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Un exdirector del ILC explica que «con muy pocas excepciones» la institución está haciendo trabajos cada vez más pequeños.
BARCELONA, 23 de febrero (EUROPA PRESS) –
Los exconsejeros de Cultura Ferran Mascarell y Santi Vila aseguraron este jueves que «nadie» les había advertido de posibles irregularidades en la fase en la que la presidenta de la Junts, Laura Borràs, entre 2013 y 2013, fundó la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) presidida en 2018 , coincidiendo con su paso por el departamento.
“Nadie advirtió nunca que algo andaba mal. Ninguna persona, ningún contador, nadie me dijo nada por el estilo», dijo Mascarell en su declaración ante el Tribunal Supremo de Cataluña (TSJC) en respuesta a las preguntas de los abogados de Borrar
Vila ha seguido la misma línea, asegurando que nadie le reveló que se pudieran cometer irregularidades relacionadas con los contratos cuando Borràs dirigía la ILC, incluso desde la intervención general.
«Nunca, ni yo ni ninguno de los directores del departamento», ha subrayado la exministra al ser consultada al respecto al declarar en el juicio en el que Borràs se enfrenta a una petición de seis años de prisión por supuestamente haber fraccionado 18 contratos para darle hacer autostop a un amigo que evade la competencia pública.
Mascarell y Vila comparecieron como testigos en el juicio, a propuesta de la defensa de Borràs, que intentaba desmentir el testimonio de dos técnicos de ILC que declararon el miércoles.
Le dijeron al tribunal que el inspector cultural había advertido que en 2013 la institución hizo todas sus contrataciones en base a contratos menores y que debería usar un tipo diferente de contratos de concurso público, y sin embargo Borràs hizo que los menores mantuvieran contratos.
Según Mascarell, en las reuniones del Consejo Asesor que mantuvo, Borràs informó sobre el contenido de las actuaciones realizadas en el conjunto de la ILC y no entró en aspectos relacionados con la contratación porque “ya hay auditores que garantizan que estos procesos hecho correctamente».
Tras explicar su decisión de contratar a Borràs, señaló que habían acordado desde el principio dar un impulso y mayor alcance a la ILC con la creación de un “gran portal”, y lo justificó con que este contrato fue adjudicado a una persona externa y no al Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) para dar respuesta a las necesidades actuales del sector.
“No había obligación. Cada caso siempre se trataba según la situación”, subrayó Mascarell, que lamentó que este portal ya no existiera.
«LA INTERVENCIÓN NUNCA FUE UN OBSTÁCULO»
El exdirector de la ILC Francesc Parcerisas, que estuvo al frente del organismo entre 1998 y 2004 y es su decano desde 2010, ha manifestado igualmente como los exministros que el inspector no le alertó de posibles irregularidades.
“Si hubiera habido un problema, los intervinientes habrían dicho que no era posible y no se habría hecho. Que yo sepa, la intervención nunca planteó ningún obstáculo”, y describió cómo funciona la intervención. con la misma precisión y precisión.
El exdirector del ILC Oriol Ponsatí, que ocupó el cargo entre 2019 y 2021 después de Borràs, ha comparecido como testigo y ha afirmado que «todas las contrataciones de ILC son contrataciones menores, con algunas excepciones».
«Creo que debo haber sido la única persona en la historia de la CDI que hizo una oferta en base a un acuerdo marco», dijo al ser preguntado por la defensa de Borràs.
La defensa de Borràs se refirió a un informe del Tribunal de Cuentas, que señalaba que en 2018 se podrían haber fraccionado dos contratos de ILC, y recordó que había respondido a la Sindicatura que «es imposible asumir que estos dos contratos son una división» porque se referían a dos años diferentes.
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