DESPUÉS DE ESTE Después de contar noventa fuentes y pelear un poco en todas las batallas de la vida, estoy profundamente confundido en este invierno infernal de la política que nos trajo el tiempo. El estado de ánimo de quienes nos lideran es vergonzoso una vez que están en el auto del gobierno. Por años de experiencia, ya sabíamos que todo iba en direcciones extrañas. Que los acuerdos realizados fueron todos por la cuenta digital y los intereses de los escaños, sin pensar en el justo beneficio del votante. Nos hablaron del Gobierno de Progreso, frase hecha para engañar a algunos, distraídos, sin creerse lo que es.
No es el fracaso de la ley de la eutanasia o la ley de la educación lo que no permite la sagrada libertad que se aplica a todos, ni la ley de la memoria histórica que es parcial, vengativa, inadecuada y superflua basada en el hecho de que hay una espalda es en el pasado y no hay progreso y se ha dado el abrazo y la armonía, ni es llamar fascista rudo a alguien que no piensa como tú, ni es progreso, las piedras en el camino contra estas para animar y aceptar policías que defienden a los ciudadanos en sus derechos. Tampoco es un progreso que un ministro se niegue a dejar su puesto deseado cuando un fallo judicial cuestiona su desempeño. No es progreso ni virtud volver a caer en la mentira. Coram Populo, prometedor e insatisfactorio en cuestiones de elección de funcionarios gubernamentales.
Tampoco es una virtud ser vengador y castigar a quienes asistieron al oponente en la votación. Tampoco es muy digno acusar al partido de corrupción antes que de corrupción, sabiendo que el barro le llega a las propias cejas. ¿Cómo pueden hablar de progreso, virtudes y piadosas intenciones de pobreza cuando piden el voto y una vez que lo tienen se olvidan y se aferran a cargos y dinero? ¿Es este tipo de avance el que nos hablan los que aumentan el gasto público con cuatro ministerios innecesarios para acomodar a familiares y amigos?
Tampoco es un avance en la promesa de asaltar los cielos y luego pasar de vivir en una casa protegida a vivir en una villa de lujo con un asistente oficial. ¿Y qué pasó con la llamada castidad que antes se abusaba y ahora se asimila? ¿Dónde está el personaje ejemplar? Ya sabemos que una cosa es predicar y otra dar trigo. El problema es que, como pueden ver, estos están sembrando y predicando con la semilla ya infectada de mala hierba.
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