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los expertos creen que debería ser aún más corta

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Mi fin de semana necesitaba imperiosamente un rescate.

Hace unos años, pasaba la mitad del fin de semana recuperándome de la semana anterior y la otra mitad preparándome para la siguiente. El tiempo libre que me quedaba solía dedicarlo a las tareas que no podía hacer los días laborables. Apenas tenía tiempo libre y el lunes por la mañana estaba siempre agotado. 

Este círculo vicioso empezó a pasarme factura, así que empecé a buscar soluciones. Por aquel entonces, en 2018, una empresa neozelandesa acababa de concluir un ensayo histórico para probar la eficacia de la semana laboral de 4 días. Durante 2 meses de prueba, los 240 participantes aumentaron su productividad, redujeron sus niveles de estrés y disfrutaron de un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal al disponer de un día más de tiempo libre. 

Intrigado por los resultados, me pregunté si disponer de un día de descanso más a la semana podría ser una salida a mi constante ciclo de agotamiento. Al disfrutar del lujo del horario flexible como autónomo, decidí probarlo. 

Han pasado 5 años desde que reduje mi jornada laboral y sigo trabajando solo 4 días a la semana. Aunque no ha sido todo perfecto, acortar las horas de trabajo ha transformado mi vida, especialmente en la mejora del equilibrio trabajo-familia. 

Además, ahora soy mucho más productivo que antes.

Mi experiencia no es una anomalía: aunque los resultados científicos aún están en sus primeras fases, cada vez hay más pruebas de que la semana laboral de 4 días puede mejorar la calidad del trabajo y hacer que los empleados estén más satisfechos. 

Otros factores, como la implementación progresiva de la inteligencia artificial como herramientas de productividad, harán que los altos ejecutivos le den la importancia que se merece al descanso y por ende, la semana reducida se generalice y que los 5 días de trabajo se conviertan en una cosa del pasado.

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Por qué funciona la semana de 4 días

La típica jornada de 9 a 5 se ha convertido en algo extraño. Ahora, la gente no solo trabaja más horas diarias que antes de la pandemia, sino que, según una encuesta realizada entre trabajadores cualificados, más del 90% alarga su jornada hasta bien entrada la tarde o incluso los fines de semana. 

Entre semana, la gente no encuentra un respiro para desconectar del trabajo y los fines de semana se han convertido en días de hacer recados en lugar de disfrutar del tiempo libre. Hemos construido un sistema que nos mantiene siempre conectados, pero también siempre agotados.

Desde que comencé a trabajar solo 4 días en 2018, este formato de trabajo ha cogido buen impulso y popularidad entre las empresas. Cientos de ellas y miles de empleados han participado en pruebas en todo el mundo. 

La más grande —en la que participaron unos 3.000 trabajadores y 61 empresas del Reino Unido— concluyó a principios de este año. Los investigadores a cargo del proyecto lo calificaron de «éxito rotundo» y la mayoría de las organizaciones que participaron adoptaron de forma definitiva la semana laboral reducida porque no aquejaron ninguna pérdida de productividad o ingresos. 

Aunque este estudio en el Reino Unido fue el más reciente y más grande, docenas de experimentos realizados en los últimos años han confirmado la idea de que la semana laboral de 4 días es beneficioso tanto para los trabajadores como para las empresas

En 2019, por ejemplo, los empleados de Microsoft en Japón trabajaron 4 días a la semana sin reducción salarial durante un verano y, aun así, la empresa afirmó que su plantilla era un 40% más productiva. 

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También en 2022, la startup de tecnología financiera Bolt implantó la semana reducida de forma definitiva para sus 700 empleados después de una prueba de 3 meses, ya que el 90% de los empleados afirmaron ser más eficientes con su tiempo.

Charlotte Lockhart, directora ejecutiva de 4 Day Week Global, una organización sin ánimo de lucro que aboga por las semanas laborales reducidas, afirma que la razón por la que muchos de estos experimentos tienen tanto éxito es porque los beneficios se refuerzan por sí mismos

El descanso y los menores niveles de estrés hacen que los empleados sean más productivos y estén más comprometidos mientras trabajan, lo que significa que disfrutan más de lo que hacen diariamente. Pero además, cuando vuelven a casa también son mejores personas en sus comunidades y familias, ya que tienen más tiempo para actividades fuera del trabajo.

«Disfrutan más de la vida sin la presión de comprimir lo personal en un espacio de tiempo reducido», afirma Lockhart.

Ese bucle que se refuerza a sí mismo fue exactamente lo que yo experimenté cuando hice el cambio: al principio me preocupaba el impacto que tendría tomarme todos los viernes libres en mi carga de trabajo y en mis ingresos. Y lo que es más importante, me preocupaba que mis clientes recurrieran a otras personas que estuvieran más disponibles durante la semana.

Sin embargo, un mes después de empezar el experimento, me di cuenta de que era mucho más eficiente que antes y de que mis ingresos no se habían resentido. Aunque seguía trabajando solo 8 horas al día, iba tachando tareas de mi lista de cosas pendientes con mayor rapidez.

Ahora, con el fin de semana de 3 días me da tiempo a recuperarme del trabajo, hacer recados, y disfrutar de otras cosas que me gustan, como ir al campo a hacer senderismo o pasar tiempo con la familia y amigos. Como estaba más descansado y fresco después de las actividades recreativas, ya no tenía una inminente sensación de temor cuando me incorporaba al trabajo los lunes.

Muchos de los beneficios de la semana laboral de 4 días se reducen a una única sencilla y cotidiana actividad: dormir. 

En el ensayo del Reino Unido, el 40% de los participantes declararon tener menos problemas de sueño o insomnio, lo que a su vez les ayudó a sentirse menos estresados, enfermos y agotados. Niamh Bridson Hubbard, investigadora de la Universidad de Cambridge que formó parte del equipo que evaluó el estudio, me aseguró que los empleados más felices y descansados son más productivos. 

Otras investigaciones han descubierto que los trabajadores que duermen más tienden a sentirse mejor y a trabajar mejor: un estudio de la Universidad de Turín descubrió que la reducción de las horas de trabajo se asociaba a una mejora de los hábitos de sueño, menores niveles de estrés y una mejor calidad de la vida laboral. 

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En el lado opuesto, investigadores de la Universidad de Pittsburgh descubrieron que el fin de semana de 2 días es perjudicial para la salud y el bienestar. Hayaron que el ciclo típico del sábado y el domingo consistía en acostarse más tarde y despertarse más tarde para volver a la rutina normal en menos de 48 horas, lo que era más estresante para el organismo al alterar los ciclos de sueño.

Hubbard señala que existe una fuerte correlación entre trabajar muchas horas y la probabilidad de desarrollar enfermedades mentales y otros problemas de salud. Por el contrario, la semana laboral de 4 días logra un equilibrio entre el trabajo y el descanso, lo que significa que la productividad no disminuye aunque se reduzca un día.

Mark Bolino, profesor de la Universidad de Oklahoma que investiga la fatiga en relación al trabajo, está de acuerdo en que los beneficios subyacentes de la semana laboral de 4 días incluyen una mayor productividad y bienestar. 

Casi la mitad de los empleados que participaron en el ensayo del Reino Unido declararon estar más satisfechos que cuando empezaron, y «los empleados que están satisfechos con su trabajo están más comprometidos, son menos propensos a renunciar y tienden a hacer un esfuerzo adicional«, afirma Bolino.

Menos tiempo, más productividad

Aunque la semana laboral de 4 días pueda parecer un fenómeno reciente, lleva décadas gestándose. 

En 1956, el vicepresidente Richard Nixon afirmó que trabajaríamos menos «en un futuro no muy lejano». Pero las turbulencias económicas de los años siguientes a esas declaraciones paralizaron cualquier intento de experimentar la jornada reducida de 4 días. 

Alex Soojung-Kim Pang, autor de Rest: Why You Get More Done When You Work Less (Descansa: haces más cuando trabajas menos, por su traducción en español), afirma que la semana laboral de 4 días se retrasó debido al auge de la cultura del ajetreo en torno a la década de 1980.

Pero una vez que la pandemia volvió a cuestionar el modelo de trabajo, tanto los empleados como las empresas reflexionaron sobre cuáles eran las alternativas, según asegura Hubbard, investigadora en sociología. Pero sobre todo, la experta subraya que el problema actual es el conflicto entre la vida laboral y la personal, ya que las aplicaciones de trabajo como Slack hacen que sea muy difícil desconectarse. 

En la actualidad existe la paradoja de que las personas trabajan más horas diarias, pero eso no se transforma en un aumento de la productividad. Una encuesta realizada en 2019 por la empresa de software Asana descubrió que los trabajadores eran productivos solo el 40% del tiempo, es decir, 2 días a la semana. 

Según los resultados de la investigación, el resto del tiempo los empleados se dedicaban a tareas innecesarias como algunas reuniones. En otras encuestas, los empleados asalariados aseguraron que solo realizaban unas 3 horas de trabajo significativo al día

Gracias al trabajo remoto y al modelo híbrido que se adoptó con motivo de la pandemia mundial del coronavirus, muchas personas, liberadas de la oficina moderna, se dieron cuenta de que en realidad no necesitaban 5 días para cumplir sus objetivos. Esta toma de conciencia ha sido la impulsora de la semana laboral de 4 días.

«Por fin estamos viendo una vuelta a una visión del trabajo más equilibrada, sostenible y que sigue la tendencia histórica a la reducción del tiempo de trabajo», asegura Pang.

Al menos esa fue la motivación de Phil McParlane, un desarrollador escocés, para crear 4dayweek.io, una plataforma exclusiva para encontrar trabajos de 4 días a la semana. En su anterior trabajo, McParlane se frustraba por la cantidad de tiempo que perdía en la oficina charlando con sus compañeros y pronto se dio cuenta de que no necesitaba 5 días para hacer todo su trabajo. 

Cuando optó definitivamente por la semana reducida, dejó su trabajo y desarrolló una plataforma para dar cabida a la demanda prevista. Ahora trabaja para más de 100.000 demandantes de empleo y 250 organizaciones, entre ellas Kickstarter y el Gobierno británico. 

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«Una pieza importante del rompecabezas»

A pesar de todos los beneficios, la semana laboral de 4 días no es perfecta. 

Para algunos sectores o perfiles, como médicos y profesores, acortar la semana puede ser menos práctico. Pero para los que tenemos más facilidades de adoptarla, no siempre es fácil. 

En mi propia experiencia sé que a veces hay que hacer malabares con los proyectos y me veo apurado para cumplir los plazos. En varias ocasiones, no he tenido más remedio que trabajar los viernes para no acabar a las tantas de la noche el resto de la semana. 

Calvin Newport, profesor de informática de la Universidad de Georgetown y autor de Deep Work (Céntrate, por su título en español), reconoce que la semana reducida ayuda a disminuir el agotamiento y el exceso de trabajo. Sin embargo, también considera el aspecto negativo de la misma: a los trabajadores cualificados se les evalúa en función de los resultados y no de las horas trabajadas. 

Newport apunta entonces, que las empresas tendrían que reducir en última instancia la carga de trabajo para adaptarse a las nuevas fórmulas. Además, el experto añade que se deben mejorar «los sistemas de colaboración hasta el punto de poder dedicar la mayor parte del día a abordar los objetivos de uno en uno, con toda la atención» para que los empleados puedan seguir siendo productivos. 

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Del mismo modo que la semana reducida ha demostrado ser un remedio para abordar el estrés laboral, hay muchas otras medidas que los empresarios tendrán que tomar para convertir el lugar de trabajo en un sitio más eficaz, donde se apoye y trate de forma justa a los trabajadores.

«La semana laboral de 4 días no debe considerarse una panacea», afirma Bolino, «aunque resulte ser una pieza importante del rompecabezas».

Otro gran impulso que recibirá la semana laboral de 4 días será la generalización del uso de la IA: a medida que avance el proceso de automatización en los lugares de trabajo, lo más probable es que la jornada laboral se irá reduciendo.

Para algunos expertos, esta reducción laboral es solo el principio. Hace casi un siglo, el economista John Maynard Keynes sugirió que en 2030 todos trabajaríamos solo 15 horas semanales gracias a las tecnologías que ahorran tiempo y facilitan el trabajo –como hace ahora ChatGPT–. 

Más recientemente, el Foro Económico Mundial pronosticó que las máquinas y los algoritmos realizarían más de la mitad de las tareas laborales en 2025. Google, por su parte, predijo el año pasado que en esa misma fecha «la IA permitirá a los desarrolladores completar una semana de trabajo en 4 días o menos». 

A mí, como a muchos otros, ya me ha ayudado a ahorrar tiempo. Con una aplicación que resume correos electrónicos ahorro cerca de 3 horas a la semana. Con la aparición de más aplicaciones que redactan notas de reuniones o diseñan presentaciones, es como tener un asistente personal que te ayuda con las tareas más insignificantes. 

«Si es posible utilizar la automatización y otras herramientas para crear una semana de 3 o 2 días, ¿por qué no?», se pregunta Pang.

Pero, por ahora, la semana laboral de 4 días tiene el potencial de ser un antídoto de gran alcance contra problemas laborales acuciantes, como las renuncias masivas y la crisis del agotamiento. 

Soy optimista y creo que esta tendencia se mantendrá, porque si hay algo que he aprendido en estos últimos años de trabajo con una semana más corta es que es posible tener una relación más sana con el trabajo. Una relación en la que nuestros empleos no recompensen el exceso de trabajo y no invadan nuestras vidas fuera de él.

Shubham Agarwal es un periodista tecnológico freelance de Ahmedabad (India) cuyo trabajo ha aparecido en publicaciones como Wired, The Verge y Fast Company, entre otras.

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