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Sobre Bugallo y las motos

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eso es lo que dicen en la alhambra Vaga el alma del último rey moro de Granada, que atraviesa el Patio de los Leones de noche y usa sus garras para proteger la eterna belleza de su amada ciudad.

Dicen que el apóstol hace lo mismo en Santiago desde su tumba en la catedral y que cuando ve peligro, cruza el Obradoiro para inspirar a los vecinos del Pazo de Raxoi.

Pero se puede ver que el apóstol, patrón de España, tiene menos magia que el moro de Granada.

O el apóstol tiene menos magia o se quedó dormido porque si «solo conocía al último» Bugallo“Se levantaba de su tumba, montaba en su caballo y entraba en el Pazo de Raxoi mientras» Matamoros «entraba en la batalla de Clavijo.

Bugallo, amado líder, En su primer reinado fue muy activo por los ciclistas de nuestra ciudad y merece el reconocimiento expreso por su gran compromiso.

No es baladí recordar que construyó dos carriles bici en el barrio de Fontiñas, aunque también es cierto que la media de estos caminos ronda los 50 metros cada diez años.

Pero Bugallo II ya no es el mismo. Las «canas del tiempo» ahora le están plateando las sienes y quizás sea este envejecimiento lo que lo lleve a ver las bicicletas como un cúmulo de contaminación, un peligro inminente de muerte y accidentes en una cadena, y por eso decidió quitarlas excluir nuestra zona antigua.

Será porque lo mordió una bicicleta cuando era niño. Será porque nunca podría tener una bicicleta como los niños ricos. Será porque ha envejecido y no puede pedalear.

Será porque no sabe andar en bicicleta. ¿O será simplemente porque, como Aníbal Cuando era joven, hizo un juramento de odio eterno por los ciclistas.

No sé cuál es la razón y fui a preguntarle al apóstol. Fui a rezarle, pero solo encontré silencio en la cripta.

Supongo que el apóstol estará tan triste que sus lágrimas se han convertido en barras de hierro, una prisión de la vida.

Pero si el apóstol no deja de llorar cuando aún duerme, debemos ir a Granada y sacar al moro de la Alhambra para que nos proteja de los cristianos ancestrales que hoy y siempre gobiernan el ayuntamiento y no pueden entrar en el coche moderno, por muy lento que pase.

Bastaría que el moro granadino, o nuestro Apóstol Santiago, si consigue romper las lágrimas que hoy son su prisión, llevarán a Bugallo a pasear por Pontevedra.

Seguramente Bugallo encontraría inspiración en la ciudad de Lérez para hacer de Santiago una ciudad segura y sin automóviles, una ciudad donde el ruido de los autos y el humo de sus escapes no perturben la tranquilidad de nuestro apóstol.


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