Tras más de 30 años de trabajo en casi todos los departamentos de la Xunta, se convirtió en Consejera de Facenda. Su compromiso y conocimiento de la Administración Autonómica lo convirtió en una pieza clave para Feijoo y una figura política muy respetada por la oposición.
06 octubre 2021 . Actualizado a las 6:21 pm.
Quien conocía y trataba de cerca Valeriano Martínez García (Aldn, Cangas, 1961) saben lo poco que le gusta pararse frente a la luz. Que era lo suyo trabajar después, con discreción, sin querer mostrar el éxito. Les daría los números. Durante sus años al frente de la Ayuntamiento de Facenda hizo su fortuna con esta declaración: Tengo todas las medallas soviéticas, no necesito la mía. La frase resume muy bien la humildad y retraimiento de O Morrazo, de quien se despidió de forma inesperada este miércoles mientras trabajaba en su despacho. Como siempre lo hizo. Su muerte es una espina en el costado de todo su equipo en el consejo ocupado estas semanas con el Presupuestos 2022. Y un golpe para Alberto Nez Feijoo, que pierde un amigo y un hombre en quien confiaba casi a ciegas porque le encomendó la elaboración de los estados financieros anuales, los ajustes a las Conselleras, el pago de 90.000 sueldos y las facturas del proveedor. (tener que pagar a tiempo era una de sus obsesiones).
Tenía más experiencia en estas complicadas tareas. Casado (su esposa es enfermera en Sergas) y con un hijo (ingeniero), Valeriano -llamado Tito- es recordado por sus compañeros como un hombre que supo impresionar desde el principio con su tono serio y su voz profunda (lo que él está seguro de que le ayudó su afición por el tabaco) pero que se apresuró a soltarse con sus raciones de humor furtivo, y con esa cuna de Galicia (es uno de los pocos miembros del concejo de la Xunta que puede presumir de ello) que sólo se fue cuando Fue a un internado en Valencia cuando era adolescente. Allí, decía de vez en cuando, fue donde aprendió español.
Regresó a Galicia y completó sus estudios Economia y economia de la Universidad de Santiago y posteriormente se especializó en gestión hospitalaria. Llegó a la Xunta en 1985 cuando había que hacer casi todo; la comunidad casi no tenía poderes. Comenzó como funcionario y ocupó cargos administrativos hasta convertirse en Gerente de Recursos Humanos en Sergas cuando fue necesario instalar varios hospitales. También fue Director General de Transporte y Auditor de la Consello de Contas de Galicia.
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