Raxoi quiere completar la reforma del entorno de la estación intermodal con una intervención de gran alcance en todo el tramo comprendido entre las rotondas de Galuresa y O Castiñeiriño.
Este martes, el portavoz del BNG, Goretti Sanmartín, condenó el aparente descuido de esta propuesta por parte del equipo de Sánchez Bugallo en la última campaña electoral de 2019, y ayer el gobierno local respondió afirmando que ya estaba en la lista de proyectos que querían que incluye fondos europeos. de los Fondos de Próxima Generación. Por tanto, se mantendrán las previsiones de ejecución de la obra en este mandato, según ha explicado la concejala Mercedes Rosón.
Tras la reforma de Clara Campoamor y la que está prevista que comience en Hórreo en agosto, sigue pendiente la ordenación del tramo de 1,3 km entre las rotondas de Galuresa y O Castiñeriño por la comarca de Pontepedriña.
Es una zona que empezó como una carretera general, porque más allá del viaducto ferroviario en Cornes estaba el límite de la ciudad, y fue remodelada en 1995, pero con un resultado que le recuerda más a una carretera urbana que a una carretera. Hay que tener en cuenta que entre las novedades y las actuales se sumarán alrededor de tres mil vecinos.
Para ellos, tanto Amor Ruibal como O Restollal se han convertido en una auténtica barrera difícil de superar, entre el número de carriles y en el último, el viaducto que se construyó en el medio. Algunos problemas que deben resolverse ahora, principalmente limitando la cantidad de carriles que se convertirán en dos tanto en Amor Ruibal como en O Restollal, más un carril para bicicletas. También habrá dos carriles de servicio en esta segunda calle y se eliminará el viaducto actual para que toda la calle quede en el mismo nivel. También hay planes para convertir el muro actual frente a El Corte Inglés en una rampa verde.
De esta forma, el recorrido se divide en tres tramos, el primero de los cuales discurre entre las rotondas de Galuresa y las rotondas de Sar-Pontepedriña; la segunda entre esta última y la calle Enrique Vidal Abascal y la tercera, que desde ésta conducirá a la rotonda de O Castiñeiriño y tendrá 25, 40 y 50 metros de ancho, respectivamente, con pasarelas más amplias cerca de los carriles de la costa de solo dos y cuatro en el punto más alto.
cada veinte metros. La permeabilidad del área para peatones a ambos lados de la calle se completará con el acondicionamiento de hasta once pasos peatonales en el recorrido, una media de uno cada veinte metros, y un cruce semáforo controlado para facilitar la integración de la vía. Nuevas promociones de vivienda. Algo que ahora solo se puede hacer en una dirección, o utilizando las rotondas al final de la carretera y la rotonda debajo del viaducto para cambiar de dirección.
También se espera que el cambio físico tenga un impacto en la movilidad en la zona al convertir la ahora prácticamente poderosa vía de acceso o salida hacia el centro en una vía totalmente urbana. Para ello hay que apostar por dirigir el tráfico por la carretera de Santiago de Cuba y el túnel del Hórreo.
Radar. El ancho de la calle hizo que el recorrido, limitado a cincuenta kilómetros por hora, equivalente a una calle de la ciudad, superase con creces este máximo, por lo que el ayuntamiento decidió instalar un radar cerca de la rotonda.
Esta medida desató una feroz polémica, sobre todo porque el elevado número de sanciones se verificó en los primeros días de su implementación a pesar de una posición claramente visible. La instalación también se anunció con mucha antelación.
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