En el texto, el ministerio distingue entre agresión por pinchazo casos confirmados de dispensación de químicos y delitos de abuso sexual
Los profesionales sanitarios de todos los departamentos de salud valencianos ya disponen de un protocolo en el que se detalla cómo afrontar la actual racha de averías entre los jóvenes, especialmente en las zonas de ocio y festivales de música. un documento que, además de los pasos a seguir, establece que los sanitarios deben informar a la víctima “de la conveniencia de interponer denuncia y de la necesidad de que se proceda al proceso judicial, aunque sólo se haya obtenido un pinchazo sin ningún clínica de cualquier tipo, ya que esto también es un delito penal”. Así, el protocolo deja en manos de las víctimas en carretera la comunicación a la policía, aunque facilita los trámites, salvo que se haga antes de solicitar atención médica)”, se lee en el texto.
De esta forma, el Ministerio de Salud configura tanto el sistema de actuación en estas nuevas situaciones como el sentido de los profesionales sobre la necesidad de notificar todos los casos, según expresa en LAS PROVINCIAS Mercedes Álvarez, presidenta de la Asociación de Médicos Forenses Comunitarios. cuando animó a las víctimas a informar a los especialistas sobre los hechos para poder investigarlos.
Además, y aunque el protocolo de actuación se centra en sospechas de dispensación de sustancias químicas, el Departamento distingue los percances de los casos confirmados de dispensación de sustancias. Esto último es denunciado ante el Juzgado de Servicio, órgano que “decide sobre la necesidad de la presencia de médicos forenses para tomar muestras y examinarlas en caso de ser necesario (registrado en casos de agresión sexual por suministro de químicos). Estos casos recientes, que implican sospechas de abuso sexual, tienen un protocolo específico desde hace tres años.
Esta distinción entre punción y entrega confirmada de sustancias químicas también es coherente con el hecho de que hasta el momento solo se ha constatado un caso identificado en Asturias que haya sido vacunado con una sustancia, en este caso éxtasis líquido inyectado a un menor. En este sentido, el nuevo protocolo valenciano establece que “si la víctima es menor de edad (no sólo en el caso de abusos o malos tratos), se extremará la protección y se transmitirá directamente al tribunal competente o a través de las Fuerzas Armadas y los Cuerpo de Seguridad del Estado. También puede solicitarse la intervención del fiscal de menores en casos de suspensión o extrema vulnerabilidad.
Salud señala en el extenso documento que en estos casos de sumisión, los delitos más comunes son de naturaleza sexual, y la víctima suele ser una mujer joven menor de 30 años. Señala que las sustancias comúnmente utilizadas se administran por vía oral, pero también se pueden inyectar por vía subcutánea o intramuscular. Son de acción rápida y de corta duración, causando amnesia, sedación, confusión, alucinaciones o desinhibición. Se han descrito hasta una treintena de sustancias, entre las que se encuentran alcohol etílico, hipnóticos, metanol, cocaína, ketamina, burundanga e incluso disolventes.
comercio al por menor
El objetivo del protocolo es coordinar la acción entre los profesionales de la salud, los médicos forenses, la policía y las partes interesadas para «facilitar una respuesta sanitaria y judicial integral», y establece cómo deben proceder los profesionales de la salud.
Si la víctima acude al centro de salud, «será trasladada al hospital sin demora», aunque los médicos prestarán los primeros auxilios y valorarán el riesgo vital. Procurarán no quitarse la ropa ni ningún objeto que lleve la víctima para asegurar su cuidado hasta su llegada al hospital y llamarán al 112 para que se active el protocolo de asistencia y se envíe un transporte sanitario para el traslado. La víctima también puede llamar directamente al número de emergencia.
Una vez en el hospital (al que también puede acudir directamente el interesado) y ya durante el triaje de urgencias, se pregunta al paciente si es posible que «alguien le haya administrado algo, por punción o no, y/o tenga algo sin su consentimiento, que podría constituir un delito penal. Estos pacientes deben ser alojados en áreas que les ofrezcan la mayor privacidad posible. Si se sospecha la liberación de sustancias químicas, se tomarán muestras tóxicas (posiblemente orina, sangre y cabello) después de firmar una declaración de consentimiento. Se realizará un examen físico y un informe de lesiones. Incluso se les advierte que «la información relacionada con el consumo de alcohol o drogas podría usarse para socavar su credibilidad en los tribunales, pero también podría ser útil para documentar su vulnerabilidad». Se asegura la cadena de custodia de las muestras y se valora la necesidad de profilaxis post-exposición.
“No sé en qué más se les ocurre abusar de una mujer”, dicen los afectados
La asociación AFAVIR se fundó con el objetivo de concienciar a la sociedad “de la terrible discriminación que aún sufre la mujer por el mero hecho de ser mujer”. Una discriminación que deja a los jóvenes viviendo con un miedo constante en el cuerpo cada vez que salen de sus casas.
El aumento de denuncias de niñas pinchadas en la comunidad en las últimas semanas ha motivado que se establezca un protocolo de actuación de los sanitarios para hacer frente a posibles casos de vertido químico.
Lucila, presidenta de la asociación AFAVIR y madre de Rocío López, víctima de violencia de género y asesinada hace 14 años, cree que el protocolo es «adecuado pero aún insuficiente, habría que poner más medidas de seguridad para que esto no pasa”, confirma el presidente de la asociación.
“El efecto dura de dos a tres horas. Entonces, para cuando la joven llega al hospital, es posible que ya le haya pasado todo”, dice Lucila. Asimismo, reitera que es muy triste que esto siga pasando y que cada vez haya más casos que estén lejos de resolverse. “No sé qué más pueden inventar para intentar abusar de una mujer”, explica el presidente.
Asimismo, cree que actualmente los jóvenes corren un riesgo muy grande y «aunque en los clubes hay seguridad de que no hay riesgo porque todo está muy controlado, en lugares con tanta gente es imposible prevenir ese tipo de logro, hay hay muchos sinvergüenzas que se creen que pueden hacer lo que quieran con las mujeres», dice el Presidente.
Algunas de las demandas que propone Lucila son buscar en los lugares donde se aglomera la gente, así como aumentar el número de guardias de seguridad en esos lugares para que esto “acabe cuanto antes, me pongo en la piel de las madres y es tal que una de estas jóvenes podría ser mi hija». Lucila no se rinde y lucha día tras día por la seguridad de las jóvenes y para que se haga justicia por su hija y por el fin de la violencia de género.
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