Pedro Sánchez lanza hoy a uno de sus ministros más políticos a la arena política madrileña. Óscar López presenta este jueves su candidatura para dirigir el PSOE de Madrid, justo una semana después de la dimisión de Juan Lobato. Su misión es hacerse con un territorio que incluso en los momentos de bonanza electoral ha sido hostil para los socialistas durante casi tres décadas. Con su previsible elección como secretario general de la federación madrileña, Sánchez pone a un pata negra del PSOE de su confianza a confrontar con Isabel Díaz Ayuso y esta misma semana, cuando el aterrizaje de López aún no era oficial, se ha visto ya cómo se presenta la ofensiva.
Hasta el próximo sábado 7 de diciembre los militantes madrileños tienen plazo para presentar una candidatura alternativa, pero no hay previsión de que eso ocurra. Aunque los afines a Lobato fantasearon en algún momento con presentar batalla tras su declaración en el Tribunal Supremo, a donde acudió como testigo para presentar el acta notarial con la conversación con Pilar Sánchez Acera – mano derecha de López- sobre documentos reservados del caso del novio de Isabel Díaz Ayuso, nunca fue una idea en firme porque ni tenían a un candidato dispuesto a hacerlo ni apoyos suficientes. La dimisión de Lobato abrió el camino al hombre que Pedro Sánchez quería en Madrid y no parece que nadie quiera disputarle el puesto, según todas las fuentes consultadas en la federación madrileña.
Si López no tiene rival, una vez que obtenga los avales necesarios, será proclamado secretario general del PSOE de Madrid el próximo 14 de diciembre. Sin embargo, la proclamación oficial de la nueva ejecutiva será el primer fin de semana de febrero, tal y como estaba previsto, en la celebración del congreso regional. Hasta entonces, oficialmente la gestora seguirá dirigiendo el partido, aunque López ejercerá como oposición de Ayuso desde la próxima semana.
Aunque en el PP se quejan o se jactan de tener a 23 ministros haciendo oposición a Ayuso, con López al frente de la federación madrileña Pedro Sánchez tendrá formalmente a un miembro concreto de su Gobierno confrontando con ella. Ayuso seguirá haciendo la guerra al presidente, sin entretenerse demasiado en otros ministros o en los portavoces de la oposición en Madrid, como ha hecho hasta ahora, pero con la llegada de López, Sánchez coloca un primer parapeto entre ambos.
El Senado, ring político de Madrid
Al no ser diputado autonómico, el nuevo secretario general del PSOE madrileño no podrá hacer oposición cada semana a la presidenta en el parlamento regional, pero esta misma semana ha quedado claro que puede hacerlo desde otras instituciones.
El martes la pelea por Madrid se produjo en el Senado, donde López tuvo enfrente al número dos de Ayuso en el PP autonómico, Alfonso Serrano. Uno y otro se retaron a cuenta del caso del novio de la presidenta madrileña, que está siendo investigado por dos delitos fiscales y la jueza estudia si lo amplía a otros cargos más. Pero tras las filtraciones de documentación reservada el caso ha derivado en la imputación del fiscal general del Estado y apunta, tras las conversaciones de Lobato con Sánchez Acera, al Gobierno.
Discurso de «izquierdas»
En este terreno parece que puede moverse la batalla política, en los asuntos judiciales, ideológicos y nacionales, que es donde Ayuso lleva circulando desde la foto de las banderas con Sánchez en la sede del Gobierno regional, en plena pandemia. Y en las cuestiones más sociales donde pueda haber polémica, como, por ejemplo, la situación de las residencias de mayores que siguen siendo objeto de crítica por parte de la oposición o la financiación de las universidades que ha entrado también en la gresca nacional con la intervención de la ministra del ramo, Diana Morant.
Hasta ahora, una de las críticas que recibía Lobato por parte de algunos de sus críticos era precisamente que se lanzara a la política nacional en lugar de obligar a Ayuso a aterrizar en la gestión de sus competencias y que tuviera más querencia por el centro que por su izquierda.
Esta semana, el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, que ha salido reforzado del congreso federal de Sevilla y ha sido junto con Sara Hernández, alcaldesa de Getafe, una de las voces más críticas con el ex líder socialista, pedía a quien fuera el próximo secretario general que «sea nítidamente de izquierdas frente al Gobierno de Ayuso».
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