Las imágenes están encriptadas y serán destruidas después de tres meses a menos que haya un caso judicial abierto.
BARCELONA, 9 de mayo. (PRENSA EUROPA) –
La Guardia Urbana de Barcelona incorpora desde este miércoles 150 dispositivos de seguridad y grabación, que se irán incorporando paulatinamente, para permitir a los agentes presenciar directamente las actuaciones policiales.
Así lo ha asegurado este lunes en rueda de prensa el teniente de alcalde de Seguridad y Prevención del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, junto con la directora de Seguridad y Prevención, Maite Casado, y el jefe de la Guardia Municipal, Pedro Velázquez.
Ha explicado que estas 150 cámaras -con un presupuesto de 385.000 euros- las portarán inicialmente en el chaleco los mandos de la Unidad Territorial de Ciutat Vella de la ciudad, la Unidad de Emergencias y Refuerzo de Proximidad (Urep) y la Unidad Central de Tráfico de la Guardia Urbana , aunque posteriormente se despliegan 18 unidades más.
Batlle ha asegurado que en una primera fase se integrarán 43 cámaras ya mediados de junio se irán sumando las demás hasta llegar a las 150.
“La integración de estas cámaras es una apuesta de la Guardia Urbana por la transparencia, la seguridad jurídica y las garantías para los ciudadanos y agentes y que se haga cumpliendo las garantías legales y los protocolos de imagen”, ha añadido.
30 SEGUNDOS ANTES
Por su parte, Velázquez explicó que las cámaras registrarán constantemente la actuación policial y que los agentes activarán las cámaras cuando se produzca una actuación policial con incidentes graves en el espacio público, cuando peligre la seguridad de los ciudadanos o cuando se haya producido una infracción penal. – las personas siempre avisan que están grabadas – y pueden restaurar los 30 segundos antes del inicio de la grabación.
Asimismo, explicó que las imágenes grabadas son encriptadas y una vez grabadas, los agentes deben enviarlas a la Dirección General de Gestión de Seguridad en un plazo de 24 horas.
Por su parte, Casado ha afirmado que estos dispositivos fueron validados en una prueba piloto en 2019 y que las imágenes serán destruidas a los tres meses de ser tomadas «salvo que se presenten ante un juez como prueba de un delito».
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