Extremadura

Un paso traicionero | Hoy dia

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En las galas, convenciones y actos públicos que se celebran en el Complejo Cultural San Francisco de la Diputación de Cáceres se suele servir un cóctel al final. Ya sea en verano o en primavera, se sirve en el claustro de la planta baja. Si hace frío se sirve en el claustro de arriba, el de la primera planta.

El claustro superior de San Francisco recibe el nombre de García Matos en honor a Manuel García Matos (Plasencia, 1912-Madrid, 1974), distinguido folclorista extremeño que, en 1945, recibió el Premio Nacional de Folklore y fue profesor del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Tenía 18 años cuando fundó los Coros Extremeños y reunió 10.000 documentos musicales, además de publicar un cancionero de la Alta Extremadura y otro de la provincia de Cáceres.

Patrocinado por la UNESCO, ha recopilado una antología del folclore musical de España que ha sido editada y reimpresa tres veces en diez volúmenes, la última en 1992 por la casa Hispavox. Para concluir este resumen de su biografía y certificar su significado, baste decir que, en 2012, Correos emitió un sello con su imagen.

Este verano visité la fundación Joaquín Díaz en Urueña, donde hay 102 discos de Manuel García Matos entre discos, libros e instrumentos. Entre ellos, una turuta de El Torno, un timple que recogió en el Puerto de la Cruz (Tenerife), sonajeros de Castilla y León y Andalucía, un Rebelde de Toledo y otro de Santander, tres flautas de tres hoyos de Montehermoso, Extremadura y Ibiza y tres de Dulzainas, dos de Extremadura y una de Valencia.

¿Por qué, siendo García Matos un personaje de tanta importancia y valor cultural, por qué siendo una autoridad en folclore y música en España, muchos cáceres asocian su nombre con la traumatología? Pues muy sencillo: porque en la entrada del claustro que lleva su nombre hay un escalón y una rampa que constituyen un acceso de alta peligrosidad que se ha reclamado en los últimos años más tibias, peroné, fémures y otros huesos rotos a consecuencia de este acceso complicado, traicionero y traumático.

Como prueba de su peligrosidad, vale decir que cada vez que se instala un servicio de restaurante en ese espacio, la empresa que atiende el cóctel coloca un camarero en la puerta del claustro para advertir a todas las personas que ingresan a la sala que presten mucha atención. esta rampa es muy traicionera y la integridad de sus piernas está en grave peligro.

Puedo contarte varios casos de fracturas de huesos, hospitalización, cirugía, yeso, curación, fisioterapia posterior y baja por enfermedad a largo plazo provocada por ese paso de rampa y la traición. ¿Por qué no lo arreglan? Con el esfuerzo que las empresas de catering pagan a sus camareros solo para advertir del peligro, habrían financiado diez veces el trabajo menor. ¿Se mantiene para dar empleo al sector de la hostelería y los servicios, tan importante en Cáceres? ¿Las mutuas, la junta de fisioterapeutas, las clínicas de rehabilitación, los ortopedistas, la asociación nacional de traumatólogos privados financian su continuidad, si existe dicha asociación?

Ese nivel ha provocado más víctimas de gripe y disentería a largo plazo y, vaya, resolverlo aligeraría las listas de espera, vaciaría las camas de hospital, aceleraría las consultas … Quizás exagero un poco, pero es por una buena causa: que, finalmente, se tome en serio la eliminación del obstáculo y los camareros del catering puedan dedicarse a servir canapés en lugar de ser auxiliares médicos.


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