Estrena «Nadie en esta tierra» con un inspector de policía
BARCELONA, 28 de enero (EUROPA PRESS) –
El autor barcelonés Víctor del Árbol vuelve a la ficción policiaca con Nada en esta tierra (Destino), una novela en la que narra la lucha y el heroísmo de un comisario de policía contra el poder: “Ya no veneramos a los verdaderos héroes sólo en los vencedores. «
En una entrevista con Europa Press, aseguró que “lo heroico no tiene que ver con ganar, sino con hacer lo correcto”, y dijo que en la novela quería pensar en las personas que tienen poder y lo que significa poder. de verdad
En la novela, el inspector Julián Leal, enfermo y acusado de agredir a un miembro de la alta sociedad, regresa al pueblo gallego donde se crió mientras aparecen cadáveres potencialmente vinculados a él, lo que da lugar a una investigación en quienes deben rendir cuentas. de su presente y de su pasado.
Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) ha reiterado que el inspector debe demostrar su inocencia ante un «sistema corrupto que lo quiere como chivo expiatorio» y ha afirmado que para él el personaje es un héroe que quiere salvar un niño y de paso a todos los niños del mundo.
El autor ha señalado que ha querido mostrar que “el poder no tiene dueño, tiene esclavos, se vale de la ambición del pueblo para mantenerse”, y ha subrayado que el poder tiene que ver con la impunidad y la falta de ética.
En ese enfrentamiento con el poder, afirmó Del Árbol, el inspector sabe que perderá para que otros ganen, y resaltó que él es como el arquetipo heroico Héctor y el del poder que es Aquiles: “Héctor se enfrenta a Aquiles y sabe lo que va a pasar”. suceda, morirá, sabiendo que no hay nada más que pueda hacer para salvar su ciudad.
Para Del Árbol, “lo más hermoso del ser humano es el deseo de libertad frente al poder, estos héroes sin épica que siguen haciendo lo correcto”, mientras se normalizaba criticar aspectos como la inseguridad, la mentira o el cinismo.
VIAJE AL PASADO
En la novela, estrenada esta semana, el inspector se enfrenta a su pasado, en el que su padre muere en un incendio en su casa de la ciudad, y el autor ha explicado que la novela refleja el regreso a un «pasado mitológico», a veces peligroso, a veces ella es. Es mejor dejarlo como está» mientras busca sus raíces para equilibrarse y se encuentra en una realidad hostil.
Del Árbol, autor de novelas como “Un millón de gotas” y el Premio Nadal “La víspera de casi todo”, ha remarcado que la llegada del inspector al pueblo de su infancia muestra esa actitud tan propia de la sociedad, “no muévase para no contestar ninguna pregunta que lo incomode».
Cuando se le preguntó sobre la tendencia hacia los entornos rurales en la novela actual, dijo que la ficción policial ha evolucionado y si antes se centraba en el inframundo urbano, ahora ha «mutado en una confluencia de lo rural con lo urbano» por eso. fuerte contraste, y que el norte de España le permitía esta combinación, aderezada con el misterio de sus paisajes.
NOVELA POLICIAL
El autor ha señalado que ha querido volver al género policiaco y escribir por primera vez con un policía como protagonista, y ha apuntado que ha intentado evitar el arquetipo y mostrar un «modelo más realista» con los diferentes modelos a seguir. en los personajes, desde el agente profesional hasta el que solo busca prosperar dentro del sistema.
Del Árbol ha destacado que en esta serie de diferentes modelos policiales dio a todos la oportunidad de «hacer lo correcto» en algún momento de la novela, y ha dicho que Leal es un buen policía, pero que confunde la ley con la justicia. que no siempre busca lo mismo, ya que lo primero busca un canon de convivencia, y lo segundo es un sentimiento innato.
Del Árbol, amante de las series, ha afirmado que la literatura es diferente, ya que en la televisión uno es solo un espectador de arquetipos que funcionan para una historia, mientras que la literatura utiliza estos arquetipos para que el lector «se convierta en protagonista y saque sus propias conclusiones». .
«Cuando leo, el escritor me guía, pero soy yo quien construye el universo con mi imaginación», apuntó Del Árbol, quien contradice totalmente el discurso de que la literatura está muerta y señala que existe desde que existe. son conflictos humanos habrá que contarlos
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