Opinión
Un muro va en contra de todas las normas de mitigación del cambio climático vigentes
Cuando todas las ciudades y urbanizaciones se preparan para un siglo de incertidumbre climática, Navalmoral recibe del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana la peor solución: un muro. Para satisfacción tanto de la Junta de Extremadura como del actual alcalde.
¿Creeremos que no pasa nada, porque Navalmoral es una ciudad media ignorada en el contexto autonómico? ¿Qué políticos autonómicos y locales se presentarán a las próximas elecciones que sigan defendiendo un muro urbano como modelo de futuro?
Sabemos que el proyecto de superficie ha sido aprobado (febrero de 2021) y licitado (febrero de 2022), pero también sabemos que una decisión política podría cambiarlo pronto, para completar el tramo extremeño sin demasiados retrasos dado que la continuación hacia Toledo (Madrid) aún no tiene proyecto definitivo.
¿Qué se necesita? Entiende que el tejido urbano de Navalmoral es el que mejor indica la solución técnica para este nuevo tren tan solicitado y necesario para la comarca. Pensemos en toda una población y comarcas afectadas (2.500 manifestantes la última vez en las calles de Navalmoral) que reclaman una ciudad modelo sin divisiones permanentes. ¿Son poco los 100 años de muro que nos esperan?
La Plataforma No al Muro ha impulsado la mejor alternativa al proyecto aprobado en superficie, el de enterrarlo, para que el tren siga siendo un aliado económico y social, lo que no quiere decir que se defienda enterrarlo en todas partes y en las circunstancias. .
¿Cuál es la situación propuesta para Navalmoral?
Los 1.850 km subterráneos (con las rampas serían un total de 3.150 km) que atraviesan el tejido urbano de Navalmoral, cumplen las condiciones esenciales con las que se aprobó el proyecto en 2011: que siga atravesando la ciudad para no perder viajeros, que se mantenga la actual estación rehabilitada, que sea mixta para viajeros y mercancías y que se libere una zona libre de especulación urbanística en el espacio ganado a las vías, para construir una gran avenida de este a oeste de la ciudad.
El vertedero cumple con el estudio informativo aprobado en 2008, ya que no modifica el trazado (como ocurriría si se alejara de la ciudad), y con una modificación ambiental específica que requerirá un estudio hidrogeológico analizando las condiciones en las aguas subterráneas niveles, básicamente para proponer medidas de mitigación.
¿Cual? Dado que el acuífero tiene 3 metros de altura en algunos tramos, es necesario controlar este caudal de agua con las medidas de mitigación habituales en este tipo de obras de ingeniería: compuertas, sifones, pozos de toma y reinyección.
Los trabajos de enterramiento, dada la geología del lugar, no son difíciles de realizar. El terreno está formado por capas de arena y arenisca. Se trata de una excavación sin perforadora, con paredes blindadas para que las máquinas vayan extrayendo la tierra, vaciando el hueco para pavimentar las tejas y posicionando la losa superior por donde se canalizarán los cuatro canales. El mantenimiento del servicio durante las obras del vertedero no supondrá mayor dificultad que la prevista por el proyecto de superficie. De cualquier manera, vale la pena soportar los inconvenientes de la movilidad si obtiene múltiples beneficios a largo plazo.
es mucho para preguntar? ¿Invertir en vertedero y en la creación de un boulevard para facilitar oportunidades de trabajo y mejorar la salud de las personas?
Otro modelo de ciudad es posible
La plataforma cívica moral, valiéndose de técnicos, profesionales de la construcción, urbanistas y arquitectos, sigue afirmando que el vertedero no es un despilfarro económico en relación a la inversión prevista de la obra en superficie. Y lo afirma con datos comparativos de obras similares en otros lugares de la geografía española. Cualquiera puede verificar esto.
La plataforma cívica dice que la solución soterrada es la que mejor cumple con todos los requisitos de sustentabilidad ambiental, normativa ambiental, mitigación climática y mitigación de grandes inundaciones ante las perspectivas del cambio climático. Un tren subterráneo implica un máximo de control técnico de las vías posibles, lo que no se consigue con los pasos subterráneos previstos en el proyecto de superficie. Además, el mantenimiento del subsuelo correrá a cargo de Adif, lo que garantiza aún más su fiabilidad.
Un muro presupone la creación de una barrera física, o dique, frente a cauces previsibles, inundaciones que correrán en superficie hacia el nivel inferior donde se encuentra la vía férrea. El proyecto de superficie en sí no tiene esto en cuenta a pesar de estar publicado por el Ministerio de Obras Públicas, el Centro Nacional de Información Geográfica. Los túneles se inundarán con grave degradación y dificultad para ser mantenidos adecuadamente por los presupuestos municipales.
Un muro va en contra de todas las regulaciones de mitigación del cambio climático a la vista. Implica el fomento del uso del coche privado, ya que las largas distancias de los túneles dificultan su uso por su precariedad e incomodidad. El proyecto no prevé el uso de bicicletas a través de los pasajes subterráneos con escaleras y rampas. Pero también lo impiden los pasos inferiores vehiculares, que no contienen los tres niveles reglamentarios de ninguna vía; la del vehículo, la del peatón y la del ciclista.
Un muro también creará un caos circulatorio al dirigir todo el tráfico hacia la nueva plaza de la estación, lo que no solo mutila el parque municipal sino que elimina todos los estacionamientos de la zona. Quienes cojan el tren o el autobús solo tendrán unos minutos para aparcar (el número de taxis se reduce a solo 3).
La infraestructura tan necesaria debe proporcionar nuevos servicios ferroviarios y no la destrucción de los existentes.
Tras comprobar que la solución encubierta para Navalmoral es la más adecuada y haberla apoyado todos los partidos políticos tanto de la asamblea autonómica como del gobierno local, se ha producido cierto boicot en las relaciones entre las tres administraciones implicadas, la del Ministerio , la de la Junta de Extremadura y la del gobierno municipal (las tres en manos del mismo partido). Y no será porque no haya una ingeniería conocida que pueda arreglar algo que se hace en cualquier otra infraestructura, o una nueva inversión que no esconda ningún tipo de estafa económica sino que facilite a la ciudad prepararse para emergencias que no son solo climáticas.
Una avenida es también una gran inversión en progreso y desarrollo sostenible porque ayuda a proteger la salud humana, favorece la movilidad activa (a pie o en bicicleta) y ofrece espacios de ocio y esparcimiento. Estimula la actividad económica porque crea un entorno más amable, abierto y no discriminatorio. Porque no destruye todo el comercio interior, no destruye el arbolado urbano, y facilita que más viajeros suban al tren.
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