En este empeño la orquesta tuvo dos grandes cómplices. En el podio, OSPA tenía un viejo amigo, el portugués Nuno Coelho, que ha trabajado con la orquesta del Principado en los últimos años, la más joven hace poco más de un año. Pero el solista tampoco era un extraño. Akiko Suwanai ya había interpretado los conciertos para violín de Prokofiev, Tchaikovsky, Nielsen y Korngold con la OSPA hace unos años. En aquella ocasión, la programación supuso un reto que, sin duda, por su atractivo y las pocas veces que se programan estas obras, atrajo a un gran público ansioso por la buena música. Y se cumplieron las expectativas.
Debido al complejo sonido del “Concierto para violín” de Gyorgy Ligeti, Nuno Coelho, micrófono en mano, habló al público antes de que comenzara la actuación para explicar algunas de las claves de esta pieza única e incluso dejar que los músicos tocasen pasajes. Una obra educativa que el público aprecia visiblemente.
Pero la ejecución fue cuidadosa, con una orquesta muy enfocada y bien ajustada que cubrió a Suwanai en cada una de sus intervenciones, fue siempre correcta y eso fue recompensado con un estruendoso aplauso de un público enérgico esperando una propina que nunca llegaría.
Con una orquesta bien reforzada, Coelho se presentó ante la segunda parte del programa, que en palabras del director estaba dedicado exclusivamente a la “Sinfonía número seis en La mayor” de Anton Bruckner, el “Everest de las sinfonías”. El desafío, sin embargo, no intimidó al director a menudo portugués, que dirigió la gran orquesta asturiana con la firmeza de un general romano.
Con una dirección clara y enérgica, Coelho supo afrontar los densos pasajes de Bruckner con una orquesta muy congestionada y equilibrada, cuidando con esmero el volumen en una interpretación bien definida y logrando resultados notables que duraron casi dos horas para ser el público que vitoreaba la Orquesta. con entusiasmo al final de la velada musical.
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