Extremadura

«Los educadores sociales quieren formación para prevenir suicidios»

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De la salud mental, que incluye el suicidio, el consumo de drogas, el acoso, la violencia de género o la homofobia. «La mayor parte de los problemas de la sociedad se trasladan a los jóvenes y nosotros tratamos de ayudar desde las instituciones», resume Estrella Rodríguez Báez, educadora social con más de 17 años de experiencia -ahora en el instituto Arroyo Harnina de Almendralejo- que dice ser una estatus profesional educativo, no administrativo y de servicios, el estatus que tienen actualmente.

Según él, en ocasiones esta condición laboral los deja con las manos atadas a la hora de acceder a todos los recursos existentes. “Durante el encierro había instrucciones para todos menos para nosotros, que no podíamos comunicarnos con los alumnos a través de la plataforma Rayuela”, pone como ejemplo esta educadora social que pertenece a Apeixex (Asociación Profesional de Educadores Sociales de Enseñanza Secundaria de Extremadura), creada en 2018.

Como antecedente, recordar que su figura en los institutos de secundaria de la región se remonta a 2002, cuando se suprimió la EGB y los adolescentes comenzaban el bachillerato dos años antes y la Junta de Extremadura fue pionera en introducir nuevos perfiles en estos centros escolares. Eran tiempos en que el uso de teléfonos celulares aún no estaba muy extendido y las drogas eran la amenaza más visible que enfrentaban los jóvenes. A lo largo de dos décadas, la cartera de servicios del educador social ha crecido y se ocupa de todo, desde temas relacionados con el ausentismo, sobre todo, hasta la resolución de conflictos.

Por el camino, las redes sociales han irrumpido con los riesgos que conllevan y su última tarea es coordinar planes de igualdad, pero si ahora hay vigilancia de su colectivo, Rodríguez apunta a los suicidios en adolescentes. «El problema -dice Estrella Rodríguez- es que es un tema del que no se habla y que hace falta formación, tanto para los docentes como para los educadores sociales. Necesitamos formación en salud mental, cada vez hay más casos de niños con trastornos y drogas y no siempre sabemos cómo proceder. Para mí es un reto aprender a prevenir el suicidio en los centros, la tercera causa de muerte en estos tiempos».

El otro gran reto de su grupo -continúa esta educadora social- son las redes sociales. “Hay de todo, desde violencia de género hasta acoso o educación sexual donde hay mucho trabajo por hacer”.

Pandemia y ansiedad

Por otro lado, dice que la pandemia actual está ejerciendo presión sobre todos los sectores de la población y los adolescentes no son extraños. “En los últimos dos años nunca habíamos tratado tantos casos de ansiedad y trastornos mentales entre los 12 y los 16 años. Muchos tenían miedo de contraer el Covid y si notaban algún síntoma sufrían ataques de ansiedad. Son más sensibles y vulnerables, manifestándose en lágrimas o temblores al realizar los exámenes. Últimamente ha habido más aislamiento, la adolescencia es el momento en que los amigos son más importantes y los adultos animan que los estudiantes no salgan de casa. Han pasado por un mal momento y no tiene nada que ver con estar conectados por celulares porque nada reemplaza un abrazo, una mirada o una risa en persona.

Cooperación

En general, Estrella Rodríguez señala que la actitud de los padres es colaborativa salvo en dos cuestiones: los casos de bullying y las conductas contrarias a las normas de la facultad. “Allí los padres se colocan al frente la mayor parte del tiempo y no estoy de acuerdo con la opinión del centroderecha. Además, observo que inmediatamente han escuchado la palabra ‘denuncia’ y quieren acudir a la Policía oa la Guardia Civil en lugar de resolver el conflicto por la mediación”.

Esta educadora dice que gran parte de su trabajo se basa en intentar llegar a acuerdos. “Por eso es importante que se nos proporcionen herramientas y que seamos considerados personal docente. Nuestra petición, que ya trasladamos a la Junta Directiva, no tiene que ver con el salario sino con impedirnos capacitarnos, reconocer esos créditos y darnos herramientas para trabajar en primera línea. Tenemos nuestro título, hemos hecho nuestra oposición y no somos personal administrativo y de servicios, sino educadores”, dice Rodríguez.

«Cada vez hay menos miedo a revelar la orientación sexual»

Estrella Rodríguez afirma que la homofobia aún existe en las escuelas secundarias, pero al mismo tiempo ha observado menos complejidades en los adolescentes para expresar su identidad sexual. “Cada vez hay más casos de estudiantes con problemas de identidad sexual y aunque todavía hay homofobia, hoy expresan su orientación sexual antes y con menos miedo. No quiere decir que cada vez haya más tolerancia, pero sí que el ser gay se ha normalizado más, se lleva más como un orgullo y no se oculta tanto porque se ha hecho mucha campaña al respecto.

En las dos décadas en las que fue educadora social, también vio una evolución de los padres en este ámbito: «Están más abiertos a diferentes opciones. Pocos hablan de eso en el centro porque muchos alumnos no tienen un conflicto, y los que lo tienen, sus padres no lo hablan directamente, pero en general los padres cada vez son más tolerantes y abiertos”, dice.


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