BNG y PSdeG afean a Rueda los pactos del PP con el partido de Abascal y el presidente de la Xunta les responde que la oposición desearía tener un parlamentario de Vox en la Cámara autonómica
05 jul 2023 . Actualizado a las 13:32 h.
Ningún diputado autonómico, tampoco en el Congreso. Ni un alcalde. Es más, solo una concejala, en Avión, y tras las últimas elecciones municipales. Vox ha fracasado en todos sus intentos de obtener representación en Galicia y, aun así, protagonizó esta mañana buena parte del debate parlamentario en la sesión de control al presidente de la Xunta, la última previa a las elecciones generales y en medio de los pactos entre PP y los de Santiago Abascal para gobernar ciudades y comunidades autónomas. «Este é o PP máis submiso e máis ultra, disposto a gobernar coa extrema dereita», acusó a Alfonso Rueda la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón. Mismo reproche desde la bancada socialista. «O seu verán azul está cheo de sombrillas verdes», ironizó Luis Álvarez con la campaña popular en estas generales. «Escoitándolle diría que estarían encantados de ter a Vox no Parlamento, pero non vai ser», le contestó el titular de la Xunta, que extendió la misma respuesta a Pontón: «Se o PSOE ten ganas de que houbera Vox aquí, vostedes teñen necesidade».
La sesión de este miércoles es la última para varios diputados, algunos históricos, como el portavoz popular Pedro Puy y el ya exvicepresidente Francisco Conde, que ocupaba el escaño que dejó libre Marta Novoa, ahora alcaldesa de San Cibrao. Ambos van en puestos de salida en las generales. Y por este motivo será también el último para la socialista Patricia Otero, número dos del PSOE por Lugo, y para los nacionalistas Daniel Castro, candidato en esta provincia, y Noa Presas, en Ourense, si bien nunca antes el BNG había sacado representación en el Congreso por estas circunscripciones.
La proximidad de las generales llevó a los socialistas a dirigir su confrontación con Rueda a esos pactos entre PP y Vox. «Non están no lado correcto da historia», comenzó Álvarez en una pregunta sobre las actuaciones estratégicas del Gobierno gallego hasta el final de legislatura que acabó siendo el habitual intercambio de reproches entre Ejecutivo central y autonómico. «Foise as consignas nacionais e esqueceuse do que me preguntaba: os obxectivos estratéxicos. Son todos aqueles que nos bloquea [Pedro] Sánchez», devolvió el presidente gallego.
Ana Pontón inició su careo con Rueda repasando los problemas que, considera, sufre Galicia tras «catorce anos de submisión do PP» a Génova. «Non ten reparo en actuar directamente como delegado electoral do candidato Feijoo, supeditando Galiza aos intereses partidistas do PP», condenó la líder del Bloque, que volvió a reclamar que el expresidente gallego, en su condición de senador por designación autonómica «sen unha soa medida por Galiza», explique el incremento de 800.000 euros en su patrimonio durante los últimos tres años.
La portavoz nacional del BNG apuntó que los populares «branquean e asumen» el discurso «ultra da extrema dereita machista, racista, xenófoba e profundamente antigalega», retomando de nuevo la estrategia de pactos con Vox. Rueda rechazó las comparaciones con ese Partido Popular, matizando que en Galicia hay un «PP centrado e amplo» en el que el partido de Abascal no tiene cabida «para moito pesar de vostede», señaló a Pontón. Se refirió al diputado del Bloque en el Congreso, Néstor Rego, calificándolo de «entusiasta das políticas de [Vladimir] Putin» y de ser el «único nacionalista que non sacou nada» de su apoyo a Sánchez en la investidura.
Ambos se enredaron después en el tamaño de la Galicia que quieren y los dos se reprocharon, mutuamente, buscar una «pequena». Rueda consideró que así lo pretenden los nacionalistas, que «non acertan no diagnóstico e moito menos nas solucións»; y lo mismo Pontón sobre un PP «supeditado ao centralismo» que deja en la comunidad «o peor Goberno da historia». Cerró la sesión el presidente de la Xunta, que de nuevo chanceó con que se le pregunte por los retos de su Ejecutivo y se le pregunte «polo patrimonio de Feijoo». Encomendó a los nacionalistas ponerse como objetivo, en dos semanas, «acabar co sanchismo en Galicia» y avanzó, provocando carcajadas entre los diputados del BNG, que serán «moi reivindicativos e eficaces» con en el Gobierno central si Feijoo es presidente.
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