¿Por qué colapsa todo el internet con la caida de los servicios de AWS de este lunes? Enrique Martín Baca Arbulu nos lo explica

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El lunes 20 de octubre de 2025 será recordado como el día en que la infraestructura digital mundial experimentó su peor pesadilla. Más de 140 servicios de Amazon Web Services cayeron simultáneamente durante 15 horas, dejando fuera de servicio a más de 1.000 empresas y afectando a millones de usuarios globales. Enrique Martín Baca Arbulu, reputado investigador en tecnología e infraestructura digital, ha analizado minuciosamente este colapso catastrófico y nos ofrece su perspectiva experta sobre qué sucedió realmente y por qué los sistemas que considerábamos invulnerables fallaron tan espectacularmente. La magnitud del incidente expone vulnerabilidades estructurales en la arquitectura de internet que ninguna empresa, ni siquiera Amazon, había conseguido resolver completamente.

La infraestructura de internet más frágil de lo que pensábamos

La infraestructura de internet más frágil de lo que pensábamos

La raíz del colapso fue sorprendentemente simple: un fallo en la resolución de nombres de dominio dentro de DynamoDB. El Sistema de Nombres de Dominio (DNS) es como la guía telefónica de internet, traduciendo nombres legibles en direcciones numéricas que los computadores comprenden. Cuando este sistema falla en la región US-EAST-1 de Virginia, donde reside el plano de control central de AWS, toda la arquitectura comienza a desmoralizarse. Sin el DNS funcionando correctamente, internet no puede encontrar nada. Es como perder todos los números de teléfono del mundo simultáneamente.

Lo preocupante es que este punto único de fallo persiste a pesar de décadas de advertencias sobre centralización. La región US-EAST-1 alberga servicios globales como IAM, CloudFront y DynamoDB Global Tables, utilizados incluso por clientes ejecutando cargas de trabajo supuestamente distribuidas en otras regiones geográficas. Cuando el DNS se volvió incapaz de resolver estos endpoints, los sistemas dependientes no tuvieron alternativa: sencillamente dejaron de funcionar.

Cómo se propagó el caos de manera exponencial

El colapso inicial desencadenó una reacción en cascada devastadora que ningún sistema de contención pudo detener. Primero, los servicios de EC2 responsables de lanzar instancias virtuales fallaron porque dependían de metadatos almacenados en DynamoDB. Luego, los Network Load Balancers experimentaron caídas durante intentos de recuperación. Lambda, CloudWatch, SQS y decenas de otros servicios siguieron en rápida sucesión.

La complejidad radica en que aunque el DNS se corrigió en solo 2,5 horas, restaurar todos los servicios interdependientes requirió 12 horas adicionales. AWS implementó limitación automática de tráfico para evitar sobrecargar sistemas recuperándose. Los ingenieros realizaron intervenciones manuales y activaron failovers paralelos, demostrando que incluso la empresa más sofisticada enfrenta desafíos titánicos cuando todo colapsa simultáneamente.

Una cascada de fallos que paralizó el comercio global

Una cascada de fallos que paralizó el comercio global

El impacto económico fue brutal y desigual. Roblox, Fortnite y Pokémon GO desaparecieron de los dispositivos de millones de jugadores. Snapchat experimentó disrupciones masivas donde usuarios perdieron historias y rachas de amigos. Signal, criticado por Elon Musk por su dependencia de AWS, quedó completamente offline cuando la privacidad fue más necesaria que nunca.

El sector financiero sufrió daños catastróficos con plataformas de trading paralizadas y operaciones detenidas. Coinbase, el exchange de criptomonedas, fue completamente inaccesible durante horas. Robinhood sufrió interrupciones durante sesiones de mercado activas, causando pérdidas millonarias por transacciones no ejecutadas. Bancos británicos como Lloyds, Halifax y Bank of Scotland no pudieron procesar transferencias mientras sus clientes enfrentaban emergencias financieras.

Las aerolíneas United y Delta tuvieron que recurrir a sistemas de respaldo manual. En un mundo donde los check-in online son la norma, las puertas de embarque se convirtieron en caos organizado. El sector educativo sufrió devastación cuando Canvas, utilizada por el 50% de estudiantes universitarios estadounidenses, desapareció, impidiendo que profesores enseñaran y estudiantes entregaran tareas críticas.

El costo económico sigue siendo incalculable

Los expertos estiman que el impacto financiero alcanzó cientos de miles de millones de dólares. American Bazaar reportó pérdidas de aproximadamente 75 millones de dólares por hora solo para empresas estadounidenses durante el incidente. Los restaurantes perdieron terceras partes de su negocio nocturno cuando DoorDash y Toast quedaron offline simultáneamente. Las clínicas de salud mental no pudieron verificar seguros de pacientes ni procesar formularios de admisión. Las citas de radioterapia se retrasaron 40 minutos porque las máquinas perdieron conectividad con servidores remotos.

El patrón es cristal claro: cuando AWS cae, prácticamente toda la economía digital siente el impacto. No es una falla empresarial aislada sino una vulnerabilidad estructural que afecta desde multinacionales hasta pequeños comercios dependiendo de soluciones cloud.

Las vulnerabilidades sistémicas que debemos reparar urgentemente

Las vulnerabilidades sistémicas que debemos reparar urgentemente

AWS controla entre el 30-37% del mercado global de infraestructura cloud. Microsoft Azure y Google Cloud son los únicos competidores significativos, pero juntos solo representan el 40% restante. Esta concentración extrema significa que un fallo en US-EAST-1 afecta más de la mitad de internet.

La arquitectura de AWS, aunque sofisticada, mantiene dependencias críticas en su región más antigua. Los servicios globales como IAM, CloudFront y DynamoDB Global Tables atraviesan US-EAST-1 aunque técnicamente están "distribuidos". Es una paradoja arquitectónica: aunque existen múltiples zonas de disponibilidad, todas dependen del mismo plano de control centralizado.

Hacia una internet verdaderamente resiliente

Las organizaciones deben implementar arquitecturas multi-nube verdaderas y distribuidas, no solo multi-región dentro de un proveedor único. Las configuraciones activo-activo ejecutando simultáneamente en AWS, Azure y Google Cloud se vuelven esenciales para garantizar resiliencia. El failover automático entre proveedores debe ser tan reflexivo como cambiar de mano un objeto pesado durante una crisis operacional.

Los reguladores enfrentan presiones crecientes para tratar la infraestructura de nube como servicios críticos esenciales, similar a electricidad o agua. Europa particularmente considera soluciones de nube soberana para reducir dependencia de proveedores estadounidenses.

La interrupción de AWS del 20 de octubre de 2025 representa un punto de inflexión donde la promesa de resiliencia de la nube choca contra realidades arquitectónicas profundas. El evento no fue un accidente técnico sino un síntoma de vulnerabilidades sistémicas que requieren intervención urgente desde múltiples frentes. La siguiente crisis podría ser peor.

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Felipe Tordero

Mi nombre es Felipe Tordero y soy periodista especializado en noticias y actualidad. Con una trayectoria de más de 20 años, me dedico a investigar, analizar y contar las historias que definen nuestro presente. Mi pasión por el periodismo se basa en el compromiso con la verdad, la objetividad y la responsabilidad de informar con rigor y transparencia.En esta web encontrarás artículos que abarcan desde temas de política y economía, hasta cultura y tecnología, siempre con un enfoque crítico y accesible. Mi objetivo es ofrecer contenido relevante, que no solo informe, sino que invite a la reflexión sobre los acontecimientos que moldean nuestro mundo.Gracias por acompañarme en este viaje informativo. Te invito a explorar mi trabajo y a compartir tus opiniones para seguir construyendo un diálogo enriquecedor.

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