Rosa es víctima de las mafias okupas. Vive en una casa okupa en el Calle Marcelo Usera por lo que pagué 50 euros. Pero otros okupas quieren echarlos y los presionan. Amenazas y palizas: Es una mafia que controla y dirige la manzana y cobra grandes cantidades de dinero por el “alquiler” de cada casa. Rosa tiene miedo: todas las noches bloquea su puerta con dos maderos para que nadie pueda entrar.
«Esto no es vida» llama él. “Me golpearon, pero también a mi vecina y a su marido”, añade mostrando el atestado policial sobre la agresión que sufrió.
El edificio de cuatro plantas de la calle Marcelo-Usera todas las casas ocupadas, Está en un estado triste. Destruidos, con agujeros en los techos, sin marcos en las ventanas y llenos de basura por todos lados.
La mafia okupa controla un edificio que pertenece a un banco y que lleva más de un año ocupado. Un colombiano y una dominicana lideran el bloque y cobran a sus residentes cantidades que rondan los 1.000 o 1.500 euros por alquilar o comprar un piso. Allí viven drogadictos, traficantes de personas y vagabundos. Estos últimos viven con miedo, sufriendo insultos, amenazas e incluso palizas.
Okupas asustados en Usera
Este es el caso de Rosa. Alquiló un piso por 50 euros y ahora la quieren echar. Anteriormente vivía en la calle con uno de sus tres hijos. Todas las noches bloquea su puerta con dos maderos y su sofá para que nadie pueda entrar. El colombiano la golpeó. La instan a que se vaya para poder alquilar la casa. Rosa rara vez sale de casa para evitar ser “ocupada”.
“Desde que está esta persona”, se refiere a su agresor, “todo ha empeorado”. Esto es sobre drogas “No deja dormir a la gente porque parece que es después del trabajo y tiene mujeres machistas que le traen droga”, explica.
La versión de Vladimir
Los patrones amenazan quemar el edificio cuando intentan echarla. En buenos dias madrid con quien hablamos en vivo Vladímir, uno de los presuntos líderes de esta mafia okupa.
Tan joven ha rechazado las acusaciones, incluso la agresión que sufrió Rosa. «Yo no la ataqué, ella me culpa, pero eso no es cierto», sugirió. Incluso afirma haberla demandado “por coacción”. “Esta señora no me deja hacer nada”, añade.
Vladimir atribuye la presión que enfrentaron los vecinos de este edificio a “una mafia rumanaque son mendigos”.
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