El padre de Carla Domínguez murió de covid el 28 de marzo de 2020. Luis fue una de las primeras víctimas de este virus en Extremadura y ahora, cuando su hija echa la vista atrás, se llena de pena e impotencia. «Desafortunadamente, la última foto que tengo de él es en una silla de ruedas en el hospital cuando lo llevaron a la sala de emergencias».
Ya han pasado 24 meses, pero su dolor continúa. “Mi padre murió y tuvimos que hacer un funeral un año después para que todas las personas que lo amaban pudieran estar presentes. En ese momento, los protocolos no permitían reuniones, por lo que había que esperar. Primero lo cremamos y teníamos las cenizas en casa», cuenta Carla, con un nudo en la garganta.
No puede evitar emocionarse al recordar aquel marzo de 2020. El covid mató a medio millar de personas en la primera oleada.
Muchos de sus familiares aún se están recuperando de lo vivido durante esos meses. Carla se sincera y explica que manejaron «muy mal» todo el proceso. “Llevaba un año empezar un duelo normal. No pudimos despedirnos y esto queda. Te preguntas si podrías haber hecho más o si otros también podrían haber hecho algo más.
Su madre acude a un psicólogo para superar la situación y ha pedido ayuda a una asociación de voluntarios que acompañan a personas que atraviesan momentos difíciles.
“Sigue muriendo gente y parece que nos hemos olvidado”, dice la hija de uno de los primeros fallecidos en Extremadura.
Lo explica apenas dos años después de los primeros casos de contagio de coronavirus en Extremadura y antes de detallar cómo fueron los días previos a la muerte de su padre.
“Venía de un viaje al Imserso de Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz. Llegué el 14 de marzo y ya estaba muy mal. Esa semana comenzó con tos y fiebre. Toda la atención que recibió fue telefónica, como decía el protocolo en su momento. Luego empeoró y tuvieron que trasladarlo al hospital de Zafra, pero ya escupía sangre y lo internaron por neumonía.
Lo peor vino cuando entró en paro respiratorio. “Necesitaba un respirador, pero según nos dijeron, la historia de mi padre no le permitió ingresar en la UCI de Badajoz”.
Luis falleció y, ante eso, su familia presentó una denuncia a través del Defensor del Paciente. Según Carla, recibieron una respuesta de la SES y ahora adelantaron algunos alegatos para continuar con el juicio. «Si no llega a donde creo que es correcto, demandaré a los tribunales», dice.
El de Carla es uno de los casos tras una pandemia que ya ha provocado más de 2.000 muertos en esta comunidad autónoma. “Se sigue muriendo gente y parece que nos hemos olvidado de todo, es como si no hubiera pasado nada”, se queja.
Ella admite que al principio, cada vez que veía fotos de personas bebiendo o asistiendo a eventos concurridos, se sentía indignada y enojada. «No era hora de celebrar nada todavía», dice.
No obstante, es consciente de que poco a poco es necesario recuperar la normalidad, pero critica que las autoridades sanitarias ofrezcan cada vez menos datos mientras siguen pidiendo cautela.
«Me parece muy mal que el SES haya dejado de ofrecer datos diarios de fallecidos, de contagiados y de personas que están en los hospitales». Cabe recordar que Extremadura ahora solo proporciona este dato una vez a la semana.
Carla también se contagió de coronavirus, al igual que sus dos hijos y su marido. Fue en esta sexta ola cuando la variante omicron provocó una explosión de contagios. En Extremadura ha habido días con más de 4.000 casos, aunque las vacunas lo han hecho menos evidente en hospitalizaciones y muertes.
Esto le recordó algunos de los momentos difíciles que vivió cuando murió su padre. Eso sí, admite que no tuvo miedo y se limitó a pensar en la vida cotidiana.
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