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MADRID
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Cinco de la tarde del 6 de enero, Epifanía. Mientras las familias se reúnen en casas y restaurantes de extraños para celebrar este día especial, dos mujeres jóvenes y bien vestidas pasan el rato en los rellanos de un bloque de pisos en la calle Guzmán el Bueno. En algún momento, comienzan a manipular la cerradura de una casa. Pero su morador está dentro. Al escuchar ruidos extraños, mira por la mirilla: ve a uno de los delincuentes tratando de abrir la puerta usando el método de deslizamiento. La víctima potencial comienza a gritar y los ladrones huyen de la escena.
Pero dos policías de paisano del distrito de Chamberí los vieron salir después por el portal de Fernando el Católico, de 64 años.
Ves a las jóvenes quitarse el sombrero, me mueven de forma extraña, esquivan… Y los agentes sospechan ya que en esta parte más acomodada del barrio se acumulan numerosas denuncias de robos a domicilio. Cuando los detienen, los identifican y con una búsqueda superficial comprueban que en sus bolsillos llevan joyas robadas metidas en calcetines, así como los testigos de plástico (carnada) que colocan en las puertas de los departamentos donde sospechan que no hay nadie adentro, para luego regresar y comprobar que el cartel sigue ahí para robarles. Entre ellos se encontraban un serbio de 19 años y un croata de 22, que quedaron en libertad acusados tras pasar por la comisaría y ante el juez. Para agregar más robos.
Valencia, Barcelona, Gijón, Málaga…
Este es el método principal del llamado clan Topmodels, una organización criminal dirigida desde Croacia que roba los bienes más valiosos de las casas de los barrios acomodados de Madrid pero también de otras zonas de España e incluso de terceros países. Se sabe que algunos de ellos han «trabajado» de esta manera hasta por diez años. Se les conoce con ese nombre porquey van muy dispuestos a robar, normalmente en bloques con muchas casas, de esta forma pasar lo más desapercibido posible. Así se bautizaron el pasado mes de abril, cuando se dio el primer golpe contra el clan en Madrid. En ese momento había once prisioneros. Pero dejaron huella en Valencia, Barcelona, Gijón, Málaga… Recorrer la historia de los controles y detenciones previas de estas mujeres permite comprobar polo a polo su movilidad por todo el territorio nacional.
Fuentes policiales destacan que estos grupos delictivos son «muchas veces clanes familiares»: «Mafias ambulantes que operan principalmente en fechas de verano o festivos porque se supone que entonces hay menos gente en casa». Pero caen y vuelven a caer. Entonces los líderes A las chicas que están «quemadas», les cambian de ciudad o de país.
Casi 700 robos al mes
Suelen alquilar coches de alquiler para moverse, aprovechando la facilidad que permite la libre circulación por el espacio Schengen en este sentido. Solo en la Comunidad de Madrid, según las últimas estadísticas oficiales, cada mes se denuncian casi 700 robos con allanamiento de morada, correspondientes a los nueve primeros meses de 2021. que están trasladando su ejército de invasores a nuestro país para realizar la «temporada» criminal; y luego regresan a sus lugares de origen o se trasladan a otros, como lo ejemplifican las “pasarelas” criminales de este clan de supermodelos.
El pasado viernes, la Policía Nacional, también en Chamberí, puso el guante a un serbio de 25 años, un macedonio de 31 y un italiano de 19. una de ellas esta embarazada y la Transalpina ya contaba con una revisión previa por eventos similares en Valencia. Su recorrido más frecuente eran las calles de Fernando el Católico, Guzmán en Bueno, Fernández de los Ríos… Llevaban joyas, cadenas de oro, relojes y otros objetos valiosos en calcetines. Hasta que fueron detenidos en el 44 de la calle de Monteleón.
Allí, un vecino del barrio los vio manipulando el acceso al portal a las 15 horas y alertó a la Policía Nacional. Además del ocultamiento mencionado anteriormente, los agentes comprobaron que habían escondido otras partes de su botín en lugares como la parte trasera de los extintores de un edificio.
Nuevos arrestos. Más mazmorras. Otro juez. Y en la calle.
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