Extremadura

Una patata mal hecha | Hoy dia

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Juan Ignacio es un colega asturiano. Enseña en Cáceres, pero antes trabajó y tuvo relaciones con los periódicos de su tierra. Le gusta la prensa local y cuando se le asigna a una ciudad, lo primero que hace es leer los periódicos locales para asimilar las idiosincrasias únicas de la ciudad en la que vive. El otro día Juan Ignacio me preguntó si mi suegra realmente existe o es un personaje de ficción.

He tenido que responder a esta pregunta muchas veces. Los lectores de esta contraportada creen que no hay suegras como la mía, por eso, deducen, me inventé una madre política para poder meterse en la boca historias, chistes y curiosidades. Llega al punto en que, últimamente, en reuniones, presentaciones, galas y otros eventos sociales, en lugar de preguntarme por mi salud o mi estado de ánimo, me preguntan por mi suegra.

Ella, a todo esto, no se detiene. Lee artículos en los que aparece como si estuviera leyendo sobre otro y no comenta, ni molesta, ni irrita. Asumió su rol con profesionalidad y lo aborda todo. Aunque lo más importante para mí es que sigue siendo un flujo incesante de información, anécdotas y puntos de vista.

Esta noche toda la familia volverá a reunirse para cenar con ella y, tras el turrón, se tomará su copa navideña de un aguardiente de hierbas digestivas que ya debe estar disipado ya que solo lo toma en Nochebuena. Hablaremos más tarde y, si tenemos suerte, mi suegra usará su vena irónica para describir a los personajes de 2021 con expresiones tan populares y precisas como divertidas.

Mi colega Juan Ignacio me preguntó si mi suegra era un hecho o una ficción a raíz de un artículo sobre la referencia de mi suegra a las mujeres de nalgas bajas y piernas cortas, que en su ciudad natal, Aldea del Cano, eran cruelmente descritas y descritas. devastador como los pollos ‘espalda’.

Pero hay calificadores más populares del tipo que usa y los encuentro tan extraordinarios como ingeniosos. Por ejemplo, cuando una niña cojea salvajemente y parece no controlar sus movimientos, mi suegra dice que parece una yaca «aterradora». La verdad es que cuando hablas en casa de una persona popular o de alguien que conoces y mi suegra empieza a describir, dejo de comer y estoy lista para pasar un poco de alegría y sorpresa por su habilidad para dibujar con precisión con solo palabras.

Por ejemplo, mi suegra usa mucho los pájaros para referirse a las personas. Además de las gallinas, también recurre a los gallos. Así, un hombre pequeño y delgado, pero decidido y feroz, será una gallina de Pepe y el equivalente de la gallina «retroceso» en el macho sería el potro de perdiz, aunque el potro sería más regordete que la gallina y caminaría con sí mismo – confianza, como si siempre tuviera prisa.

En el ámbito femenino, cuando una mujer es pequeña, pero presuntuosa, sedosa y tierna, el calificativo que le corresponderá será el de un gatito. «Parece un gato», dice mi suegra y no necesita decir más para entender. Llegados a este punto, me sorprende que mi suegra y las mujeres de su generación usen a menudo adjetivos divertidos para referirse a «nunca genial». Es decir, nunca dicen nada de un hombre de dos metros que no sea muy alto, sino de un niño y suelen decir que es como un llavero.

Incluso si lo peor es cuando la suerte no ha sido amable con tu físico. No dirán de ti que eres feo o loco, sino que pareces una papa mal hecha. Como ves, mi suegra es real, pero es mejor que no la conozcan, por qué no describirlos. Feliz Navidad.


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