería sano y salvo en tren”, le dice a José. , quien este lunes sintió el apoyo de multitud de amigos y conocidos en trascender su historia.


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