Curiosidades

La verdad detrás el ‘Open to work’ de LinkedIn

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Una tarde de este verano, un trabajador del sector tecnológico al que llamaré Dylan recibió una invitación para una reunión. Descrita como «privada y confidencial», la convocatoria estaba fijada para las 10 de la mañana siguiente con carácter obligatorio. En un correo electrónico se le indicó que acudiera a la oficina para asistir a la reunión y que llevara consigo su tarjeta de identificación y el portátil de la empresa.

La noticia que recibió a la mañana siguiente no fue ninguna sorpresa: la empresa llevaba meses despidiendo gente. Entregó su tarjeta y su portátil, firmó un formulario y lo acompañaron a la puerta. Mientras recorría el largo camino de vuelta a casa, empezó a pensar en buscar otro trabajo. Acción nº 1: ¿Debería activar el banner de Open to work en la foto de perfil de LinkedIn?

Este banner es una funcionalidad que consiste en un marco de color verde que rodea la foto de perfil con el mensaje Open to work (abierto a trabajar).

Poner el banner o no ponerlo: esa es la angustiosa cuestión para desempleados como Dylan. En teoría, se supone que sirve para poner sobre aviso a los profesionales de contratación y a tu red de contactos. Pero a muchos les preocupa que el sello parezca una muestra de debilidad o desesperación, el equivalente en la era digital a ponerse en la acera con un cartel que diga «Se busca trabajo».

«Es casi una vergüenza pública. Es como decir: ‘Soy un perdedor’. Pero quizá sea una herramienta necesaria que me niego a utilizar por orgullo o ego», reflexiona Dylan.

Por mi parte, llevo años siguiendo los acalorados debates sobre el banner de Open to Work. En LinkedIn, en Reddit, en X, etc., los argumentos a favor y en contra de la función están por todas partes. Algunos consideran que es el mejor amigo del que busca trabajo. Otros lo ven como un motivo de rechazo por parte de las empresas. Ambos bandos hablan de él con esa polarización que suele reservarse a las cuestiones políticas más candentes, como el derecho al aborto o el control de armas. Uno de sus detractores lo define como «el beso de la muerte»; otro lo compara con pedir limosna. Pocas cosas, al parecer, nos encienden tanto como el Open to Work de LinkedIn.

SEPE, oficina de empleo, mujer, paro

Algunos de los recelos sobre el banner se deben al hecho de que todavía es relativamente nuevo. LinkedIn desplegó la función por primera vez en junio de 2020, cuando decenas de millones de personas se encontraron sin empleo por la pandemia. Para entonces, más de 30 millones de usuarios ya habían utilizado una función de la plataforma para indicar en privado a los reclutadores que estaban en búsqueda activa de empleo. Ahora, LinkedIn permite hacer pública esa declaración. Su director de producto afirmó en el blog de LinkedIn que «una sola persona abriendo una puerta puede marcar la diferencia».

La nueva función no es lo que se dice sutil. El banner, que aparece en la parte inferior de tu foto de perfil, muestra la etiqueta #OPENTOWORK en letras blancas sobre un fondo verde brillante. Y como está estampado en tu foto, se convierte en la característica más visible de tu perfil. Cuando publicas un post en LinkedIn, comentas el post de otra persona o apareces en una búsqueda, la etiqueta Open to Work abraza implacablemente los contornos de tu cara. Está diseñada para difundir tu situación laboral al mayor número de personas posible.

Fue unos meses después de que LinkedIn introdujera este marco cuando empecé a buscar trabajo. Me pareció una función inteligente, pero no me imaginaba utilizándola. Había algo visceral e incongruente en el hashtag que enmarcaba mi amplia sonrisa, como si el hecho de que estuviera sin trabajo fuera lo más importante de mí. Sabía que no debía, pero a menudo me encontraba juzgando a antiguos compañeros de la universidad que lucían el banner. «Uf», pensaba. Deben de estar pasándolo muy mal. Era como echar un vistazo a un sufrimiento privado que yo no debía ver.

A muchos le preocupa que se les juzgue por señalar en LinkedIn que buscan empleo. 'Invita a muchas preguntas: ¿qué le habrá pasado? ¿habrá tenido problemas con RRHH? ?¿habrá agredido a un compañero?', expone una persona en búsqueda activa.
A muchos le preocupa que se les juzgue por señalar en LinkedIn que buscan empleo. ‘Invita a muchas preguntas: ¿qué le habrá pasado? ¿habrá tenido problemas con RRHH? ?¿habrá agredido a un compañero?’, expone una persona en búsqueda activa.

Matt Harrison Clough

Muchos solicitantes de empleo dicen que se sienten perfectamente cómodos utilizando el banner. Un científico de datos me comenta que no le avergüenza para nada. Una profesional del desarrollo empresarial dice que cree que las personas que lo consideran censurable están «ancladas en el pasado». Solo en julio, según LinkedIn, 40 millones de usuarios tenían en su perfil el Open to Work.

Pero la mayoría de las personas con las que he hablado se muestran dudosas. Algunos comparan la función con una letra escarlata, tatuada digitalmente en la cara en lugar de cosida al vestido. La cuestión es que puede amplificar el sentimiento de vergüenza que suele acompañar al desempleo. «Invita a muchas preguntas», afirma Dylan, el trabajador tecnológico despedido. «¿Qué ha hecho? ¿Tenía un problema con recursos humanos? ¿Ha agredido a alguien en el trabajo? ¿Ha pasado algo nefasto?», se imagina que puede preguntarse la gente. De momento, solo se lo ha contado a su madre y a sus amigos más íntimos. Para él, activar ese Open to work es motivo de vergüenza.

Una ejecutiva de contratación a la que llamaré Rachel se muestra más abierta sobre su situación. En cuanto la despidieron, habló con 100 de sus contactos para comunicarles que estaba buscando trabajo. Pero incluso ella ha dudado a la hora de utilizar el banner. No juzga a quienes lo usan, pero ha leído tantas cosas contra él en LinkedIn que no confía en que la ayude a conseguir empleo. Tiene la impresión de que es una etiqueta que se asocia a la desesperación, y puede jugarle en contra.

Un director de informática para el que utilizaré el pseudónimo Connor, también se dejó convencer por los comentarios en Internet. «La mayoría de las opiniones son en contra, porque los profesionales de RRHH no quieren empleados desesperados. Existe la creencia de que a los mejores empleados los contratan enseguida. Si activo el banner, estoy señalando que automáticamente no soy uno de los mejores y más brillantes», argumenta. Pero le amarga que utilizar el marco verde se asocie a una red flag. «Es extraño. Concluir ‘no podemos contratarte porque has avisado de que buscas trabajo’ es como decir ‘no podemos darte de comer porque has dicho que tienes hambre'», observa. 

Entonces, ¿tienen razón los solicitantes de empleo al suponer que los reclutadores les rechazarán por aparecer como desempleados en LinkedIn? Para mi sorpresa, solo uno de los ocho con los que hablé me ha dicho que el banner le hace dudar de un candidato, considerándolo un signo de «pasividad». Dos de ellos se han mostrado neutrales al respecto. El resto indica que sí se fijan en esta etiqueta. Algunos incluso utilizan LinkedIn Recruiter, una versión premium de la plataforma, para dar prioridad a los candidatos que tienen el banner. «Sé que si me acerco a ellos, es más probable que estén interesados. Tienden a ser más receptivos, más abiertos a hablar», explica un profesional de contratación. Además, suelen ser candidatos que están disponibles para entrevistas y pueden empezar un nuevo trabajo sin tener que avisar. «Eso me ayuda a mover mi proceso más rápidamente. Mis directores de contratación quieren que sus puestos se cubran inmediatamente», comenta otro reclutador.

Aún así, me he mantenido escéptica. Los estudios han demostrado que los reclutadores tienden a discriminar a los desempleados, respondiendo menos que a los que sí tienen trabajo. Los detractores del Open to Work suelen aconsejar a los candidatos que se alejen del banner ya que es un señal de alarma, de modo que he insistido mucho con este tema. Le he preguntado cosas como «¿estás seguro de que no juzgas a los trabajadores que tienen este marco en LinkedIn, aunque solo sea un poquito? ¿No te preocupa que estén sin trabajo por una buena razón?»

«Mi trabajo consiste en hacer preguntas, en averiguar por qué buscan empleo. Un buen profesional de RRHH no toma decisiones basándose en suposiciones. Hoy en día, sobre todo con los despidos, no se sabe por qué la gente se queda sin trabajo. Los despidos pueden ser totalmente aleatorios», me responde uno de los entrevistados dedicados a contratar personal.

Otra seleccionadora de personal detesta el rechazo al banner. «Hay mucha desinformación. Estos mensajes suelen venir de gente que nunca ha trabajado en selección de personal: son ‘gurús del coaching profesional’. Es lamentable, porque llega un punto en que los solicitantes de empleo no saben qué consejos escuchar», argumenta.

Personalmente, dudo que los expertos en contratación que defienden el banner sean minoría. En una encuesta realizada por Teal, fabricante de software para buscar empleo, solo el 9% dijeron que veían el banner de forma negativa. Y los propios datos de LinkedIn confirman que anima a los profesionales de contratación a ponerse en contacto con la persona. Según la plataforma, las personas que activan la señal privada tienen el doble de probabilidades de recibir un mensaje de un reclutador que las que no lo hacen. Y los que activan la señal pública casi triplican sus posibilidades. Cuanto más abierto seas a la hora de decir que necesitas trabajar, más probabilidades tendrás de conseguirlo.

En un panorama laboral lleno de miedo e incertidumbre, la etiqueta Open to work es un inoportuno recordatorio de que todos somos prescindibles

Si se ahonda más en el asunto, sin embargo, no son las contrataciones lo que preocupa a todo el mundo en LinkedIn. Al fin y al cabo, todos los solicitantes de empleo con los que he hablado que han decidido no utilizar el marco seguían enviando la señal privada a los posibles empleadores. En el fondo, sabemos que los reclutadores están formados profesionalmente para ser conscientes de sus prejuicios. ¿Pero nuestros compañeros? No tanto. La verdadera razón por la que no utilizamos el banner es que nos preocupa lo que piensen de nosotros nuestros amigos y compañeros. Si nos ven desesperados o se avergüenzan de nosotros, ¿no será menos probable que nos den la ayuda que necesitamos?

Ofer Sharone, sociólogo de la Universidad de Massachusetts Amherst, estudia el desempleo de larga duración entre los profesionales de élite. Para su libro The Stigma Trap (La trampa del estigma), preguntó a antiguos alumnos de una importante escuela de negocios qué harían si se pusiera en contacto con ellos un compañero para establecer contactos. Al principio, se mostraron deseosos de conectar. Pero cuando Sharone añadió que el graduado que buscaba establecer contactos llevaba un año en paro, de repente se mostraron reticentes.

«Es lamentable, pero te preguntas si está pasando algo», dijo un antiguo alumno a Sharone.

«No lo sé. Mi cinismo dice que muy pocas personas que son realmente buenas son despedidas, lo que probablemente sea un prejuicio injusto», señaló otro.

Sharone ha descubierto que esta actitud está muy extendida en la cultura estadounidense. «No se trata solo de los antiguos alumnos. Todo el mundo en nuestra sociedad tiene este prejuicio inconsciente contra alguien desempleado», reflexiona.

El estigma, dice, es un reflejo de lo precario que se ha vuelto el lugar de trabajo moderno. En los años 50 y 60, las empresas casi nunca despedían a directivos. Para ser despedidos, los profesionales tenían que ser muy malos en su trabajo o hacer algo fuera de lo normal. Pero hoy en día, las élites están empezando a aprender lo que los trabajadores ya saben por larga y amarga experiencia: que puedes perder tu trabajo en cualquier momento, por cualquier razón, o por ninguna razón en absoluto. Para los que tienen un título universitario, dice Sharone, evitar a los desempleados es un mecanismo de supervivencia, una forma de convencernos de que se puede sobrevivir en un mar creciente de cartas de despido.

«Cuando alguien con estudios universitarios, cualificado y con experiencia se queda en paro, da miedo. Eso podría significar que cualquiera podría estar en paro, incluso uno mismo. Así que la forma de evitar esa conclusión y mantener la calma es pensar: ‘Bueno, quizá esa persona hizo algo mal'», comenta Sharone. Preferimos culpar al individuo que al sistema, porque culpar al sistema implica aceptar la realidad de que, hagamos lo que hagamos, mañana podríamos perder nuestro medio de vida. En un panorama laboral lleno de miedo e incertidumbre, la etiqueta Open to Work es un inoportuno recordatorio de que todos somos prescindibles.

Para hacerme una idea de primera mano de lo que se siente al utilizar el banner, me obligué a hacer lo que evitaba en mi búsqueda de empleo hace cuatro años: activar el mío. Desde el principio me sentí muy incómoda y estuve tentada de quitarlo. ¿Qué pensaría la gente de mí si me viera en paro? ¿Me compadecían en secreto? ¿O peor aún, me juzgaban?

No había forma de saberlo con certeza. Con el paso de las semanas, nadie que conociera hizo comentarios sobre mi nueva situación, salvo un compañero que estaba preocupado porque había dejado Business Insider. Tampoco tuve noticias de ninguna empresa, lo que fue, lo admito, un golpe para mi ego. En su lugar, recibí un misterioso mensaje de alguien de una empresa de la que nunca había oído hablar que promocionaba «una increíble oportunidad de negocio». Me dijeron que podía obtener más información en una sesión informativa en Zoom.

A largo plazo, la única forma de superar el estigma del desempleo es atravesar el silencio que lo rodea.
A largo plazo, la única forma de superar el estigma del desempleo es atravesar el silencio que lo rodea.

Matt Harrison Clough para Business Insider

Al parecer, es una experiencia común entre los usuarios de LinkedIn que despliegan el banner. Uno de ellos me dijo que recibió muchos mensajes de reclutadores que le ofrecían contratos de trabajo mal pagados para los que estaba sobrecualificado. También recibió al menos una estafa en la que le pedían su número de la Seguridad Social. Otro demandante de empleo recibió mensajes de redactores de currículums que promocionaban sus servicios; uno de ellos le ofreció una tarifa de 6.000 dólares. (casi 5.500 euros).

Aun así, cuando no tienes trabajo, merece la pena valorar un montón de propuestas no deseadas en busca de la oportunidad adecuada. El científico de datos con el que hablé me dijo que el banner le había llevado a dos entrevistas de trabajo, incluida una con el CEO de una startup. Y a la directora de desarrollo empresarial con la que hablé le fue aún mejor. No solo activó el banner de Open to Work, sino que publicó unas cuantas líneas explicando lo que buscaba. La respuesta fue rápida. Algunos conocidos compartieron su publicación en sus redes; antiguos compañeros y clientes la presentaron a personas de sus empresas que estaban contratando personal. Le hicieron varias entrevistas y en pocas semanas consiguió trabajo. El propietario de la empresa era un contacto de LinkedIn que se puso en contacto con ella tras ver su publicación.

Todo esto sugiere que, dejando a un lado el estigma, estás perdiendo oportunidades si no activas el banner público. Los datos de LinkedIn muestran que quienes lo hacen reciben un 40% más de mensajes de LinkedIn Recruiter que los que solo activan la función privada. (Un reclutador me dijo que consideran más serios a los candidatos públicos que a los privados, muchos de los cuales ya tienen trabajo y solo buscan algo mejor). Y las empresas más pequeñas no pueden permitirse la cara versión premium de LinkedIn, que cuesta miles de dólares al año. Si quieres que te vean los pequeños, tienes que desplegar la bandera pública.

Y lo que es aún más importante, los solicitantes que se limitan a la función privada se están perdiendo las pistas que podrían obtener de antiguos compañeros y clientes: las personas que ya saben lo buen empleado que serías. Claro que algunos de tus contactos pueden ser críticos en privado y negarse a ayudar, como ha descubierto Sharone. Pero otros que conoces estarán encantados de echar una mano. Al fin y al cabo, en esta nueva era de despidos interminables, todos tenemos un interés común en ayudar a nuestros amigos y compañeros de trabajo, porque, tarde o temprano, puede que seamos nosotros los que necesitemos ayuda. Según una estimación, el 40% de los estadounidenses han sido despedidos al menos una vez en su vida. Si las cosas siguen como van, es probable que esa cifra aumente significativamente en los próximos años, especialmente entre los profesionales más cualificados.

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Esto no quiere decir que la función Open to Work sea una solución rápida para la búsqueda de empleo. En última instancia, la estrategia más eficaz consiste en establecer contactos personales a la antigua usanza, lo que requiere mucho más tiempo y esfuerzo que pulsar un interruptor digital. Pero en las profundidades del desempleo, cada salvavidas cuenta. Entiendo que sea incómodo hacer pública tu situación. Yo me sentí aliviada al desactivar mi banner al cabo de unas semanas, y me imagino lo que es que todo el mundo esté pendiente de tu petición de ayuda durante meses. Pero cuando lo que está en juego es tan importante como tu carrera, las ventajas merecen la pena por mucha vergüenza que pueda causar.

Además, a largo plazo, la única manera de superar el estigma social del desempleo es romper el silencio que lo ha rodeado durante tanto tiempo. Hace siete años, tras las acusaciones contra Harvey Weinstein, miles de mujeres empezaron a compartir sus propias experiencias de mala conducta en el lugar de trabajo. La oleada resultante hizo que hablar de acoso y agresión sexual dejara de ser tabú. Tal vez, con #opentowork, podría ocurrir algo similar con lo que supone quedarse en el paro.

«Todavía no hemos tenido un momento #metoo sobre los despidos. Pero si esto despega, creo que podría eliminar parte del estigma», dice Sharone.

En otras palabras: trabajadores del mundo, ¡sed abiertos! No tenéis nada que perder, salvo vuestra vergüenza.

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Etiquetas: Trending, Redes Sociales, linkedin, Trabajo, Ofertas de empleo

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