Los narcos gallegos hacen sus barcos en Portugal para eludir la ley española que los prohíbe
JAVIER ROMERO
El gobierno español aprobó en 2018 el Real Decreto Ley 16/18, que regula la posesión, fabricación y reparación de embarcaciones de más de ocho metros de eslora y con una potencia de 150 kilovatios (aprox). Pero hizo la ley, hizo la trampa. Pronto entró en vigor una máxima del narcotráfico: si se empuja en un extremo, se cede en el otro. La ruta de escape en este caso está en Portugal, falta de normativa que restrinja el uso y montaje de estos barcos. A cambio, los narcotraficantes gallegos, sus reconocidos constructores de planeadores y los experimentados pilotos del país vecino han seguido llenándose los bolsillos.
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