La Autoridad, que ya ocupó el terreno tras cerrarse el proceso de expropiación, buscará nuevas vías de financiación para continuar con los proyectos de investigación en esta joya de la cultura tartésica.
Definitivamente impresiona. La escalera que baja al patio de Turuñuelo tiene casi tres metros de altura y alrededor no hay rastro de los huesos de 41 équidos (en su mayoría caballos, pero también mulos y un asno, además de varias vacas, cerdos y un perro). Tampoco se descubren los restos humanos de un centinela en 2015. Sin embargo, el yacimiento arqueológico de Casas del Turuñuelo, el mejor conservado de los descubiertos en los últimos tiempos en España, el más importante por lo descubierto y por lo que supuestamente esconde aún bajo tierra. , mantiene intacto su enorme interés. Cerrada durante casi tres años y medio, tapada con chapas, en medio de parcelas de regadío, vuelve a estar viva.
A principios de marzo, dentro de poco más de un mes, esa escalera que conduce a la primera matanza animal documentada (sacrificio de más de medio centenar de ejemplares) en el Mediterráneo, recuperará el movimiento de arqueólogos y peones. Las excavaciones volverán a Turuñuelo, en el municipio de Guareña, del que solo se ha excavado entre el 20 y el 30% del yacimiento, unos 6.000 metros cuadrados.
Hasta noviembre de 2018 se podía trabajar, pero el sitio, entonces de propiedad privada, fue tomando relevancia por sus hallazgos y los dueños del lote decidieron que no se podía transitar. Hasta entonces, el ayuntamiento ha pagado un alquiler para investigar. Posteriormente, trató de llegar a un acuerdo para la compra de la parcela.
Sus dueños han pedido una suma desorbitada de 220.000 euros. Se negoció y acordó en torno a los 165.000 €. Pero los dueños detuvieron el trato. El Gobierno regional ha decidido iniciar un proceso de expropiación que acaba de finalizar -el coste para las arcas públicas fue de 27.000 euros según valor razonable- e inició el trámite para la declaración de interés cultural.
Desde el pasado lunes 24, la Junta de Extremadura es propietaria de un terreno único. El proyecto Edificio Tarteso, del Instituto de Arqueología de Mérida (que depende del Ministerio de Ciencia a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del que también forma parte el Gobierno regional), podrá retomar su actividad al frente de un equipo liderado por Sebastián Celestino y Esther Rodríguez.
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Un yacimiento cuyo núcleo urbano más próximo es el barrio de Yelbes, que es una joya de la cultura tartésica, con restos de los siglos V y VI a. C., que ahora hay que conservar primero para luego redescubrir. Se destinarán 80.000 euros a la nueva campaña de investigación.
“Lleva tres años sin poder entrar. Lo que hemos visto es que su estado de conservación no es malo, mejor de lo que pensábamos. Lo primero que haremos será vallar el terreno y terminar de excavar la sala norte, mientras se continúa con las pesquisas en otra zona que aún está bajo tierra”, explica Celestino. Además del vallado, se repondrán las partes de la cubierta dañadas tras tres años de cierre y se derribarán las edificaciones colindantes de la finca (invernadero, caseta de aperos…).
A pesar de estar cerrado durante tres años, protegido únicamente por cubiertas de chapa, se encuentra en buen estado. /
Es difícil saber lo que nos encontraremos. Cada excavación, campaña de investigación es una sorpresa”, dice Rodríguez. En un principio, ocho personas formarán el equipo que reactivará El Turuñuelo a principios de marzo y trabajará en el terreno aproximadamente hasta junio, hasta el verano. de mosquitos El sitio ocupa un área de aproximadamente una hectárea.
Las primeras excavaciones se realizaron en 2014. De hecho, se trata de un primer sondeo para descubrir “la potencia arqueológica del enclave y el periodo cronológico en el que se produjo la ocupación”.
Abel González, alcalde de Guareña, junto a Celestino y España en el yacimiento tartésico. /
Desde 2015, tres campañas han sacado a la luz parte de un majestuoso edificio construido sobre un terreno que aún conserva sus dos plantas de construcción, un ejemplo único de la arquitectura protohistórica del suroeste peninsular. Se conocen tres de las habitaciones ubicadas en la parte superior del edificio y el gran patio en la parte inferior.
Los restos óseos de los animales de la hecatombe se encuentran en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura en Cáceres. Estaban en el Instituto de Restauración de Valencia.
Inversión
En las excavaciones realizadas han participado arqueólogos, zoólogos, arquitectos, diseñadores, biólogos… “El Turuñuelo es un ejemplo de una singularidad que seguiremos investigando y que ya pertenece al bien público”, subraya Rafael España, ministro de Economía y la ciencia.
El Ministerio de Cultura aportó 30.000 euros a la construcción de la primera campaña de excavación en 2015. En 2016 se construyó con fondos del Edificio Tarteso (15.000 euros), mientras que el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM) aportó 14.000 euros.
Las excavaciones de 2017 se realizaron con 30.000 euros de la Diputación Provincial de Badajoz y otros 12.000 del proyecto del Plan Nacional de Investigación y Desarrollo.
La campaña de 2018 también contó con una aportación de la Diputación (30.000 euros) y una aportación de 6.000 euros del IAM. En 2019 llegaron 148.500 euros de la Consejería para el estudio de la masacre y otros 30.000 los colocó la Diputación de Badajoz.
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