Es la malformación genética más común de la pared torácica y afecta aproximadamente a uno de cada 300 recién nacidos.
El Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario de Badajoz ha implantado, por primera vez en Extremadura, una prótesis de silicona en un paciente que padece la malformación genética denominada ‘pectus excavatum’ y conocida como ‘tórax hundido’.
Esta patología consiste en una flacidez o desplazamiento del esternón y cartílagos costales, que provoca una disminución de la distancia entre el esternón y la columna, y forma una depresión en el tórax que le da un aspecto hueco o cóncavo.
Es la malformación genética más común de la pared torácica, afecta aproximadamente a uno de cada 300 recién nacidos, y en casos severos puede causar dificultad respiratoria y alteraciones cardíacas como resultado de la compresión y desplazamiento de los músculos cardíacos y pulmonares.
Uno de cada 300 niños
En los casos en los que el hundimiento del pecho es leve o moderado, aunque no tiene consecuencias físicas graves, la alteración estética que produce suele ocasionar problemas psicológicos en los afectados, generalmente niños o jóvenes, que rechazan la vida social por miedo o vergüenza. para mostrar su malformación en público.
El tratamiento más utilizado hasta el momento es la cirugía mediante procedimientos mínimamente invasivos, en los que mediante la realización de pequeñas incisiones en las caderas y con control de video-toracoscopia, se coloca una barra metálica detrás del esternón y los cartílagos costales para reposicionar las estructuras óseas.
Los principales inconvenientes de esta técnica quirúrgica son el considerable dolor postoperatorio que provoca, y que unos dos años después de la implantación de la prótesis es necesario reintervenir al paciente para retirarla, lo que en ocasiones provoca una recidiva del pectus excavatum.
Además, en pacientes mayores de 20 o 30 años, las estructuras óseas del tórax pierden elasticidad y presentan cierto grado de rigidez, lo que dificulta el reposicionamiento del esternón y las costillas mediante la colocación de este tipo de barras metálicas.
Para intentar solucionar estos inconvenientes, la industria especializada ha introducido recientemente prótesis de silicona diseñadas individualmente para cada caso, que ofrecen importantes ventajas frente a las metálicas.
Ventaja
Antes de realizar la prótesis, es necesario realizar una tomografía computarizada de tórax al paciente, que sirve para determinar con precisión la morfología y el grado de colapso del esternón con el fin de procesarlo con las medidas exactas para que la corrección de la pectus es adecuado.
Ya en quirófano, a través de una pequeña incisión de apenas 4 o 5 centímetros en la parte anterior del tórax, se implanta la prótesis entre el tórax óseo y los músculos pectorales del paciente.
Con este tipo de prótesis, al no haber ningún elemento metálico en contacto con los huesos, los pacientes presentan poco dolor postoperatorio y el alta hospitalaria se puede realizar dos o tres días después de la cirugía. Además, desde el punto de vista estético, los resultados son muy satisfactorios.
El equipo del Servicio de Cirugía Torácica del hospital de Badajo realizó hace tan solo unos días la primera cirugía con este nuevo tipo de prótesis con la colaboración de Ramón Moreno Balsalobre, médico del Hospital de la Princesa de Madrid, que es uno de los cirujanos torácicos con más experiencia en este campo en nuestro país.
El paciente intervenido está teniendo una buena evolución postoperatoria y el equipo quirúrgico valora muy positivamente los resultados de la operación, por lo que se propone seguir utilizando este nuevo tipo de prótesis de silicona en los casos en que esté indicado.
Comments