«Nadie me extraña, cuántos años tengo»

Cada mañana Dagoberto Moll (Montevideo, 1927) se levanta, desayuna y recorre a buen ritmo la caminata de aproximadamente un kilómetro que lo separa del gimnasio La Solana. «Tomar el autobús no tendría sentido», dice sin rodeos. Una vez allí, comienza su rutina de ejercicios, que incluye: Abs, algunas máquinas y pesas – «De bajo peso», aclara. «No me estoy matando, es mantenimiento», dice. Pero se da cuenta de que esta rutina, que repite a diario, en ocasiones llama la atención de quienes comparten el gimnasio con él. “Algunos están asombrados, sí, pero no pretendo ser fuerte, ¿verdad?”, Dice. Si usted que leyó esto no se sorprendió, tal vez no calculó la edad de Moll. La semana que viene es 94 años, en una forma física absolutamente envidiable que le permite sostener una actividad de la que pocos de su quinto pueden presumir.

¿Alguna vez tienes la edad que realmente tienes? “No, si no me conoces, no. Y eso también me está prohibido ”, bromea. Asegura que no hay ningún secreto, que tiene la suerte de gozar de muy buena salud, que el ejercicio lo apoya y que come de todo mientras come. “Lo normal es que comemos y cenamos todos los días”, resume. También toma café y una copa con sus amigos, mira televisión con su esposa, sale a caminar por la tarde y suele leer un poco. «Normal», frase.

Su esposa es la razón por la que este español uruguayo nacionalizado se instaló definitivamente en la ciudad de A Coruña, a donde llegó en 1949 para jugar en la ciudad. Real Club Deportivo, Equipo del que formaba parte la famosa Orquesta CanaroAsí se bautizó la línea de golpeo blanquiazul, cuyo juego y resultado asombró al fútbol español de mediados del siglo pasado.

«Lo mejor que me pasó en Galicia fue casarme con mi mujer»

Moll conoció a su esposa hoy a través de uno de sus compañeros, el mediocampista Cuenca. «Fui padrino de uno de sus hijos y de mi esposa, la madrina. Para celebrar, tuvieron una pequeña fiesta en un salón de baile. Allí nos conocimos. Lo mejor que me pasó en Galicia fue casarme con mi mujer ”, recuerda. Ella es el principal motivo que le hizo volver a la ciudad de Herculine, a pesar de que trabajaba en Barcelona o México.“ Me casé aquí, tengo cinco hijos, muy buenos amigos, que es muy importante, y me gusta A Coruña, por eso me quedé ”, explica.

Le sigue gustando el fútbol, ​​»aunque me aburran un poco a veces, hay grandes jugadores, pero ahora juegan diferente, tienen mucho el balón», admite. Y si le preguntas por el club que ama, tiene claro: «¿De qué equipo soy? Del Deportivo. Y sufre porque está tremendamente mal, pero ahora más que nunca, es el momento de ser partidario. Ser aficionado cuando el equipo es campeón es lo fácil.

yo estaba

Jugador del Depor, subcampeón de la liga 1949/50, incluidos Barcelona y Celta, y entrenador.

estoy

Jubilado muy activo.