Lobato cede a las presiones y dimite como secretario general del PSOE en Madrid
“He tomado la decisión de no continuar como Secretario General del PSOE de Madrid”, con estas palabras Juan Lobato anuncia que se marcha y deja el cargo tras la presión interna del partido y comprobar que no tiene apoyos suficientes para seguir adelante. El órdago que lanzó ayer asegurando que estaba recibiendo un “linchamiento” por parte de algunos dirigentes del partido se queda así en eso, en un gesto para reivindicarse pero que no va más allá.
"Lo hago para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido, que sólo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido en estos tres años", conintúa la carta que ha enviado a sus compañeros y militantes de Madrid. La crisis interna abierta en el partido tras conocerse que había acudido al notario a registrar una conversación con una compañera de partido y miembro de Moncloa con información sobre el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso había saltado también a la nacional y tener el congreso federal de Sevilla en dos días ha precipitado esta decisión.
Lobato se marcha reivindicando su forma de hacer política y poniendose así en una posición distinta a cómo se actúa ahora. "Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente. Insisto: para mí la política es otra cosa", apunta en una carta de casi dos folios, donde añade: "Sin duda mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene. No pasa nada. Lo asumo democráticamente. Pero no puedo renunciar a ser como soy y como he sido siempre".
De esta forma, quien ha dirigido el partido durante casi tres años cede a la presión y deja de tensar la situación en la que se ha visto envuelto desde que este domingo se filtró ese acta notarial, que a su vez afecta de manera indirecta al más que probable candidato de Ferraz para ponerse al frente del partido, el ministro Óscar López. Lobato se marcha pero no sin lanzar también un dardo a la dirección de su partido.
Apunta que cree en "un PSOE en el que no se ataca o se denosta al que no coincide con la opinión de la dirección del partido en cada ámbito territorial", en una forma de hacer política "con mayúsculas", donde las "distintas opiniones pueden sumar y aportar ideas". Así, deja el cargo como líder del partido evitando así su paso por Sevilla, donde como secretario general hubiese tenido que encabezar la delegación madrileña sin saber quién iba a acompañarle. Esa imagen que no iba a favorecerle en unas primarias se la ahorra.
Se marcha dando las gracias a quienes le han apoyado, confiando en no haber sido una "decepción" para ellos y diciendo que cree en una política que "escucha, la que argumenta, la que no insulta o aniquila al propio o al de enfrente, sino que trata de convencerle y buscar puntos en común. No contemplo otra forma de hacer política". Y advirtiendo que hoy da "un paso al lado del liderazgo" pero mantiene su "compromiso con el PSOE": "Tenéis mi compromiso de que en cada etapa futura que corresponda asumiré mi responsabilidad como militante para ayudar al partido a continuar trabajando para mejorar la vida de la gente.
Promete, igualmente, su apoyo "a la próxima dirección del partido para que pueda hacer el mejor trabajo posible en Madrid y en España".
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