Vine a Galicia a recoger testimonios para el juzgado penal

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Vine a Galicia a recoger testimonios de víctimas de la dictadura de Maduro para ser presentados ante la Corte Penal Internacional por violaciones de derechos humanos, dice Leopoldo López en la sede de la Federación de Venezolanos en Galicia en Vigo, donde se reunió ayer por la tarde con miembros de la Junta que lo invitó antes del encierro.

No sé si fue multado o violado una regla por venir a trabajar. Así justifica el líder antichavista Leopoldo López su presencia en Cambados, donde fue identificado el martes por la policía local mientras comía en una terraza con su familia y amigos.

Entre sus compañeros se encontraba el ex embajador de España en Venezuela, Jess Silva Fernández, quien dio refugio a López en la embajada de Caracas y fue liberado en noviembre luego de que el político venezolano lograra huir a Colombia, desde donde voló a Madrid.

Es posible que los dos se reunieran en la casa que posee el ex embajador en la playa de O Grove, en la polémica urbanización de Os Raeiros, que se encuentra en proceso de demolición. Sea como fuere, el martes eligieron el pueblo de Albario para la cena y la sobremesa, que los ahogó hasta la muerte. La Policía, al igual que otros clientes, pidió su identificación como parte de los controles de rutina que se realizaban en las terrazas de la ciudad durante la pandemia y aunque López y Silva aportaron documentos para justificar su presencia en Galicia, los agentes decidieron abrir un expediente por no Cumplimiento de la normativa de movilidad, que ahora se envía a la Xunta para valorar si existe o no sanción por este motivo. Si me sale la sanción, apelaré, dice López, quien explica que esta semana trabajará con el colectivo venezolano porque la organización de la asociación en Galicia y la de los jubilados es un ejemplo de que queremos exportar a Venezuela los colectivos de toda Europa. Añadió que no había visto el mar en ocho meses desde que se refugió en Madrid, donde trabajaba como líder opositor en el exilio.

La foto del político venezolano sentado en la terraza de la Taberna de Triana fue distribuida por los grupos Wasap de la ciudad. Desde entonces, Cambados no ha hablado de otra cosa. En el bar donde se llevaron a cabo los eventos, les aseguraron que no tenían constancia de quién era su cliente popular hasta que el asunto se difundió en Internet. Lo que no la sorprendió fue que la policía se acercaba a su terraza porque este tipo de controles son comunes.